viernes, 7 de diciembre de 2018

¿LA MUJER PUEDE ENSEÑAR EN LA IGLESIA? 1 TIMOTEO 2:8-15



La Conducta Apropiada en la Iglesia según 
1 Timoteo 2:8-15

Cap. 2: v.8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.
9 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
11 La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;
14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
15 Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Introducción
Las instrucciones que Timoteo recibió de Pablo en 1 Timoteo 2:8-15 se han discutido repetidamente. Cada lado en el debate acerca de la mujer y el ministerio ha enfocado el pasaje a su propia manera. En este capítulo mi propósito es presentar una interpretación del pasaje que mantenga la integridad y la autoridad de la Escritura, y que a la vez tome en cuenta el contexto del pasaje.

Los principios hermenéuticos que se siguen en este estudio son los que normalmente siguen los eruditos del pensamiento y doctrina de la reforma; sin embargo, dos de ellos precisan reafirmación. El primero sostiene la unidad de la Escritura; es decir, el mensaje de la Escritura es uno. El mensaje de la Biblia, correctamente interpretado, no nos dice en un lugar que hagamos una cosa y en otro lugar que hagamos lo contrario[1]. Para entender los textos difíciles, debemos estudiar el mensaje completo de la Escritura, con la ayuda de los pasajes claros para entender los que no son tan claros.[2] De modo que se debe interpretar 1 Timoteo 2:8-15 a la luz del resto de la Escritura.

El segundo principio afirma que un texto se debe entender dentro de sus contextos[3]. Así, el estudio de un pasaje debe tomar en cuenta los diferentes entornos de esos versículos. Si a éstos se los considera “círculos concéntricos”, el más lejano es el de la Biblia completa; luego sigue hacia adentro el del Nuevo Testamento. El más cercano al texto es el de la epístola misma[4]. En tanto que respeta los dos primeros contextos, ya discutidos en otras partes de este blog, este artículo se concentra en el contexto específico de las epístolas a Timoteo.

El contexto del pasaje

El estudio contextual de 1 Timoteo 2:8-15 exige tomar en cuenta el propósito de la epístola, que algunos autores llama de la “intencionalidad del autor”[5]. Además, se debe prestar atención a la situación dentro de la iglesia, así como también a la situación religiosa de Éfeso.

El propósito de 1 Timoteo

En 1 Timoteo 1:3 y 3:14-15 Pablo traza parcialmente el propósito de su epístola. Sus instrucciones debían ayudar a Timoteo y a la iglesias de Éfeso a saber cómo debían conducirse “en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente”. Sin embargo, el impacto completo de la intención de Pablo se obtiene del estudio de la epístola en su totalidad.

En las epístolas a Timoteo, Pablo está claramente interesado en la enseñanza. El verbo griego didaske y su familia de palabras aparecen 20 veces. Pablo habla de su propio ministerio de enseñanza (1 Ti 2:7; 2 Ti 1:11), de la enseñanza de Timoteo (1 Ti 4:11, 3, 16; 6:2; 2 Ti 4:2), y de la enseñanza de los líderes de la iglesia (1 Ti 3:2; 5:17; 2 Ti 2:2, 24).

Sin embargo, su mayor preocupación tiene que ver con las falsas enseñanzas y los falsos maestros. De acuerdo con 1 Timoteo 1:3, Pablo había dejado a Timoteo en Éfeso precisamente para que detuviese a los que enseñaban doctrinas falsas. Estos maestros estaban ocupados con “fábulas y genealogías interminables”, fomentando “disputas más bien que edificación de Dios que es por fe”. Al desviarse de la verdad, “se apartaron a vana palabrería”, “sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman” (1 Ti 1:4-7). Se puede, entonces, asegurar que el propósito de Pablo al escribir 1 Timoteo era el de dar instrucciones sobre cómo Timoteo podría tratar con las falsas doctrinas y los falsos maestros[6].

El ambiente de la iglesia

La situación en la iglesia de Éfeso dejaba mucho que desear. Ya en Hechos 20:29-30 (que narra eventos que ocurrieron alrededor del año 58 de la era cristiana), Pablo había advertido a los ancianos efesios: “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras de sí a los discípulos”. La primera carta a Timoteo (escrita quizás alrededor del año 64 d.C.) muestra que su predicción ya se había cumplido dentro de muy pocos años. Quizá la razón de la última advertencia a la iglesia de Éfeso en Apocalipsis (escrito probablemente en la última década del siglo primero), “Has dejado tu primer amor” (Ap 2:4), está relacionada con la infiltración de estas falsas doctrinas.

No se dan los nombres ni de la herejía de Efeso ni de sus líderes. El carácter de esta doctrina falsa se debe deducir del texto. La enseñanza espuria “no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ti 6:3). Pablo sostiene que sus propagadores están envanecidos y no saben nada, que tienen un interés mórbido por “cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad” (1 Ti 6:3-5). Entre otras cosas, estos maestros “prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1 Ti 4:3).

Pablo advierte a Timoteo sobre el origen de las falsas doctrinas: nacen de “espíritus engañadores” y “doctrinas de demonios”. El consejo termina: “Desecha las fábulas profanas y de viejas” (1 Ti 4:1-7). La primera epístola concluye con un llamado conmovedor: “Guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe” (1 Ti 6:20-21).

La segunda carta a Timoteo, la última epístola de Pablo (escrita alrededor del año 66), usa un lenguaje aún más fuerte; es evidente que los falsos maestros todavía están perturbando a la iglesia. El apóstol advierte a Timoteo: “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena” (2 Ti 2:16-17). Sólo unos pocos versículos más adelante, previene: “Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas” (2 Ti 2:23). La advertencia final concierne a personas que “no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Ti 4:3-4).

Las mujeres de la iglesia no están exentas de las actividades de los falsos maestros. Son seducidas por quienes “se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2 Ti 3:6-7). Las mujeres no sólo son descarriadas por los falsos maestros, algunas “también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran” (1 Ti 5:13), evidentemente difundiendo la falsa doctrina. Las fábulas “profanas” de 1 Timoteo 4:7 son literalmente fábulas “de viejas”.

En resumen: La enseñanza es profana, tiene que ver con fábulas y genealogías, involucra y promueve la especulación, contiene elementos del ascetismo (como prohibir el matrimonio), y tiene un efecto negativo sobre los creyentes, ya que causa discusiones inútiles y finalmente el alejamiento de la verdad. Las mujeres son en cierta manera especialmente vulnerables a estas falsas doctrinas.

El trasfondo religioso de Efeso

Tres sistemas se destacaban en el escenario socio-religioso de Efeso en la segunda parte del siglo primero de la era cristiana. El primero era la adoración pagana de la diosa madre, llamada en Efeso, Artemisa o Diana. El segundo era el judaísmo, mientras que el tercero era el gnosticismo incipiente.

Artemisa de Efeso. 

En Hechos 19:23-41 Lucas registra el “disturbio” de los plateros y el populacho de Efeso en apoyo de Artemisa, “a quien venera toda Asia, y el mundo entero”. A Diana de Efeso la llamaban virgen, no porque fuera realmente virgen, sino porque no se había sometido a un esposo: “Ningún lazo ataba a Artemisa a varón alguno al que ella debía reconocer como amo”[7]. Su culto requería una multitud de sacerdotes y sacerdotisas, así como otros asistentes. Todos los años, el mes de Artemisión se dedicaba en especial a la diosa, con rituales de adoración, así como competencias atléticas, de teatro y musicales. La ciudad prosperaba con el culto de Artemisa; sus habitantes no podían permanecer insensibles al culto de la Gran Madre. Las mujeres eran atraídas en especial a su adoración porque se la percibía como “casta, hermosa e inteligente”, lo que satisfacía las necesidades de las adoradoras[8]. El poder supremo del culto lo asumía una sumo sacerdotisa. De esta manera, el templo de Artemisa y el culto de la diosa hicieron de Efeso “el bastión y baluarte de los derechos de las mujeres”[9].

Se deben considerar los cuentos y fábulas como parte del contexto cultural efesio. Muchos de los mitos griegos más populares estaban ubicados en Asia Menor; sin lugar a dudas, éstos eran contados una y otra vez. El género de la fábula también se desarrolló en Asia Menor, con Esopo, quien entretenía a Creso de Lidia con sus cuentos de animales que exhibían características humanas. Éfeso figura en forma prominente en las novelas antiguas, tales como la Historia efesia de Jenofonte (siglo IV a.C.), en base a la cual Shakespeare escribió su Romeo y Julieta. Horacio (65–8 a.C.) hizo notar que las mujeres ancianas que contaban mitos e historias eran extraordinariamente capaces de modificar el material de acuerdo con la situación[10]. Los autores clásicos advirtieron que en tanto las madres y niñeras por lo general contaban sus cuentos para entretener, estos cuentos también contenían ingredientes teológicos que servían para formar la opinión religiosa[11].

En la costa occidental del Asia Menor había una tradición de mujeres dominantes. Entre los cuentos conocidos en el área estaba el de las amazonas, mujeres guerreras que dominaban a los hombres[12]. Estrabón (c. 64 a.C.–c. 23 d.C.) afirma que estos cuentos circulaban en Asia Menor en sus días, no necesariamente como leyendas sino como historia[13]. Por ejemplo, Artemisia de Halicarnaso había luchado junto a Jerjes –como comandante de cinco barcos y como consejera de Jerjes– en la batalla naval de Salamina, dejando a los griegos con la humillación de haber sido superados por una mujer[14]. En la tradición de Hércules y Onfale, Hércules fue forzado a ser esclavo de la reina de Lidia y a manejar la lanzadera y la rueca. El ser esclavo de una mujer produjo su purificación[15]. En un himno (primera parte del siglo II d.C.) a Isis, quien a menudo se identificaba con Artemisa, se declara que la diosa dotaba a las mujeres de poder igual al de los hombres[16].

Judaísmo. 

Aunque el judaísmo del siglo primero no era de ninguna manera monolítico, los privilegios religiosos de las mujeres estaban limitados en su mayoría al hogar; en el templo de Jerusalén las mujeres estaban confinadas al patio de las mujeres. Mientras que Ben Azai dijo que “un hombre debe enseñar a su hija la Torá”, Rabí Eliezer ben Hircano afirmó que enseñarle la Torá a una hija era equivalente a enseñarle lascivia (Misná, Sotah 3:4). Otra regla estipulaba que “una mujer no puede ser maestra de escribas” (Misná, Qidd. 4:13). Hacia el final del siglo primero de la era cristiana, Josefo pudo afirmar que “la ley dice que la mujer es inferior al hombre en todo respecto”[17].

Filón de Alejandría (c. 20 a.C.–c. 50 d.C.) introdujo en el judaísmo nociones helenísticas sobre Eva, a quien asocia con la sabiduría y la vida. Filón hace que figuras femeninas como Sara, Rebeca y Séfora traigan iluminación divina a sus esposos y que Eva dirija “luz concentrada” a la mente de Adán para “dispersar la niebla”[18].

El Apocalipsis de Adán, una obra pseudoepigráfica que contiene teología gnóstica y puede datar del siglo primero d.C., repite este tema y afirma que Eva le enseñó a Adán “el conocimiento del Dios eterno”[19]. De este modo algunas líneas del judaísmo del siglo primero constituyen un puente al gnosticismo.

Gnosticismo. 

El gnosticismo floreció en el mundo mediterráneo desde el siglo segundo hasta el quinto. Los manuscritos de Nag Hammadi (Egipto) son del siglo cuarto, pero contienen materiales anteriores. Sin lugar a dudas, hay evidencia de que las ideas gnósticas comenzaron a circular ya en el siglo primero. Pablo amonestó a Timoteo a evitar “las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia [gnosis]” (1 Ti 6:20). Si los puntos de vista disidentes que se asoman en las epístolas pastorales son reflejos de ideas gnósticas posteriores, dos aspectos de la teología gnóstica parecen ser relevantes en la carta de Pablo a Timoteo: la parte de Eva en la creación de Adán y la denigración de la femineidad. 

Ejemplos de declaraciones gnósticas sobre la parte de Eva en la creación muestran la tendencia a exaltar a Eva. Adán se dirige a Eva: “Tú eres quien me ha dado vida”[20]. Se dice que Eva “introdujo su aliento en Adán, que no tenía alma”[21]. Eva (Zoe) es la que enseña a Adán “sobre todas las cosas que están en el octavo cielo”; ella descorre “el velo que estaba sobre su mente”[22]. Finalmente Eva se declara la “madre de mi padre y la hermana de mi esposo… a quien yo di a luz”[23].

Los escritos gnósticos de Nag Hammadi muestran repetidamente una valoración negativa de la femineidad. En el Evangelio de los Egipcios (comienzos del siglo II), Jesús anuncia: “Vine a destruir las obras de las mujeres”. Luego señala que la muerte prevalecerá en tanto las mujeres den a luz niños, a lo que Salomé responde: “Entonces he hecho bien en no engendrar a ningún niño”[24]. Según el Evangelio de Tomás (c. 140 d.C.), Pedro quiso echar a María “porque las mujeres no merecen vivir”. Entonces Jesús le ofreció convertirla en un hombre, “porque toda mujer que se convierta en hombre entrará al reino de los cielos”[25]. Se ve a la femineidad como un defecto; la salvación viene a través de la masculinidad, o aún mejor, a través de la eliminación de toda sexualidad[26]. Otro de los escritos gnósticos convoca a los creyentes a “huir del cautiverio de la femineidad y elegir para sí mismos la salvación de la masculinidad”[27].

Epifanio (c. 315-403) cuenta de un grupo gnóstico, odiado por la iglesia de Éfeso y que alborotó a la de Pérgamo (Ap 2:6, 15), a quienes llama sucesores de los nicolaítas. Estos rechazaron el matrimonio y se opusieron a engendrar niños, practicando el coitus interruptus y aun el aborto[28].

Hasta cierto punto, estas tres corrientes religiosas principales interactuaban, influyéndose mutuamente. De este ambiente mixto procedían las mujeres de la iglesia de Efeso. Las que venían de un trasfondo pagano necesitaban aprender que los excesos del culto a Arte-misa, junto con sus prácticas ascéticas o sensuales, no eran apropiados para la mujer cristiana. Por el otro lado, las que venían de un trasfondo judío necesitaban aliento “para estudiar, aprender y servir en la comunidad cristiana”[29].

El contenido del pasaje

Aunque algunos entienden que 1 Timoteo cap. 2, da instrucciones generales para las mujeres; más a menudo se considera el pasaje como instrucciones con respecto al culto público[30]. El capítulo comienza con una exhortación a la oración, especialmente para los que están en posiciones de autoridad, que serían capaces de proporcionarles a los cristianos una vida calma y pacífica (vv. 1-4). En el versículo 8, Pablo comienza instrucciones específicas para la oración en público. Los hombres deben orar levantando las manos, a la manera judía; su actitud debe ser sin ira o contienda, sin lugar a dudas refiriéndose a las tensiones subyacentes en la iglesia de Éfeso.

Mujeres en oración (vv. 8-10)
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
Del mismo modo como Pablo da instrucciones específicas a los hombres con respecto a su postura y actitud en la oración, habla a las mujeres, introduciendo sus instrucciones con la palabra “asimismo”[31]. Las mujeres que oraban en la congregación debían hermosearse (kosmeo) interiormente, con conducta digna u honorable, con respeto o modestia y sensatez o buen juicio. Por fuera debían ataviarse con buenas obras, antes que con peinados extra-vagantes, ropa elegante, oro y perlas. Hermoseadas de esta manera, las mujeres cristianas estarían preparadas para proclamar (epaggellomai) apropiadamente la piedad (vv. 9-10).

Para llegar a esta traducción ampliada, dos palabras son importantes. El primer significado de kosmeo ˙ es “ordenar”, “preparar”; un segundo significado es “adornar”, “decorar” o “ataviarse”, como dice la mayoría de las versiones. Al usar el verbo “ataviarse”, los traductores trasladan el énfasis de la preparación interna de la conducta honorable con respeto y buen juicio a la acentuación de lo externo: peinados ostentosos, ropa cara, oro y perlas. El texto enfatiza lo primero sin excluir lo segundo. El significado básico de epaggellomai es “prometer” algo (así está traducido en la Reina Valera 1960 las otras 13 veces que aparece en el Nuevo Testamento; pero aquí y en 1 Ti 6:21, los traductores prefirieron la traducción del griego secular, “profesar”).

Fuera del Nuevo Testamento este verbo puede significar no sólo “profesar”, sino también “anunciar” o “proclamar”. De usarse así, la conducta, tanto interna como externa, descrita por Pablo hacía a las mujeres cristianas dignas “proclamadoras” del evangelio.

Mujeres en el aprendizaje (v. 11)
La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
Después de describir a la mujer cristiana, Pablo señala cómo se forma ese tipo de persona: “¡Que aprenda!” El verbo empleado (manthane) incluye tanto la instrucción formal como el aprendizaje práctico. Aquí Pablo se aparta de la tradición judía, siguiendo en cambio el ejemplo de Jesús, quien permitió a María y a otras mujeres aprender de él (Lc 8:1-3; 10:39-24).

Este aprendizaje debía ocurrir en he sujia, paz/armonía/quietud, e hypotage, sumisión. El significado básico de la palabra hesujia es descanso, tranquilidad. La misma palabra aparece en el v. 2, donde los reyes y gobernantes permiten a los cristianos vivir en quietud. Tal como se amonesta a los hombres (v. 8) a orar “sin ira ni contienda”, se les permite a las mujeres aprender sin la molestia de las disensiones y disputas que había entre los cristianos de Éfeso.

Las mujeres debían estar en “sujeción”, pero el texto no dice específicamente a quién. Se han sugerido tres diferentes autoridades a las que las mujeres debían someterse: sus esposos, todo hombre, el anciano de la iglesia. Aunque que Pablo sí amonesta a las esposas a estar sujetas a sus maridos (Ef 5:22; Col 3:18), y aunque muchos eruditos sugieren que en los versículos 11 y 12 el cambio del plural “mujeres” al singular “mujer” indica que Pablo aquí está hablando de la relación entre esposos[32], el texto mismo parece referirse a las actitudes en la adoración antes que a la relación matrimonial. Sin embargo, no pueden descontarse los paralelos con 1 Pedro 3:1-7, donde se discute la conducta de la esposa con frases similares a las de nuestro pasaje, pero no dentro del marco del culto. En cuanto a las otras posibilidades, la Biblia no enseña en ninguna parte que todas las mujeres están sujetas a todos los hombres; sólo se habla de la sumisión de la mujer a su propio esposo. La sumisión al anciano de iglesia (1 Tim 3:2) no encaja en el texto y debe descartarse.

Una comprensión natural del versículo sería que las mujeres deben sujetarse al evangelio, a la enseñanza de Jesús, no a una persona sin nombre. Deben tener una actitud receptiva. J. Keir Howard lo llama “sumisión a Cristo con una conducta tranquila y suave… antes que la actitud dominadora que algunos mostraban… que ponía en duda la enseñanza autorizada de los líderes dela iglesia”[33]. Es evidente que Pablo considera importante que las mujeres aprendan, en una atmósfera de paz y tranquilidad, con una actitud interna de sumisión a la enseñanza, no en disputas y debates públicos. De esta manera estarán protegidas de los falsos maestros y de la tentación de convertirse ellas mismas en falsas maestras.

Al instar a que las mujeres aprendan en quietud, Pablo mantiene la tradición judía y a la vez se aparta de ella. Según Simón hijo de Rabban Gamaliel, aprender en silencio es la mejor manera, ya que permitirse demasiadas palabras trae como resultado el pecado (Mishná, Aboth 17). Por otro lado, los rabinos negaban la instrucción religiosa a las mujeres (Mishná, Sotá 3:4; Qiddushin 4:13). Aquí parece que Pablo está manteniendo lo bueno del judaísmo e introduciendo lo mejor de la enseñanza del evangelio (cf. Lc 10:39-42).

En las palabras de Gloria Redekop, la exhortación de Pablo era que:
“las mujeres deben hacerse atractivas con una conducta interna y externa honorable por medio de la reverencia y buen juicio mental, no con peinados ostentosos y oro o con perlas o vestidos costosos; pero las mujeres, por medio de las buenas obras, deben hacer lo que sea necesario para proclamar la religión con convicción. Que las mujeres aprendan en (una atmósfera de) paz, armonía y reverencia con toda sumisión”[34].
Mujeres en la enseñanza, autoridad y quietud (v. 12)
Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer domino sobre el hombre, sino estar en silencio.
El versículo 12 está en el centro mismo de la controversia sobre el papel de las mujeres en el ministerio. De la manera como se lo traduce generalmente, este versículo parece prohibir a las mujeres que enseñen, que tengan autoridad sobre los hombres, o hasta que hablen en la iglesia. Tal traducción no concuerda con lo que se dice en otros pasajes sobre el papel de la mujer en la iglesia. Pablo le dice a Tito que las mujeres deben ser maestras y enseñar a las mujeres jóvenes (2:3-4); Priscila y su esposo Aquila le “expusieron” a Apolos “el camino de Dios”, enseñándole lo que aún ignoraba (Hch 18:26). El reconocimiento de Pablo hacia sus colaboradoras (Ro 16:3, 6, 12) indica que ellas no guardaron silencio. Aun las mujeres “proclamadoras” de 1 Timoteo 2:10 sugieren que aquí no se tiene en vista una orden general de silencio.

Se han realizado muchos y diversos intentos de explicar estas dificultades. Algunos comentadores han descartado el problema, proponiendo que este versículo no fue escrito por Pablo. Otros han dicho que es algo cultural, que no necesita tomarse en cuenta. Un reciente intento de traducción dice así: “No permito a la mujer presentarse como origen del hombre”[35]. Ninguno de estos enfoques se puede considerar como enteramente satisfactorio, algunos porque le dan poca importancia a las Escrituras, otros debido a sus retorcidos análisis.

Una traducción literal del versículo muestra lo complicado de la sintaxis: “Pero enseñar a una mujer yo no estoy permitiendo (o no permito), ni authentein un hombre, sino estar en reposo\quietud”. A la vez que reconocemos las dificultades, podemos tratar de dilucidar algunos puntos.

(1) Aquí el verbo didasko está en el presente infinitivo, que significa “enseñar” o “seguir enseñando”, mostrando acción lineal o continua. Por lo general este verbo aparece con un modificador o un complemento directo, que puede ser tanto la(s) persona(s) a quienes se enseña o el contenido de la enseñanza. De las trece veces que este verbo aparece en el Nuevo Testamento, en tres está acompañado por un lugar, mostrando dónde ocurrió la enseñanza; en dos el verbo aparece con un complemento directo, lo que muestra a quién se enseñó; dos muestran el contenido de la enseñanza; y tres veces muestran tanto las personas a quienes se enseña como el contenido de la enseñanza. En ésta y en otras dos ocasiones no hay ningún modificador (Lc 6:6; Hch 1:1). De esta manera el verbo en sí mismo es totalmente neutro, y no da claves con respecto al significado.

(2) “No estoy permitiendo” o “no permito” es el mismo verbo que aparece en 1 Corintios 14:34 en voz pasiva (“no les es permitido”). Está traducido de un tiempo presente, lo que normalmente indica acción que tiene lugar al momento de hablar o escribir. No hay ninguna indicación en el verbo mismo ni en el tiempo verbal en el que aparece de que ésta sea una acción para todo tiempo. De este modo, sin violentar el texto, Pablo podría estar diciendo que en ese momento no estaba permitiendo enseñar a las mujeres, por cualquier cantidad de razones, o incluso que no estaba permitiendo que las mujeres enseñaran hasta que hubieran aprendido lo suficiente.

(3) La palabra oude, “ni”, generalmente introduce dos elementos paralelos, algo como la construcción castellana “ni … ni”. Sin embargo, aquí el orden de las palabras no es el usual, lo que induce a algunos a subordinar el siguiente infinitivo, authentein, al primero, didaskein. Esto haría posible la traducción: “No permito a la mujer enseñar de manera tal que usurpe la autoridad del hombre”. Sin embargo, ésta no sería una traducción natural. Es mejor entender que aquí Pablo prohíbe dos actividades paralelas: enseñar y authentein.

(4) Este presente infinitivo (authentein) es la única vez que aparece el verbo authenteo en el Nuevo Testamento; así que no tenemos ayuda de otros pasajes. Además, la forma infinitiva no se encuentra en toda la literatura griega, salvo en “referencias posteriores a 1 Timoteo 2:12”[36]; así no tenemos esclarecimiento del problema sintáctico del texto. La etimología de la palabra también es oscura: puede provenir de auto-thentes, “involucrarse uno mismo en homicidio”, o de autos-hentes, “realizar una acción sobre sí mismo o motivado por sí mismo”[37]. Andrew Perriman señala que la palabra está más relacionada con “autoría” que con “autoridad”[38]. Un diccionario etimológico muy aceptado da el sustantivo como: “un autor responsable, en especial el autor responsable de un homicidio”[39].

Para dilucidar el significado del término, L. E. Wilshire estudió todos los usos del verbo en la base de datos Thesaurus Lingua Graece (TLG, diccionario de sinónimos de la lengua griega), que cubre unos diez siglos de escritos griegos. Su conclusión es que la traducción tradicional de 1 Timoteo 2:12, “ejercer dominio o autoridad”, viene de un período posterior.[40]

Aunque es difícil rastrear el significado de la palabra a través del tiempo, parece que en el siglo primero después de Jesucristo, authenteo tenía una connotación negativa y estaba relacionado con “instigar o perpetrar un delito” o “el ejercicio activo de influencia (con respecto a una persona) o la iniciación de una acción”[41]. Wilshire hace notar que mientras que “autores aproximadamente contemporáneos de Pablo… usaban la palabra casi exclusivamente con el significado de ‘matar o el que mata’ o ‘hacer un crimen/el que hace un crimen’”, otros “sí lo usaron con el significado de ‘autoridad’”[42]. Wilshire afirma que “el número predominante de menciones de esta compilación [TLG] tiene que ver con la violencia obstinada, la acción criminal o el homicidio, o con la persona que realiza estas acciones”[43]. Perriman admite el significado de “instigar o perpetrar un delito”, pero prefiere traducir authentein como “el ejercicio activo de influencia (con respecto a una persona) o la iniciación de una acción”[44].

El significado de la palabra parece cambiar con el transcurso de los siglos. Los escritores cristianos la usan casi con exclusividad para referirse a autoridad[45]. Por otro lado, los escritores seculares usan el verbo con dos significados: matar y ejercer autoridad[46]. Por el siglo quinto el lexicógrafo Hesiquio define authentein como “ejercer autoridad”, un sinónimo de exousiazein; y define el sustantivo relacionado authentos como (1) “uno que ejerce autoridad”, (2) “uno que hace cosas por su propia mano”, o (3) un “homicida”[47].

Para resumir, authentein en este versículo no se referiría primariamente a ocupar una posición de autoridad. Más bien, podría referirse a actuar de forma independiente, a asumir responsabilidad, o aun, según Wilshire, “instigar a la violencia”. Esta última posibilidad estaría en oposición a la paz o armonía y buen juicio a los que Pablo llamaba. Quizá la situación en Éfeso era similar a la de las iglesias a las que Santiago escribió con respecto a las “guerras y los pleitos entre” ellos (Stg 4:1)[48]. Perriman señala que en el versículo 12 Pablo está pensando específicamente en lo que Eva le hizo a Adán; y Eva no tenía autoridad, pero con su acción llegó a ser responsable por –se convirtió en la causa de– la transgresión de Adán. A la luz de estas asociaciones, la connotación de “perpetrar un delito” es completamente apropiada. En la superposición de los dos contextos –el del “tipo” bíblico y el de las circunstancias presentes en Efeso–, authentein se refiere a lo que Eva hizo una vez y a lo que las mujeres no debían hacer ahora[49].

(5) Hesujia, generalmente traducido como “silencio” en este pasaje, es la misma palabra que aparece en los versículos 2 y 11. Su raíz es “descanso”, “armonía”, “quietud”. No hay razón para elegir un significado secundario, no establecido en el Nuevo Testamento, cuando el significado primario es lógico.

Por lo tanto es apropiado decir que Pablo no quiere que las mujeres enseñen en ese momento, ciertamente no hasta que hayan aprendido en quietud, sujetas a la enseñanza del evangelio. Tampoco quiere que asuman responsabilidades de violencia o acción independiente de ningún tipo. No debían emular a Eva, a quien se presenta en el versículo siguiente como responsable de la caída de la raza humana[50].

Adán y Eva (vs. 13-14)

Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.

En los versículos 13 y 14, que forman claramente una unidad, Pablo vuelve a la historia de la Creación para hacer hincapié:
Porque Adán fue creado primero, después Eva;
Y Adán no fue engañado,
sino que la mujer incurrió en transgresión por engaño.
A menudo se interpreta estos versículos como razones de Pablo para prohibirle enseñar a las mujeres: no son aptas para enseñar por su susceptibilidad al engaño[51]. Esta interpretación estaba de acuerdo con la tradición judía dada en Eclesiástico 25:24: “Por la mujer fue el comienzo de pecado, y por causa de ella morimos todos” (BJ). Filón enuncia un concepto similar: “La mujer, siendo imperfecta y desposeída ‘por naturaleza’, fue el comienzo del pecar; pero el hombre, al ser de naturaleza más excelente y perfecta, fue el primero en dar el ejemplo de sonrojarse y avergonzarse, y de hecho, de todo buen sentimiento y acción”[52]. Sin embargo, esta enseñanza no concuerda con lo que dice Pablo en otros lugares. En Romanos 5:12-14 Adán es el que peca y trae la muerte a la raza humana.

Por otro lado, estos versículos pueden tomarse como ejemplo de lo que sucede cuando se expone y acepta la falsa enseñanza. Se presenta el versículo 13 con la conjunción “porque”, gar, que puede introducir la razón de lo que se ha dicho (como se explicó arriba) o un ejemplo de lo que recién se ha dicho[53]. Con el segundo sentido, el significado podría ser algo como: “Porque consideren lo que pasó cuando Eva fue engañada”[54]. Así tendríamos un estrecho paralelo con 2 Corintios 11:3: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”. Philip Payne llega a la siguiente conclusión: “Pablo señala el ejemplo del engaño de Eva que condujo a la caída como una advertencia a la iglesia de Efeso, no fuera que el engaño de las mujeres, allí, también, condujera a su caída”[55]. Alan Padgett llama a Eva un “tipo preventivo” aquí y en 2 Corintios 11:2-3. Adán, continúa, representa a los hombres, “formados primero” en un sentido espiritual[56]. Hacer de estos versículos la base para enseñar la culpabilidad de la mujer por el pecado de la raza humana o para sugerir una permanente elevada susceptibilidad al pecado, es forzar su significado. Sólo cuando uno presupone un “rol subordinado… concebido para ellas en la creación”, como lo hace Douglas Moo, es posible leer en estos versículos un mandato duradero de subordinación[57].

En el versículo 14 el griego usa dos verbos diferentes para “engañado”. El primero, usado para Adán, es apatao, “engañar”, “descarriar”. El segundo, usado para Eva, exapatao, añade una preposición que lo hace más enfático: Eva fue totalmente descarriada o engañada[58]. Otras referencias a las actividades de los falsos maestros (1 Ti 1:6, 9; 4:1; 5:15) indican que aquí está a la vista un engaño similar[59].

Aquí Pablo repite lo que el registro bíblico afirma claramente: Adán fue creado primero (Gn 2:7, 18, 21), y Eva fue engañada por la serpiente (Gn 3:1). En 1 Corintios 11:8 Pablo hizo notar que la mujer fue creada a partir del hombre. Si no hubiera habido ninguna duda sobre quién fue creado primero, no hubiera sido necesaria la afirmación del versículo 13. Como se dijo en la sección del contexto religioso de Efeso, la idea de que en alguna manera Eva fue creada primero que Adán y que era responsable por la iluminación de él, era corriente a mediados del siglo primero. Pablo quería las cosas claras. Eva no fue creada primero, ni tampoco era totalmente responsable de conducir a Adán al pecado. Con todo, ella fue completamente descarriada. Las mujeres efesias estaban en peligro de correr la misma suerte.

Mujeres salvadas por engendrar hijos (v. 15)

Pero se salvará engendrado hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia. El versículo 15 presenta serias dificultades, de vocabulario, sintaxis y significado: David Scholer lo llama “notoriamente difícil”[60]. Una traducción literal, mostrando que la primera frase corresponde al versículo 14, diría: “Pero [la mujer, v. 14] se salvará por teknogonía, si permanecieren en fe, amor y santificación, con modestia”.

Vocabulario. El verbo sozo, traducido aquí como “se salvará”, puede significar “sanar”, “estar bien”, o en sentido escatológico, “ser salvo”. Los eruditos no se ponen de acuerdo sobre el significado que se quiere dar aquí. Por ejemplo, S. Jebb sugiere que la mujer se “salvaría” de caer en el “error de usurpar la autoridad”[61]. Sin embargo, Pablo usa el verbo sozo “casi exclusivamente con referencia a la actividad salvadora de Dios… Así, no hay manera de evitar la conclusión que el texto se está refiriendo a la salvación eterna de las mujeres en su sentido neotestamentario más completo”[62].

La preposición griega dia puede tener muchos significados. Stanley Porter da varios: (1) “por medio de”; (2) “durante el tiempo cuando”, posible pero queda eliminado al traducir “salvarse” como refiriéndose a la salvación final; (3) “a pesar de”, lo que no es usual; y (4) “con la experiencia de”, en un intento de tratar el pasaje de forma teológica. De todos estos, encuentra que sólo el primero es probable[63]. Por otro lado, Kroeger y Kroeger señalan que el significado apropiado es “a lo largo de”, o “dentro de una circunstancia concomitante”. Entonces la traducción sería: “ella se salvará en su función de engendradora de hijos”[64].

Sólo aquí aparece la palabra teknogonía en el Nuevo Testamento. Literalmente se refiere a engendrar hijos, como se ve en su uso no bíblico. Sin embargo, autores cristianos han tratado de ampliar su significado para que incluya la crianza de los niños además de su nacimiento[65]. Quizá sea mejor dejar la palabra con su significado normal, directo: dar a luz un niño.

Sintaxis.

Como ya se indicó, la primera frase del versículo 15 es la conclusión del versículo 14 y uno puede entender que el sujeto de la oración es la “mujer” que fue engañada. Si esta mujer era Eva, ¿quién es la mujer del versículo 15? La primera parte del versículo 15 está en singular: se salvará; la segunda, como se ve en el griego y no en las traducciones comunes, en plural: si permanecieren. ¿Quiénes son ellos/as? ¿Las mujeres en general? ¿Los hijos de las mujeres? ¿Los hombres y las mujeres? ¿El esposo y la esposa? Posiblemente la mejor interpretación es tomar el plural como una ampliación de la mujer de los versículos previos, la una que representaba a las muchas.

Entre la cláusula subordinada singular y la frase condicional en plural de la misma oración, el texto griego Nestlé-Aland pone un punto. Dado que en el original griego no había puntuación alguna, es interesante que las dificultades sintácticas del versículo confundieron a los eruditos y les hicieron añadir el punto. El versículo siguiente comienza con la frase “Palabra fiel”, seguida en el Nestlé-Aland, de un punto. Esto no simplifica la interpretación. ¿Va esta frase con la declaración sobre las mujeres? ¿O se aplica al deseo de liderazgo espiritual (1 Ti 3:1)?

Significado.

Si se lo entiende literalmente, este versículo diría que una mujer sin hijos no tendría ninguna esperanza de salvación. Por esta razón se han sugerido varias interpretaciones. De hecho, Porter afirma que “lo que el texto parece estar diciendo… es determinado más sobre la base de ideología que de exégesis crítica”[66]. Algunos han tratado de eliminar las dificultades negando que Pablo fuera el autor del pasaje. Otros han sugerido que “lo que Pablo quiere decir es que la salvación de la mujer se encuentra en que sea un modelo, una santa, que se la conozca por sus buenas obras”[67]. Sin embargo otros han relacionado este pasaje con el nacimiento –Jesús nacido de María– por el cual la salvación viene a todos[68]. También se ha interpretado como que las mujeres piadosas no correrían peligro al dar a luz, que en el siglo primero era una importante causa de muerte entre las mujeres.

El significado del versículo 15 se debe deducir del texto y de su contexto. Aun Moo, que encuentra en el versículo 12 una norma que prohíbe que las mujeres enseñen, está dispuesto a admitir que el consejo del versículo 15 “era claramente necesario como un antídoto para los falsos maestros, que aconsejaban abstenerse del casamiento (1 Ti 4:3) y, al parecer, generalmente buscaban denigrar aquellas virtudes y actividades que Pablo consideraba apropiadas para las mujeres cristianas”[69].

Es evidente que en esta epístola Pablo está combatiendo una herejía que promueve fábulas y genealogías (1 Ti 1:3-4) y prohíbe el casamiento (1 Ti 4:3). En vez de andar chismeando (5:13), dando así oportunidad a la blasfemia (6:1), las mujeres deben ocupar su debido rol doméstico, sin escuchar a falsos maestros que enseñaban que la salvación se alcanzaba por medio del ascetismo y de la abstención de las relaciones maritales. David Kimberly indica que 1 Timoteo 2:15 está formulado como respuesta a la errónea enseñanza gnóstica de Efeso en cuanto a que el engendrar hijos era un motivo de condenación para las mujeres cristianas. El sentido del texto es que las mujeres serán salvas al engendrar hijos, no condenadas, en tanto permanezcan en la fe. La intención de Pablo es restaurar esta vocación femenina a su justo lugar en contraste con la manera como era depreciada en los círculos gnósticos[70].

Según Van der Jagt, “engendrar hijos estaba asociado con elementos negativos” en la mayor parte del mundo antiguo. En el judaísmo, donde la pureza era tan importante para la salvación, el parto dejaba impura a la mujer, cortada de la comunidad del templo. En el pensamiento gnóstico, la sexualidad y la procreación obstaculizaban la salvación. Van der Jagt concluye: “1 Timoteo 2:15 contiene una rehabilitación de la mujer, de la femineidad y de la maternidad”. Aunque para nosotros el mensaje pueda parecer reaccionario, estas mismas palabras parecieron revolucionarias a quiénes recibieron el mensaje[71]. Kroeger y Kroeger encuentran en este pasaje una refutación de doctrinas falsas, “una afirmación de integridad espiritual de la femineidad y un manifiesto del derecho divino de las mujeres a engendrar hijos”[72].

Conclusión

Para resumir, la intención primaria de 1 Timoteo 2:8-15 no es especificar la relación que debería existir entre los hombres y las mujeres. Antes bien contiene consejos dirigidos a una situación específica de Éfeso. Dentro de las instrucciones para el culto, Pablo anima a las mujeres a vivir vidas santas, a aprender en quietud, a evitar ser engañadas por los falsos maestros como Eva había sido engañada por la serpiente, y a engendrar y criar hijos, permaneciendo continuamente en una fe razonable inmersa en amor. En palabras de Van der Jagt:
Las mujeres pueden tener una buena vida y esperanza de salvación eterna sin involucrarse en luchas por el poder. Pueden alcanzar las mismas alturas espirituales que los hombres sin renunciar a su femineidad. Lo que ahora suena tan negativo en los oídos de algunos debe haber sonado positivo en los oídos de quienes escucharon el mensaje en un mundo diferente al nuestro.[73]
La preocupación de este pasaje no es el ministerio de las mujeres, ni mucho menos la ordenación de la mujer, ya que éstos no eran asuntos en discusión en la iglesia de Éfeso. Aunque la escasez de información y la complejidad de la construcción del pasaje hacen difícil que los lectores modernos sepan con precisión total lo que Pablo tenía en mente, es claro que estaba tratando algún asunto que Timoteo y los cristianos de Éfeso habrían entendido inmediatamente. Lo que es más, tomar como norma eterna la prohibición limitada de que las mujeres enseñen (v.12) –cuando en otros pasajes Pablo aprueba claramente la participación femenina en la enseñanza, la oración y la profecía–, violenta el principio hermenéutico de la unidad de la Escritura. De la misma manera, determinar basados en el versículo 13 que la prioridad en la creación le da a los hombres el derecho a regir sobre las mujeres, va más allá de la interpretación bíblica seria.

SOLI DEO GLORIA

Referencias

[1] Véase Gerhard Hasel, Biblical Interpretation Today (Washington, DC: Biblical Research Institute, 1985), 101-103.

[2] Grant R. Osborne, “Hermeneutics and Women in the Church”, Journal of the Evangelical Theological Society 20 (1977): 338.

[3] Hasel, 106-108.

[4] Sharon Hodgin Gritz, Paul, Women Teachers, and the Mother Goddess at Ephesus (Lanham, NY: University Press of America, 1991), 3.

[5] Gordon D. Fee, “Women in Ministry: The Meaning of 1 Timothy 2:8-15 in Light of the Purpose of Timothy”, Journal of the Christian Brethren Research Fellowship, nº 123 (Noviembre 1990): 11.

[6] Véase Thomas C. Geer, Jr., “Admonitions to Women in 1 Tim. 2:8-15”, en Essays on Women in Earliest Christianity, ed. Carroll D. Osburn (Joplin, MO: College Press, 1993), 1:284-288.

[7] Gritz, 39

[8] Ibíd., 41-42.

[9] Markus Barth, Ephesians, Anchor Bible (Garden City, NY: Doubleday, 1974), 2:661. Esta conclusión va en contra de las afirmaciones hechas por S. M. Baugh, “A Foreign World: Ephesus in the First Century”, in Women in the Church: A Fresh Analysis of 1 Timothy 2:9-15, ed. Andreas J. Köstenberger, Thomas R. Schreiner y H. Scott Baldwin (Grand Rapids: Baker, 1995), 13-63.

[10] Horacio, Sátiras, 2.6.77-78.

[11] Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses, 3.5.12-13; Estrabón, Geografía, 1.2.8.

[12] Diodoro de Sicilia, 3.52.4-54.7.

[13] Estrabón, 11.5.3.

[14] Herodoto, 7.99; 8.101-103; Filostrato, La vida de Apolonio de Tiana, 4.21.

[15] Richard Clark Kroeger y Catherine Clark Kroeger, I Suffer Not a Woman (Grand Rapids: Baker, 1992), 194-195.

[16] “Invocation of Isis”, papiro 1380, Oxyrhynchus Papyri (Londres: Egypt Exploration Fund, 1915), 11:214-216.

[17] Josefo, Contra Apión, 2.199.

[18] Filón, Acerca de los querubines, 9-14, 61.

[19] Apocalipsis de Adán, 1.3.

[20] Hipóstasis de los arcontes, 2.4.89.14-17.

[21] Acerca del origen del mundo, 115.

[22] Ibíd., 104; Apócrifo de Juan, 67-71.

[23] Truena, mente perfecta, 6.2.13.30-32.

[24] Véase Clemente de Alejandría, Miscelánea, 45.

[25] El evangelio de Tomás, 114.

[26] Diálogo del Salvador, 90-95; El evangelio de Tomás, 27.

[27] Zostriano, 8.1.131.

[28] Epifanio, Panarion, 26.3-5.

[29] Gritz, 43.

[30] Por ejemplo, apoyan una amonestación general: Martin Dibelius y Hans Conzelmann, The Pastoral Epistles, Hermeneia (Filadelfia: Fortress, 1972), 44. Apoya un escenario de adoración: Thomas Schreiner, “An Interpretation of 1 Timothy 2:9-15: A Dialogue with Scholarship”, en Women in the Church: A Fresh Analysis of 1 Timothy 2:9-15, 113; Gritz, 182; Thomas Oden, First and Second Timothy and Titus, Interpretation (Louisville: John Knox, 1989), 91-93.

[31] Algunos autores, como Richard Davidson en el capítulo 12 de este libro, indican que “mujeres” aquí se debería traducir por “esposas”. Su posición es lógica, pero como el griego permite ambas traducciones, yo elegí usar la palabra más general. Sobre esta discusión erudita, véase Geer, 289.

[32] Gritz, 125; véase también Gordon P. Hugenberger, “Women in Church Office: Hermeneutics or Exegesis? A Survey of Approaches to 1 Tim. 2:8-15”, Journal of the Evangelical Theological Society 35 (1992): 341-360. Luego de estudiar los diferentes enfoques del texto, Hugenberger concluye que aquí Pablo prohíbe que una esposa enseñe o tenga autoridad sobre su propio marido. Véase también el capítulo de Richard Davidson en este libro.

[33] J. Keir Howard, “Neither Male nor Female: An Examination of the Status of Women in the New Testament”, Evangelical Quarterly 55 (1983): 40.

[34] Gloria Neufeld Redekop, “Let the Women Learn: 1 Timothy 2:8-15 Reconsidered”, Studies in Religion/Sciences religieuses 19 (1990): 238, 240.

[35] Kroeger y Kroeger, 103.

[36] Leland Wilshire, “1 Tim. 2:12 Revisited: A Reply to Paul W. Barnett and Timothy J. Harris”, Evangelical Quarterly 65 (1993): 48.

[37] Ibíd.

[38] Andrew C. Perriman, “What Eve Did, What Women Shouldn’t Do: The Meaning of Authente ˙ in 1 Timothy 2:12, Tyndale Bulletin 44 (Enero 1993): 137.

[39] Dictionnaire étymologique de la langue grecque: Histoire des mots (París: Klincksieck, 1968), ver “authenteo”.

[40] New Testament Studies 34 (1988): 120-134; “1 Timothy 2:12 Revisited”, 44-50. Es interesante que después de estudiar la misma base de datos, H. Scott Baldwin saca como conclusión lo opuesto, que “ejercer dominio” es el significado normal del verbo en el primer siglo; sin embargo, su estudio presta mucha más atención al uso de la palabra en siglos posteriores (en especial por los Padres de la iglesia) que a su uso antes de Pablo (H. Scott Baldwin, “A Difficult Word: Authente ˙ in 1 Timothy 2:12”, y “Appendix 2: Authente ˙ in Ancient Greek Literature”, en Women in the Church: A Fresh Analysis of 1 Timothy 2:9-15, 65-80, 269-306).

[41] Perriman, 138.

[42] Wilshire, “TLG”, 130.

[43] Wilshire, “1 Timothy 2:12 Revisited”, 47.

[44] Perriman, 138.

[45] Wilshire, “TLG”, 125.

[46] Ibíd., 127.

[47] Ibíd., 125.

[48] Wilshire, “1 Tim. 2:12 Revisited”, 48.

[49] Perriman, 148.

[50] Algunos consideran que este versículo se refiere a la relación entre el esposo y la esposa antes que a la relación entre hombres y mujeres, ya que sostienen que este versículo es paralelo a 1 Corintios 11:1-6; 14:34-35; 1 Pedro 3:1-6. De esta manera, 1 Timoteo 2:11-12 ordenaría que las esposas no enseñen a sus propios esposos o que no asuman la autoridad de sus esposos “en el lugar de adoración” (Gritz, 131; véase también 125, 130). Davidson toma esta posición en el capítulo 12.

[51] Douglas J. Moo, “1 Timothy 2:11-15: Meaning and Significance”, Trinity Journal 1 (1980): 70.

[52] Filón (Bohl, 1885), IV, 306; citado por Stanley Glen, Pastoral Problems in First Corinthians (Filadelfia: Westminster, 1964), 135-136

[53] A. T. Robertson, A Grammar of the New Testament Greek, 1.189-1.191.

[54] Philip B. Payne, “Libertarian Women in Ephesus: A Response to Douglas J. Moo’s Article ‘1 Timothy 2:11-15: Meaning and Significance’”, Trinity Journal 2 (1981): 176-177.

[55] Ibíd., 177.

[56] Alan Padgett, “Wealthy Women at Ephesus: 1 Timothy 2:8-15 in Social Context”, Interpretation 41 (1987): 26.

[57] Moo, 68; véase también el capítulo 12 de este libro.

[58] Redekop, 243.

[59] Timothy J. Harris, “Why Did Paul Mention Eve’s Deception? A Critique of P. W. Barnett’s Interpretation of 1 Timothy 2”, Evangelical Quarterly 62 (1990): 348.

[60] David M. Scholer, “Feminist Hermeneutics and Evangelical Biblical Intepretation”, Journal of the Evangelical Theological Society 30 (1987): 417.

[61] S. Jebb, “Suggested Interpretation of 1 Tim. 2:15, Expository Times 18 (1970): 220-221

[62] David R. Kimberley, “1 Tim. 2:15: A Possible Understanding of a Difficult Text”, Journal of the Evangelical Theological Society 35 (1992): 481-482.

[63] Stanley E. Porter, “What Does it Mean to Be ‘Saved by Childbirth’ (1 Timothy 2:15)?”, Journal for the Study of the New Testament 49 (1993): 96-98.

[64] Kroeger y Kroeger, 176.

[65] Ibíd., 96.

[66] Porter, 87.

[67] Gordon Fee, 1 and 2 Timothy, Good News Commentary (San Francisco: Harper, 1984), 38.

[68] Payne, 180.

[69] Moo, 72.

[70] Kimberley, 486.

[71] Krijn A. van der Jagt, “Women Are Saved through Bearing Children”, Bible Translator 39 (1988): 207.

[72] Kroeger y Kroeger, 176.

[73] Van der Jagt, 208.

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