Espíritu Santo
Con Mayúscula y con minúscula
Primera cosa a tener en cuenta es que
Dios es El máximo “dador”. Él es el
Donador por excelencia. Nadie puede sobrepasarlo o ganarle en dar. De Su
corazón de amor no cesa de dar a la humanidad. Todo lo que proviene de Él es
bueno, agradable y perfecto.
Santiago 1:17 y 18:
17 Toda
buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces,
en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18 El, de su voluntad, nos
hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus
criaturas.
Dios es de Quien proviene toda buena
dádiva y todo don o regalo perfecto. Él es el Padre de las luces y ningunas
tinieblas hay en Él. Fue Su voluntad hacernos nacer por Su Palabra.
El primer versículo de la Biblia dice que en el
principio creó Dios los cielos y la Tierra.
Ese fue el principio de los cielos y de la Tierra que nosotros
conocemos, pero ciertamente no fue el principio de Dios. Él estuvo ahí mucho
antes. En cambio, espíritu santo, con minúscula vino a partir de Dios y es lo
que el Creador quiso que el hombre tuviera para poderse comunicar con Él.
A
partir del día de Pentecostés ese espíritu santo que Dios puso en quienes confesaron y creyeron es el poder
o habilidad de ser como Jesucristo fue sobre la Tierra y poder hacer sus
obras y aún mayores.
Hechos 2:38 y 39:
38 Pedro
les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis [lambanō] el don del Espíritu Santo [pneuma hagion]. 39 Porque para vosotros
es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para
cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Esta promesa de recibir y al instante manifestar el don era para ellos, para sus
hijos y para quienes están lejos lo cual incluye a Samaria y lo último de la Tierra y por si cabía
alguna duda era para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Resultó ser que,
como veremos más adelante, el Señor nuestro Dios llamó también a los gentiles.
Más lejos que eso no había para la mente israelita de aquellos días.
Para Pedro era muy claro que Dios es
el Señor, es Quien llama y Quien ha prometido. Dios es el Donador y Su promesa
es para quienes se arrepienten y se bautizan en el nombre de Jesucristo.
Hechos 2:17 y 18:
Y en los
postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre
mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
Aquí es más claro todavía: Dios
derramó en Pentecostés y continúa derramando cada vez que una persona cree y
confiesa. Atención con esto: Dios derrama lo que Él es.
En este capítulo estaremos
adentrándonos a un más profundo entendimiento del campo de aquello que Dios dio
en Pentecostés: espíritu santo.
Necesitamos hacer esto porque ya hemos
visto que Adán lo tuvo, luego lo perdió y miles de años más tarde Jesucristo lo
recuperó definitivamente para nosotros. Estudiaremos este tema tan importante
para ver la grandeza de lo que nos fue dado a partir del día de Pentecostés.
Hechos 2:1-4:
1 Cuando
llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino
del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda
la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como
de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del
Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen.
La palabra que en nuestra versión es
traducida espíritu proviene de la palabra griega pneuma que es un sustantivo y nunca se usa en mayúscula en los
manuscritos griegos. Lo cierto es que no todos los sustantivos afectan al texto
ya sea que vayan en mayúscula o no. Por ejemplo muñeca, mesa, botella, caja son
sustantivos y no importa en todos los casos si van en mayúscula o minúscula.
Pero en el caso de pneuma siempre es
muy importante saber si debe ir con mayúscula o no pues según sea el caso,
cambia mucho el sentido. No es lo mismo decir Espíritu Santo (con mayúscula)
refiriéndonos a Dios, el Donador que decir espíritu santo (con minúscula)
refiriéndonos al don que proviene de Él pero no es Él. Justamente estaremos
viendo en este estudio que hay una gran diferencia si decimos espíritu santo ó
Espíritu Santo. Entonces, como el texto griego tiene solamente vocablos en
minúscula, que vaya en mayúscula es una interpretación del traductor o revisor
de la Biblia
que en ocasiones puede estar bien y en otras no.
No podemos poner el artículo “el”
delante de cada aparición del vocablo griego pneuma siendo que no hay artículo “el” delante de pneuma hagion en el texto original como
tampoco podemos traducirlo de manera arbitraria con mayúscula.
Cuando nací de mis padres, todo el
potencial del ser humano residía en mí. De la misma manera con el nuevo
nacimiento. Todo el potencial de la nueva naturaleza reside en mí. Todas las realidades,
los privilegios, y responsabilidades de esa nueva naturaleza están presentes en
este “paquete” que soy yo. En el nacimiento físico uno pasa de la niñez a la
adultez a través de etapas intermedias igual es con el nuevo nacimiento. Uno
más sabe, más puede aplicar y desarrollarse. Todo lo que mis padres son, soy yo
como ser humano aunque yo haya elegido distintos caminos en cuanto a las
distintas posibilidades que ofrece la vida. Igual es con Dios una vez que yo
tengo Su naturaleza en mí. Ya tengo Su espíritu en mí y depende sólo de mi -y
del trabajo de Dios, en Cristo en mi- lo que yo haga con lo que tengo. He ahí
un gran privilegio y una gran responsabilidad de esta nueva realidad. Dios es
nuestro Padre y nosotros Sus hijos. Por ello –como aún tenemos cuerpo y alma-
seguimos recibiendo información por medio de los cinco sentidos y además –como
una ventaja adicional- también recibimos información por medio del espíritu de
Dios en nosotros. ¿Por qué es esto asi?
Juan 3:6 y 7:
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido
del Espíritu [pneuma referido a Dios
quien es espíritu], espíritu [pneuma,
espíritu] es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de
nuevo.
Padre
y Madre
Carne
|
Dios
El Donador
Espíritu Santo
pneuma
hagion
|
|
â
|
â
|
|
Dan lo que son
|
Da lo que Él es
|
|
â
|
â
|
|
Carne
|
espíritu santo
El don
pneuma
hagion
|
Su padre y su madre le donaron su
primera naturaleza, le dieron a usted lo que ellos son, carne. Ellos le dieron
su naturaleza que es la que lleva usted ahora. Eso es lo que es nacido de la
carne que carne es. Lo que es nacido del Espíritu, Dios, lleva también la
naturaleza del Donador, entonces espíritu es. El donador es Dios y Él da lo que
Él es: espíritu y santo que es llamado también poder desde lo alto que es la
habilidad espiritual dada por Dios a la persona al momento del nuevo
nacimiento. Para ser hijo de Dios es necesario nacer de nuevo.
Efesios 2:10:
10
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Las buenas obras de las que habla acá;
uno puede hacerlas después de haber sido creado en Cristo Jesús. Esto es muy
importante. No es que por medio de las buenas obras uno es creado en Cristo
Jesús.
La primera vez que uno nace, uno es
hechura de su mamá y su papá. Cuando uno renace del espíritu de Dios esa parte
espiritual en uno es hechura del Creador de los cielos y de la tierra: Dios, el
Padre celestial. Nuestros padres están satisfechos de lo que hicieron con
nosotros. Lo mismo con Dios en cuanto a Su simiente en mi. ¿Por qué pensar que
sería diferente con el Padre celestial? Somos hechura suya. Ese es el nuevo
nacimiento. Del mismo modo que nunca dejaré de ser hijo de mis padres tampoco
dejaré de ser hijo de Dios una vez que renací de Su espíritu. Soy hechura suya
(de mis padres) y hechura Suya (de mi Padre).
Leímos anteriormente en Efesios
2:5, que un hombre o mujer que nace con
cuerpo y alma está espiritualmente muerto en pecados. Eso también lo hereda de
sus padres. Pero cuando renace del espíritu de Dios se transforma en el hijo
legal de su Padre quien es Dios. El diablo, el dios de este mundo no tiene
derecho legal sobre el hombre renacido.
Es muy simple de entender pues Dios es
Espíritu y es Santo por consiguiente, cuando da de Sí al momento que la persona
cree y confiesa, da espíritu santo. Al momento mismo que la persona
renace, recibe poder interior, poder desde lo alto. Queda en la responsabilidad
de la persona manifestar o exteriorizar ese maravilloso poder que le vino desde
lo alto. Es como la batería de un coche que está cargada a pleno pero uno nunca
lo sabe hasta que arranca el auto o prende las luces y ese poder interno se ve
manifestado a los sentidos.
Veremos que cada vez que pneuma hagion es usado de aquello que
vino a partir del día de Pentecostés, siempre tiene que ir en minúscula pues es
el don que fue dado por el Donador.
Este espíritu estaba sobre algunos
creyentes del Antiguo Testamento y ciertamente sobre Jesús y los apóstoles
mientras servían junto a él, pero estaba bajo la condición que no pecaran.
Luego de Pentecostés estuvo de manera incondicional dentro de quienes
confesaran y creyeran. De hecho, los primeros en recibir este poder desde lo
alto fueron los once apóstoles originales más Matias.
Juan 14:15-17:
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17
el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni
le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en
vosotros.
Este principio de “si me amáis,
guardad mis mandamientos” sigue en vigencia hoy día. Cada vez que uno ama al
Señor Jesucristo guardará sus mandamientos y como sus mandamientos eran de
Dios, entonces uno estará guardando la Palabra de Dios. Sigue el relato diciendo que él
orará al Padre por otro consolador que lo reemplace. Ese consolador es llamado
por el mismo redentor como el espíritu de verdad. ¿Ve la lógica? No podía estar
hablando de Dios, pues Dios ya estaba hacía mucho tiempo. Este espíritu de
verdad era un consolador que vendría y de hecho vino el día de Pentecostés.
El mundo no le ve ni le conoce. Ellos
tampoco lo veían pero sí lo conocían y estaba CON ellos y estaría (y estuvo a
partir de Pentecostés) EN ellos.
Hoy día cada vez que una persona
renace del espíritu de Dios recibe el mismo espíritu que recibieron los
apóstoles dentro de uno dándole poder inherente para poderlo manifestar para
bien propio y de la humanidad. A partir de ese momento es Dios en Cristo en uno
la esperanza de gloria.
Colosenses 1:27:
A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria
de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de
gloria.
El ruego del Señor Jesucristo por ellos
fue que el Padre les diera otro consolador que lo reemplazase. Ese consolador
es el espíritu de verdad. Si aquí ese espíritu al que se refiere Jesús fuera
Dios, entonces querría decir que no estaba en ese momento. Eso es ilógico pues
Dios estuvo siempre aún antes del principio. Ese espíritu –que no era Dios-
moraba CON ellos y en las mismas palabras de Jesús estaría EN
ellos.
Aun no se habían dado las condiciones
para que ese espíritu estuviera en
ellos. Tales condiciones se iban a dar una vez que llegara el día de
Pentecostés. Más adelante el mismo salvador añade información justo antes de
ser ascendido a la diestra de Dios.
Hechos 1:8:
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra.
Nuevamente no podría estar hablando de
Dios, pues Él no necesitaba venir. Otro detalle importante es que una vez que
haya venido espíritu santo sobre ellos, iban a recibir a la vez poder y ese
poder les habilitaría a ser testigos hasta lo último de la Tierra.
Este poder del que habla el Señor
Jesucristo no estaba aún en ellos pues aún no estaba disponible. Para recibirlo
ellos tenían que quedarse en Jerusalén.
Hechos 1:4 y 5:
4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén,
sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Ese poder desde lo alto era la promesa
que debían esperar y que llegaría en diez días (…dentro de no muchos días). Así
como Juan había bautizado con agua ellos, y el resto de la humanidad a partir
de aquel día, si confesaban y creían iban a ser bautizados con algo superior a
lo de Juan: espíritu santo. Ahí es minúscula pues se refiere al don y no al
Donador.
Lucas 24:49:
He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;
pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de
poder desde lo alto.
Haciendo una recapitulación observamos
que a partir del día de Pentecostés, Dios hizo disponible espíritu santo a
quienes confesaran y creyeran. Este evento singular era tan pero tan importante
que está marcado en estos registros con todas estas expresiones equivalentes:
▪ Nacer de nuevo |
▪ Otro consolador que reemplazó al Cristo presente para siempre |
▪ Espíritu de verdad |
▪ Moraba CON ellos. Mora hoy EN los hijos de Dios |
▪ Cristo EN nosotros la esperanza de gloria |
▪ Poder desde lo alto para dar testimonio hasta lo último de la
Tierra |
▪ La promesa del Padre |
▪ Ser bautizado con espíritu santo |
▪ Ser investidos de poder desde lo alto |
Estas simples
expresiones muestran la grandeza de lo que Dios hizo disponible EN quienes
confesaran y creyeran a partir de Pentecostés.
Marcos 16:15 |
Nota del
Autor
Toda la Escritura utilizada en
este artículo es de la
Versión Reina Valera 1960[1] a menos que se especifique algo en contrario. Cada vez que
aparezca resaltada alguna palabra dentro del texto de la Biblia , se trata del énfasis
añadido por el autor.
Toda vez que se utilice una palabra de
origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en
mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En
ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma
gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.
Debido a que los paréntesis se utilizan
en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada
entre corchetes para diferenciarla.
Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas
del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea
de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “...”
indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.
Las notas al final son una parte integral
y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar,
aclarar, o reforzar el tema que se trate.
Esta
enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en
algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye
con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras.
No obstante, la Palabra
de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios
mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro
conocimiento y entendimiento de las distintas maravillas presentadas
en la Palabra
de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[2] del
estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico
como una ayuda, una fuente mas de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra
está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra
de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es
autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la
exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y
autoridad única e inapelable.
Autor: Eduardo Di Noto
Editor de Texto: Rev. Ruben Dario Daza
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