miércoles, 5 de diciembre de 2012

O Advento: Por que esperar, se o futuro já chegou?



POR QUE ESPERAR, SE O FUTURO JÁ CHEGOU?


     Qual o sentido da repetição anual do tempo do Advento: período de preparação para o Natal? A lição do mistério de Cristo é tão profunda, resta sempre muito mais para aprender e, sobretudo para praticar.
     Em sentido mais exato, o Advento não volta: o de agora não é o mesmo do ano passado. É muito mais do que uma fase do Ano Litúrgico. Porque é uma atitude na vida. É um incentivo à responsabilidade e a decisão. Encontra-nos agora em uma situação bem concreta: acrescida de novas experiências com disposições mais ou menos favoráveis. Portanto suas repercussões também serão diferentes.
     O Advento é lembrança do que foi de Jesus de Nazaré que já veio. Mas não é fixação no passado. Essa recordação está a serviço da esperança no Senhor que há de vir. Por isso é uma memória inquietante. Porque nos coloca frente a frente com o futuro e nos situa no presente.
     Com essa palavra os pagãos queriam indicar a vinda do seu deus. Num determinado dia do ano expunham  ao culto à sua estátua, certo de que ao mesmo tempo se tornaria presente no meio dos seus fiéis, disposto a distribuir suas bênçãos e a conceder os seus favores. A palavra «ADVENTO»  significava também a visita de um rei a uma cidade, ou então indicava o dia da coroação do soberano. Os cristãos aplicaram todos esses significados à « Vinda » ao mundo do próprio Deus que se manifestara em Jesus; reservaram, porém o termo « Advento » para o período dedicado à preparação desta "visita".
     As « Novas Normas Universais sobre o Ano Litúrgico » formulam um enunciado fundamental sobre o sentido de preparação do tempo do Advento, e, deste modo, nos dão as diretrizes para a sua celebração litúrgica: « O Tempo do Advento possui dupla característica: sendo um tempo de preparação para as solenidades do Natal, em que se comemora a primeira vinda do Filho de Deus entre os homens, é também um tempo em que, por meio dessa lembrança, voltam-se os corações para a expectativa da segunda vinda de Cristo no fim dos tempos. Por este duplo motivo, o tempo do Advento se apresenta como um tempo de piedosa e alegre expectativa ». (Adolf Adam-Ano Litúrgico).
     A vigilância e a esperança são virtudes que estão muito presente neste tempo do Advento. Mas as duas precisam ser ativas, ou seja, devem nos levar a agir para transformar a nossa vida e encher-nos de alegria, "porque a esperança não decepciona".
     A esperança é como uma raiz que perpassa por toda a História da Bíblia. Nos alimenta no tempo presente a vivermos na feliz expectativa. Eu posso esperar: pela chuva, pelas férias, pelos amigos, por dias melhores. Esperar pela ajuda de Deus, de forma confiante e ansiosa. "E agora, Senhor, o que posso esperar: Minha esperança está em ti !" (Salmos 39:8). "Pois minha esperança és tu, Senhor, Javé é minha confiança desde a juventude" (Salmos 71:5). As agressões sofridas que provocam aflição e angústia; o sentimento de incapacidade de superar as agressões; a fé em Deus ouve o clamor dos que sofrem. «Só em Deus, ó minha alma, repousa, dele vem a minha esperança» (Salmos 62:5). O berço da esperança é o sentimento de incapacidade de alcançar a plena paz e bem-estar por meio dos méritos humanos. A esperança está posta em Deus, o profeta Jeremias torna isso claro quando declara: «Javé como esperança de Israel» (Jeremias 14:8). «Deus é a fonte de todo bem pelo qual todo ser humano pode esperar» (Salmos 130:5).
     Ontem, hoje, amanhã, nossa vida está estruturada com base no tempo. Porém o presente é o único momento no qual vivemos verdadeiramente e que devemos utilizar segundo a vontade de Deus. Não podemos mudar o passado e o amanhã não nos pertence. Hoje e não amanhã, devo me aproximar do Senhor Jesus para escutar sua Palavra.
     São os arautos da esperança que repetem a todos que para o reino do mal não há futuro, que ajudam a descobrir em qualquer situação o caminho para a renovação para a reconstrução da vida, que aos olhos dos homens podem aperecer fadada à ruina.
     Viver em estado de Advento é viver em tensão entre o «já» e «ainda não». Porque Jesus, que já veio, deixou uma promesa a ser cumprida: «Então verão o filho do Homem vindo numa nuvem com grande poder e glória».
     Estar aberto e atento perante o surpreendente é vigilância, é atitude cristã.


FELIZ NATAL



SOLI DEO GLORIA


REV. RUBEN DARIO DAZA B.

Espíritu Santo: Recibirlo y Manifestarlo

“Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, 
y hasta los confines de la tierra” (Hch 1, 8).



Espíritu Santo
Con Mayúscula y con minúscula
Dechomai y Lambanô

Habíamos estado estudiando las expresiones equivalentes al recibir el don de espíritu santo.


▪ Nacer de nuevo
▪ Otro consolador que reemplazó al Cristo presente para siempre
▪ Espíritu de verdad
▪ Moraba CON ellos. Mora hoy EN los hijos de Dios
▪ Cristo EN nosotros la esperanza de gloria
▪ Poder desde lo alto para dar testimonio hasta lo último de la Tierra
▪ La promesa del Padre
▪ Ser bautizado con espíritu santo
▪ Ser investidos de poder desde lo alto

Estas son distintas maneras de referirse a la misma cosa que vino a partir del día de Pentecostés. Ese poder que vendría era poder espiritual inherente[1] era el regalo, el don del Donador y por consiguiente debiera ser traducido siempre en minúscula para diferenciar al regalo de Quien hizo el regalo.

Dios
El Donador
Espíritu Santo
pneuma hagion
â
Da lo que Él es
â
espíritu santo
El don
pneuma hagion


Este don de espíritu santo fue hecho disponible gracias al trabajo de redención completo y finalizado de Jesús. Pentecostés fue el comienzo de lo que Dios llama en Su Palabra la iglesia de la gracia o la iglesia del cuerpo de Cristo.

No se puede tener algo hasta que, primero que nada, esté disponible. Este tipo de relación de Padre-hijo entre las personas y el Creador nunca antes de Pentecostés estuvo disponible.

Hay otras dos palabras griegas que debemos estudiar para entender en toda su magnitud lo que recibimos cuando confesamos y creemos. Las dos palabras se traducen similarmente: recibir, pero en griego sus significados son muy diferentes.
La una es dechomai  y la otra es lambanō. Dechomai significa recibir de manera subjetiva. Es una recepción de algo que no necesariamente se exterioriza. Lambanō en cambio es cuando se recibe en manifestación. Usted lo recibió y nosotros nos enteramos[2].

Hechos 8:12-15:
(v.12) Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. (v.13) También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.

Este gran creyente, Felipe, estaba haciendo lo que tenemos que hacer nosotros: predicaba el evangelio del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo. Entonces se bautizaban, no con el bautismo de Juan, sino con el que hizo disponible el Señor Jesucristo. Pero había un “problema”. Atención. No es un problema nacer de nuevo. ¡Todo lo contrario! La exageración es para hacer notoria la importancia que dan las Escrituras que cuando se recibe, se podría (y se debería) manifestar.

(v.14) Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido [dechomai] la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; (v.15) los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion].

En este versículo vemos que el traductor puso en mayúscula lo que debiera haber ido en minúscula. Lo que esta gente recibió lambanō fue el regalo, el don, no recibió al Donador. Por eso una mejor traducción del versículo quince sería:

“los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que manifestasen, en el mundo de los sentidos, espíritu santo”.

Estos samaritanos habían recibido la Palabra de Dios de manera “interna”. Ellos habían confesado y creído y habían sido bautizados con espíritu santo pero no habían manifestado el poder desde lo alto que habían recibido subjetivamente. 

Eso era un problema (y sigue siéndolo) al punto que enviaron a dos apóstoles para corregir este inconveniente. Cuando llegaron oraron para que recibiesen en manifestación lambanō el poder desde lo alto que habían recibido previamente en su interior.

Es muy evidente que es importante estudiar la diferencia entre una palabra y la otra en griego pues es totalmente posible recibir algo espiritualmente sin jamás manifestarlo en el mundo de los sentidos. No obstante dechomai es primero, luego lambanō.

Dios Quien es el Espíritu Santo da lo que Él es.



Hechos 2:4:
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo [don], y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu [Donador] les daba que hablasen.

No fueron llenos de Dios sino de Su regalo y al hacerlo sin más comenzaron a hablar en lenguas según Dios les daba que hablasen. Dios los llenó con espíritu santo con minúscula. Una mejor traducción hubiese sido que fueron llenos de pneuma hagion, espíritu santo con minúscula pues eso es lo que Dios derramó en ellos. Luego empezaron a manifestar hacia “su afuera” lo que había pasado en “su adentro” y lo hicieron según el Pneuma, Dios, les daba que hablasen.

Cuando usted nace como producto de la unión de su papá y su mamá, ellos le dan a usted, lo que ellos son, le dan su naturaleza humana. Cuando Dios hace renacer a una persona también le da de Su naturaleza divina. Sus padres y Dios le dan a usted lo que ellos son.

Dios nos da de Su espíritu, entonces, ese don de Dios –que es ahora nuestro espíritu- es nuestra responsabilidad. Los samaritanos habían recibido en sí y nadie se dio por enterado y eso motivó que fueran dos apóstoles a solucionar el “problema”.


Una vez que una persona renace del espíritu de Dios, tiene vida eterna. Eso es una verdad fundamental y maravillosa pero ahí no debiera terminar la cosa. Hemos recibido espíritu santo por gracia de Dios. Debiéramos manifestar ese poder desde lo alto para beneficio propio y de los demás.


Ya habíamos visto en Juan 14:17 que Jesús, antes del día de Pentecostés les dice que el espíritu que estaba con ellos estaría en ellos. Bien, se cumplió lo dicho por el profeta, comenzó a estar en ellos a partir de Pentecostés y Dios, que no hace acepción de personas, sigue proveyendo espíritu santo a todo aquel que se lo pida provisto que haga lo que la Palabra de Dios enseña que una persona debe hacer para que Dios lo haga renacer.

Hechos 10:45:
Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.

¿Por qué poner en mayúscula espíritu santo si no se refiere a Dios? El mismo Jesús enseñó que es Dios, Quien es Santo y es Espíritu, que da de Su naturaleza a quienes le piden.

Lucas 11:13:
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial [Donador] dará el Espíritu Santo [don] a los que se lo pidan?

1 Tesalonicenses 4:8:
Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo [don].

Nuevamente claro como el agua: Dios es quien da espíritu santo. No obstante se puede observar en el mismo versículo que a lo que Dios da lo pusieron en mayúscula.

Afortunadamente hay muchas personas que creen que cuando confiesan y creen, al momento que son hechos salvos por Dios reciben vida eterna, lo que es lo mismo que decir que reciben espíritu santo, pneuma hagion. Esto es ciertamente maravilloso pero no es toda la verdad acerca de la cuestión. Hay algo más que simplemente recibir subjetivamente el don. Primero que nada; sin el trabajo del Espíritu Santo (con mayúscula) nadie puede ser salvo. El trabajo es de Él pues nuestra salvación no es por obras sino por gracia. Alguien tiene que hacer ese trabajo y eso es trabajo de Dios. 

No obstante la Palabra de Dios es muy clara en cuanto a que una vez que uno renace uno recibe y puede exteriorizar el cambio profundo en su interior, que le fue hecho de la mano de Dios en Cristo en usted, de INMEDIATO.

Hechos 8:14-19:
14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido [dechomai] la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; (v.15) los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen  [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion, el don];


¡Qué claro que es esto! Si las palabras “recibido” y “recibiesen” provinieran de la misma palabra griega sería una incongruencia. Quedaría que Samaria había recibido pero igual los apóstoles oraron para que recibiesen. ¡¿Para que hubiesen orado para que ocurriera lo que antes que ellos llegaran ya había ocurrido?! El relato toma perfecto sentido cuando sabemos que las dos palabras significan dos cosas muy diferentes. Ellos habían recibido subjetivamente y cuando Pedro y Juan oraron, ellos manifestaron a nivel de los sentidos.

Por otro lado, si en ese registro pneuma hagion debiera haber sido traducido Espíritu Santo (con mayúscula), entonces querría decir que recibieron al Donador, Dios en manifestación. Lo que ellos manifestaron fue espíritu santo que ya habían recibido sin que nadie se entere. Ese era el “problema” que fueron a arreglar estos dos grandes hombres. Recibir y no manifestar no era lo normal en aquellos días y tampoco lo debiera ser hoy.

(v.16) porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. (v.17) Entonces les imponían las manos, y recibían  [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion el don]. (v.18) Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo [pneuma hagion el don], les ofreció dinero, (v.19) diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba  [lambanō] el Espíritu Santo  [pneuma hagion el don].

En el versículo 18 dice “cuando vio Simón”. El espíritu santo no puede verse. Lo que vio Simón fue la manifestación que corroboraba la recepción de espíritu santo por parte de los samaritanos.

La gente de Samaria a quien Felipe les había predicado el evangelio del reino eran salvos y aún así ninguno había recibido en manifestación poder desde lo alto. Fue mediante la intervención de Pedro y Juan que ellos recibieron en manifestación. Es importante recalcar que no es necesaria la imposición de manos para traer en manifestación pneuma hagion. Algo más estaba disponible que lo que ya habían recibido al momento de la salvación. Este es un derecho legal de TODO hijo de Dios dado como premisa al momento mismo que por primera vez haya sido dado espíritu santo en el día de Pentecostés.

Hechos 19:1-6:
(v.1) Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, (v.2) les dijo: ¿Recibisteis [lambanō]  el Espíritu Santo [pneuma hagion el don] cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo [pneuma hagion el don].

Esta es una singular situación de la que podemos aprender mucho. Primero que nada dice que estos eran discípulos, no eran personas que cada tanto leían la Biblia. Eran discípulos, gente que estaba al tanto, que estudiaba y era disciplinada. Es muy significativo que hayan dicho que no habían oído que hubiera espíritu santo. Lógicamente no habían oído que había el don pues al ser discípulos seguramente habían oído que existía Espíritu Santo con mayúscula. Lo que estos discípulos no habían oído es que existía el don de espíritu santo con minúscula.

(v.3) Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. (v.4) Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. (v.5) Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. (v.6) Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo [pneuma hagion el don]; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

Aquí Pablo corrige este error y el siguiente: habían sido bautizados en el bautismo de Juan, es decir el bautismo de agua. Ningún drama con el agua tanto si hay agua como si no hay agua, aunque Jesucristo vino a traer un bautismo de superior naturaleza que el de agua que trajo su primo (Juan el bautista) apenas por un tiempo. Ese bautismo con agua no garantiza la recepción de espíritu santo. Mucho cuidado con esto. Ese es el bautismo de Juan.


Lo que garantiza que uno ha recibido espíritu santo[3] es el bautismo en el nombre de Jesús en manifestación.


Pablo puso las cosas en claro y ellos recibieron en manifestación pues dice que hablaron en lenguas y profetizaban. Este tipo de reacción INMEDIATA es lo normal. Uno renace, uno opera alguna de las manifestaciones
En aquel maravilloso día de Pentecostés; Pedro presenta el primer sermón de la iglesia de Gracia. En la conclusión las personas le preguntaron: “varones hermanos, ¿qué haremos?

Hechos 2:36-38:
(v.36) Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. (v.37) Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? (v.38) Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo [no en agua, sino en el nombre de Jesucristo] para perdón de los pecados; y recibiréis  [lambanō] el don del Espíritu Santo  [pneuma hagion].

Lo que uno recibe al momento de bautizarse en el nombre de Jesucristo es el don que proviene del Donador, no recibe al Donador. Ese espíritu:
nos da poder para servicio cristiano, 
es el testimonio que es Dios en Cristo en uno y
nos guía a toda la verdad.

Juan 16:13-15:
(v.13) Pero cuando venga el Espíritu [pneuma el don] de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (v.14) El me glorificará; porque tomará [lambanō] de lo mío, y os lo hará saber. (v.15) Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará [lambanō] de lo mío, y os lo hará saber.

Esta es la Palabra de Dios hablada por el mismo Jesucristo. El espíritu que recibimos, del corazón de amor de Dios al momento del nuevo nacimiento, nos guía a la verdad que se halla en Su Palabra y nos permite ver al Cristo glorificado y en la medida que renovemos nuestra mente a la Palabra nos volvemos más como Cristo.

Romanos 8:11 y 13:
Y si el Espíritu [pneuma el don] de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu [pneuma el don] que mora en vosotros.

No necesitamos esperar que retorne Cristo por nosotros para tener poder. Ocurre que ese poder de Dios es tan INMENSO que nos vivificará cuando Cristo retorne. ¡Así de grandioso es ese poder! En la medida que creemos la Palabra y la actuamos, haremos las obras que Jesús hizo y aún mayores pues ese ENORME poder desde lo alto nos habilita a las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

(v.13) Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu [pneuma el don] hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Mientras nuestro redentor regresa por nosotros en aquel glorioso día tenemos el privilegio de manifestar, de distintas maneras en nuestra vida, el don que nos dio Dios de Su gracia.

Romanos 8:26 y 27:
26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu [pneuma el don] mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Ciertamente no puede ser Dios Quien interceda por nosotros con gemidos indecibles. En todos los casos el contexto determinará si habremos de ponerle mayúsculas a espíritu santo o no. En nuestro estudio, pero mucho más en nuestra vida como hijos de Dios es imprescindible conocer la diferencia entre el Donador y Su don a Sus hijos.

En tan poco tiempo de estar en el tema vemos la cantidad de posibilidades todas abiertas al hijo de Dios de inmediato después de renacer, de ser salvo. La debilidad, en este contexto, es que no sabemos qué hemos de pedir como conviene entonces ese espíritu que nos fue dado intercede por nosotros y en beneficio de nuestros hermanos en Cristo.

(v.27) Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Ese maravilloso espíritu “multifunción” intercede por los santos, por nuestros hermanos, en nuestros pedidos a Dios conforme a la voluntad de Él.

Hechos 5:3:
Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo [El Donador. Uno no le miente al don], y sustrajeses del precio de la heredad? (v.4) Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios [Ananías le mintió al Donador].

Hechos 28:25:
Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo [el Donador] por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo...

Quien habló a través de Isaías fue Dios, el Espíritu Santo y pudo hacerlo pues había puesto espíritu con minúscula sobre Isaías.

Efesios 1:13 y 14:
13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, (v.14) que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
No fuimos sellados con el Donador sino que Él mismo nos selló con lo que nos dio: espíritu santo. Con ese regalo nos “selló” para que tengamos vía libre al momento que recibamos la total herencia del Reino de Dios una vez que regresemos con Cristo sobre la Tierra.

Qué maravilloso regalo de la gracia de Dios. La acción en reciprocidad, en alguna especie de retribución, al amor de Dios en la vida de uno no debiera ser menos que reorientar nuestros esfuerzos en pos de utilizar el completo potencial al alcance de nuestra creencia. Solamente haciendo eso estaremos ejerciendo poder para una vida abundante de servicio. Solamente renovando nuestras mentes a utilizar el total del potencial estaremos andando como Jesús anduvo proclamando el reino, echando fuera demonios y sanando a las personas.

Este poder desde lo alto es nuestra habilidad dada por Dios


para ser como Jesucristo y  por lo tanto representarlo

Nota del  Autor

Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[4] a menos que se especifique algo en contrario. Cada vez que aparezca resaltada alguna palabra dentro del texto de la Biblia, se trata del énfasis añadido por el autor.

Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.

Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.

Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “...” indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.

Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra.Todos programas de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el link correspondiente en Links Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web.

Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.

Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es más bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento  de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[5] del estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente más de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única e inapelable.

SOLI DEO GLORIA

AUTOREduardo Di Noto
EDITOR: REV. RUBEN DARIO DAZA


[1] La palabra griega para este poder es dunamis
[2] Ob. Cit. A Critical... Pág. 626
[3] Que es lo mismo que decir que es salvo, hijo de Dios, tiene vida eterna, es renacido de simiente incorruptible, ha pasado de muerte a vida…
[4] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993
[5] Hechos 17:11

Espíritu Santo: Introducción




Espíritu Santo
Con Mayúscula y con minúscula

 

Primera cosa a tener en cuenta es que Dios es El máximo “dador”.  Él es el Donador por excelencia. Nadie puede sobrepasarlo o ganarle en dar. De Su corazón de amor no cesa de dar a la humanidad. Todo lo que proviene de Él es bueno, agradable y perfecto.

 

Santiago 1:17 y 18:

17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

 

Dios es de Quien proviene toda buena dádiva y todo don o regalo perfecto. Él es el Padre de las luces y ningunas tinieblas hay en Él. Fue Su voluntad hacernos nacer por Su Palabra.

 

El primer versículo de la Biblia dice que en el principio creó Dios los cielos y la Tierra. Ese fue el principio de los cielos y de la Tierra que nosotros conocemos, pero ciertamente no fue el principio de Dios. Él estuvo ahí mucho antes. En cambio, espíritu santo, con minúscula vino a partir de Dios y es lo que el Creador quiso que el hombre tuviera para poderse comunicar con Él. 

 

A partir del día de Pentecostés ese espíritu santo que Dios puso  en quienes confesaron y creyeron es el poder o habilidad de ser como Jesucristo fue sobre la Tierra y poder hacer sus obras y aún mayores.

 




Hechos 2:38 y 39:

38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis  [lambanō] el don del Espíritu Santo [pneuma hagion]. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

 

Esta promesa de recibir y al instante manifestar el don era para ellos, para sus hijos y para quienes están lejos lo cual incluye a Samaria y lo último de la Tierra y por si cabía alguna duda era para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Resultó ser que, como veremos más adelante, el Señor nuestro Dios llamó también a los gentiles. Más lejos que eso no había para la mente israelita de aquellos días.
 
Para Pedro era muy claro que Dios es el Señor, es Quien llama y Quien ha prometido. Dios es el Donador y Su promesa es para quienes se arrepienten y se bautizan en el nombre de Jesucristo.
 

Hechos 2:17 y 18:

Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

 

Aquí es más claro todavía: Dios derramó en Pentecostés y continúa derramando cada vez que una persona cree y confiesa. Atención con esto: Dios derrama lo que Él es.
 
En este capítulo estaremos adentrándonos a un más profundo entendimiento del campo de aquello que Dios dio en Pentecostés: espíritu santo.
 

Necesitamos hacer esto porque ya hemos visto que Adán lo tuvo, luego lo perdió y miles de años más tarde Jesucristo lo recuperó definitivamente para nosotros. Estudiaremos este tema tan importante para ver la grandeza de lo que nos fue dado a partir del día de Pentecostés.
 

Hechos 2:1-4:

1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

 

La palabra que en nuestra versión es traducida espíritu proviene de la palabra griega pneuma que es un sustantivo y nunca se usa en mayúscula en los manuscritos griegos. Lo cierto es que no todos los sustantivos afectan al texto ya sea que vayan en mayúscula o no. Por ejemplo muñeca, mesa, botella, caja son sustantivos y no importa en todos los casos si van en mayúscula o minúscula. Pero en el caso de pneuma siempre es muy importante saber si debe ir con mayúscula o no pues según sea el caso, cambia mucho el sentido. No es lo mismo decir Espíritu Santo (con mayúscula) refiriéndonos a Dios, el Donador que decir espíritu santo (con minúscula) refiriéndonos al don que proviene de Él pero no es Él. Justamente estaremos viendo en este estudio que hay una gran diferencia si decimos espíritu santo ó Espíritu Santo. Entonces, como el texto griego tiene solamente vocablos en minúscula, que vaya en mayúscula es una interpretación del traductor o revisor de la Biblia que en ocasiones puede estar bien y en otras no.
 
No podemos poner el artículo “el” delante de cada aparición del vocablo griego pneuma siendo que no hay artículo “el” delante de pneuma hagion en el texto original como tampoco podemos traducirlo de manera arbitraria con mayúscula.
 
Cuando nací de mis padres, todo el potencial del ser humano residía en mí. De la misma manera con el nuevo nacimiento. Todo el potencial de la nueva naturaleza reside en mí. Todas las realidades, los privilegios, y responsabilidades de esa nueva naturaleza están presentes en este “paquete” que soy yo. En el nacimiento físico uno pasa de la niñez a la adultez a través de etapas intermedias igual es con el nuevo nacimiento. Uno más sabe, más puede aplicar y desarrollarse. Todo lo que mis padres son, soy yo como ser humano aunque yo haya elegido distintos caminos en cuanto a las distintas posibilidades que ofrece la vida. Igual es con Dios una vez que yo tengo Su naturaleza en mí. Ya tengo Su espíritu en mí y depende sólo de mi -y del trabajo de Dios, en Cristo en mi- lo que yo haga con lo que tengo. He ahí un gran privilegio y una gran responsabilidad de esta nueva realidad. Dios es nuestro Padre y nosotros Sus hijos. Por ello –como aún tenemos cuerpo y alma- seguimos recibiendo información por medio de los cinco sentidos y además –como una ventaja adicional- también recibimos información por medio del espíritu de Dios en nosotros. ¿Por qué es esto asi?
 

Juan 3:6 y 7:

6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu [pneuma referido a Dios quien es espíritu], espíritu [pneuma, espíritu] es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

 

Padre y Madre
Carne
 
Dios
El Donador
Espíritu Santo
pneuma hagion
â
 
â
Dan lo que son
 
Da lo que Él es
            â
 
â
Carne
 
espíritu santo
El don
pneuma hagion

 

Su padre y su madre le donaron su primera naturaleza, le dieron a usted lo que ellos son, carne. Ellos le dieron su naturaleza que es la que lleva usted ahora. Eso es lo que es nacido de la carne que carne es. Lo que es nacido del Espíritu, Dios, lleva también la naturaleza del Donador, entonces espíritu es. El donador es Dios y Él da lo que Él es: espíritu y santo que es llamado también poder desde lo alto que es la habilidad espiritual dada por Dios a la persona al momento del nuevo nacimiento. Para ser hijo de Dios es necesario nacer de nuevo.

 

Efesios 2:10:

10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

 

Las buenas obras de las que habla acá; uno puede hacerlas después de haber sido creado en Cristo Jesús. Esto es muy importante. No es que por medio de las buenas obras uno es creado en Cristo Jesús.

 

La primera vez que uno nace, uno es hechura de su mamá y su papá. Cuando uno renace del espíritu de Dios esa parte espiritual en uno es hechura del Creador de los cielos y de la tierra: Dios, el Padre celestial. Nuestros padres están satisfechos de lo que hicieron con nosotros. Lo mismo con Dios en cuanto a Su simiente en mi. ¿Por qué pensar que sería diferente con el Padre celestial? Somos hechura suya. Ese es el nuevo nacimiento. Del mismo modo que nunca dejaré de ser hijo de mis padres tampoco dejaré de ser hijo de Dios una vez que renací de Su espíritu. Soy hechura suya (de mis padres) y hechura Suya (de mi Padre).
 

Leímos anteriormente en Efesios 2:5,  que un hombre o mujer que nace con cuerpo y alma está espiritualmente muerto en pecados. Eso también lo hereda de sus padres. Pero cuando renace del espíritu de Dios se transforma en el hijo legal de su Padre quien es Dios. El diablo, el dios de este mundo no tiene derecho legal sobre el hombre renacido.
 
Es muy simple de entender pues Dios es Espíritu y es Santo por consiguiente, cuando da de Sí al momento que la persona cree y confiesa, da espíritu santo. Al momento mismo que la persona renace, recibe poder interior, poder desde lo alto. Queda en la responsabilidad de la persona manifestar o exteriorizar ese maravilloso poder que le vino desde lo alto. Es como la batería de un coche que está cargada a pleno pero uno nunca lo sabe hasta que arranca el auto o prende las luces y ese poder interno se ve manifestado a los sentidos.
 
Veremos que cada vez que pneuma hagion es usado de aquello que vino a partir del día de Pentecostés, siempre tiene que ir en minúscula pues es el don que fue dado por el Donador.

 

Este espíritu estaba sobre algunos creyentes del Antiguo Testamento y ciertamente sobre Jesús y los apóstoles mientras servían junto a él, pero estaba bajo la condición que no pecaran. Luego de Pentecostés estuvo de manera incondicional dentro de quienes confesaran y creyeran. De hecho, los primeros en recibir este poder desde lo alto fueron los once apóstoles originales más Matias.

 

Juan 14:15-17:

15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

 

Este principio de “si me amáis, guardad mis mandamientos” sigue en vigencia hoy día. Cada vez que uno ama al Señor Jesucristo guardará sus mandamientos y como sus mandamientos eran de Dios, entonces uno estará guardando la Palabra de Dios. Sigue el relato diciendo que él orará al Padre por otro consolador que lo reemplace. Ese consolador es llamado por el mismo redentor como el espíritu de verdad. ¿Ve la lógica? No podía estar hablando de Dios, pues Dios ya estaba hacía mucho tiempo. Este espíritu de verdad era un consolador que vendría y de hecho vino el día de Pentecostés.
 
El mundo no le ve ni le conoce. Ellos tampoco lo veían pero sí lo conocían y estaba CON ellos y estaría (y estuvo a partir de Pentecostés) EN ellos.
 
Hoy día cada vez que una persona renace del espíritu de Dios recibe el mismo espíritu que recibieron los apóstoles dentro de uno dándole poder inherente para poderlo manifestar para bien propio y de la humanidad. A partir de ese momento es Dios en Cristo en uno la esperanza de gloria.

 

Colosenses 1:27:

A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.

 

El ruego del Señor Jesucristo por ellos fue que el Padre les diera otro consolador que lo reemplazase. Ese consolador es el espíritu de verdad. Si aquí ese espíritu al que se refiere Jesús fuera Dios, entonces querría decir que no estaba en ese momento. Eso es ilógico pues Dios estuvo siempre aún antes del principio. Ese espíritu –que no era Dios- moraba CON ellos y en las mismas palabras de Jesús estaría EN ellos.
 
Aun no se habían dado las condiciones para que ese espíritu estuviera en ellos. Tales condiciones se iban a dar una vez que llegara el día de Pentecostés. Más adelante el mismo salvador añade información justo antes de ser ascendido a la diestra de Dios.

 

Hechos 1:8:

Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

 

Nuevamente no podría estar hablando de Dios, pues Él no necesitaba venir. Otro detalle importante es que una vez que haya venido espíritu santo sobre ellos, iban a recibir a la vez poder y ese poder les habilitaría a ser testigos hasta lo último de la Tierra.
 
Este poder del que habla el Señor Jesucristo no estaba aún en ellos pues aún no estaba disponible. Para recibirlo ellos tenían que quedarse en Jerusalén.
 

Hechos 1:4 y 5:

4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

 

Ese poder desde lo alto era la promesa que debían esperar y que llegaría en diez días (…dentro de no muchos días). Así como Juan había bautizado con agua ellos, y el resto de la humanidad a partir de aquel día, si confesaban y creían iban a ser bautizados con algo superior a lo de Juan: espíritu santo. Ahí es minúscula pues se refiere al don y no al Donador.

 

Lucas 24:49:

He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

 

Haciendo una recapitulación observamos que a partir del día de Pentecostés, Dios hizo disponible espíritu santo a quienes confesaran y creyeran. Este evento singular era tan pero tan importante que está marcado en estos registros con todas estas expresiones equivalentes:

 



▪ Nacer de nuevo
▪ Otro consolador que reemplazó al Cristo presente para siempre
▪ Espíritu de verdad
▪ Moraba CON ellos. Mora hoy EN los hijos de Dios
▪ Cristo EN nosotros la esperanza de gloria
▪ Poder desde lo alto para dar testimonio hasta lo último de la Tierra
▪ La promesa del Padre
▪ Ser bautizado con espíritu santo
▪ Ser investidos de poder desde lo alto

 

Estas simples expresiones muestran la grandeza de lo que Dios hizo disponible EN quienes confesaran y creyeran a partir de Pentecostés.

 

 
Marcos 16:15

 

Nota del  Autor

 

 
Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[1] a menos que se especifique algo en contrario. Cada vez que aparezca resaltada alguna palabra dentro del texto de la Biblia, se trata del énfasis añadido por el autor.

 

Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.

 

Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.

 

Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “...” indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.

 

Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.

 

Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento  de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[2] del estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente mas de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única e inapelable.

 

 SOLI DEO GLORIA

Autor:  Eduardo Di Noto
 
Editor de Texto: Rev. Ruben Dario Daza



[1] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993
[2] Hechos 17:11