sábado, 11 de mayo de 2019

COMO ENTENDER LA BIBLIA: EN SU VERSICULO, CAP. 12

TERCERA PARTE 

Cómo la Biblia se interpreta 
a sí misma 

CAPÍTULO 12 
EN SU VERSÍCULO 

2 Pedro 1:20 es una Escritura con la cual generalmente comienzo en mis clases. En este libro he examinado más antecedentes para señalar la exactitud de la Palabra de modo que ahora estamos listos para estudiar este versículo. 
2 Pedro 1:20:
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada.
Esto es lo primero que tenemos que entender si vamos a entender la grandeza de la revelación de Dios en Su Palabra. Ninguna profecía, ningún versículo de Escritura es de interpretación privada alguna. 

Si yo digo: "Esto es lo que pienso que significa", estoy dando mi interpretación privada. Si usted dice: "Esto es lo que yo pienso que quiere decir", o si cualquier denominación escribe: "Esto es lo que nuestra denominación dice que quiere decir", tenemos interpretación privada. Pásele a dos hombres el mismo versículo de Escritura y, por interpretarlo privadamente, llegarán a dos conclusiones completamente divergentes. Todas nuestras separaciones en la cristiandad vienen porque no estudiamos la Palabra desde su precisión inherente. No importa nada lo que pensamos, o cuáles son nuestras opiniones. El elemento crucial es qué dice la Palabra. Usted y yo tenemos que pensar de acuerdo a la precisión de la Palabra. 

2 Pedro 1:20 es el único sitio en que idios se traduce "privada". En otros lugares en la Biblia se traduce "su" o "propio". La Palabra "interpretación" es la palabra griega epilusis la cual no aparece en ningún otro lugar de la Biblia. La forma verbal de epilusis en griego es epiluo que quiere decir "soltar sobre" así como cuando se suelta a un perro de cacería sobre la presa. Idios más epilusis es igual a: "de ninguna soltura personal". Uno no deja simplemente que su mente corra suelta como cuando se suelta a un perro sobre la presa; uno no deja que la mente vague y dé toda clase de interpretaciones a la Escritura. "Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de soltura personal cualquiera". 

Después de eliminar la interpretación privada, permanecen dos alternativas al interpretar la Palabra de Dios: (1) Ya sea que no hay interpretación posible, o (2) la Palabra se tiene que interpretar a sí misma. 

Si no hay interpretación posible entonces será mejor que nos olvidemos de todo el proyecto de entender la Palabra. Pero éste no es el caso. Hay otra respuesta: la Palabra se interpreta a sí misma. 

La Palabra se interpreta a sí misma en una de tres formas: (1) se interpreta a sí misma en el versículo donde está escrita; o (2) se interpreta a sí misma en su contexto; o (3) la interpretación puede ser encontrada en su uso previo en la Palabra. 

Fue una revelación admirable para nosotros quienes hacemos investigación bíblica descubrir que la gran mayoría de la Palabra de Dios se interpreta a sí misma justamente donde está escrita. Yo estimaría que desde Génesis hasta Apocalipsis, de un 85 a un 90 por ciento de la Palabra de Dios se interpreta a sí misma en el versículo. 

Si la interpretación es tan obvia, ¿por qué no la hemos entendido? Primero que nada, no la hemos leído; y en segundo lugar, no hemos recordado lo que leímos. Nos volvemos descuidados y leemos una cosa en vez de otra. 

Observemos algunos ejemplos donde la Escritura se interpreta a sí misma en el versículo. 
Génesis 1:1:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
¿Dónde se interpreta a sí mismo este versículo? 
Uno no necesita ningún comentario para entender este versículo. 
Juan 3:16:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
¿Dónde se interpreta a sí mismo este versículo? Ahí donde está escrito. Versículo tras versículo es justamente así. 
Mateo 11:28:
Venid a mí todos los que estéis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 
Hebreos 13:5:
…No te desampararé, ni te dejaré. 
Una persona no necesita un comentario, y muchas veces ni siquiera un diccionario* para entender estos versículos. 

Una nota a la que debemos prestar atención es que las palabras tienen que ser entendidas de acuerdo a las definiciones que tenían para la época en que la traducción fue hecha. El significado de las palabras cambia. Nosotros tendríamos un problema en tres semanas si se publicara una nueva traducción hoy día, debido a cambios en definiciones y en uso de las palabras. 

Para ilustrar un cambio en expresión, pase a Isaías 1:13

No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir…

“No lo puedo sufrir” bíblicamente quiere decir “no lo puedo tolerar”. El Señor no podía tolerar todo el ritual del incienso, la luna nueva y los días de reposo por el que todos pasaban en los días de fiestas religiosas. 

Marcos 7:9:
Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.
La palabra “Bien” significa “con pleno conocimiento” en el uso bíblico. “Con pleno conocimiento invalidáis el mandamiento de Dios”. 
Mateo 25:35:
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis.
“Recoger “a alguien es “darle hospitalidad”. 

Estos ejemplos ilustran que debemos entender que la Escritura se interpreta a sí misma en el versículo donde está escrita, pero que algunas veces la palabra o palabras deben entenderse según su uso cuando la traducción fue hecha. 


Hay otro punto. Los versículos que se interpretan a sí mismos tienen que estar en armonía con todas las otras referencias bíblicas del mismo tópico. En Mateo 27 hay un versículo que sobresale en la Palabra de Dios por su dificultad. En cada Semana Santa, cuando se dan los sermones de las “siete palabras”, este versículo en particular es despedazado. 
Mateo 27:46:
Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Este versículo de la Escritura debería haber capturado nuestra atención desde el principio mismo.

¿Por qué los traductores dejaron allí las palabras extranjeras? Esto debió habernos motivado para iniciar una indagación en cuanto a la desviación de lo usual por parte de los traductores. 

Nosotros entendemos este versículo palabra por palabra excepto por las palabras extranjeras. Sin embargo este versículo contradice a otros versículos en la Palabra de Dios. Parecería como si Dios hubiese abandonado a Jesús porque Jesús se hizo pecado y Dios no podía aguantar el pecado; por lo tanto Dios dejó a Jesús a que muriera solo. 

Vayamos a la Palabra y veamos exactamente lo que la Palabra dice. Observe Juan 16:32
He aquí la hora viene, y ha venido ya (Jesús está hablando a sus apóstoles), en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. 
Jesús hablaba del momento de su crucifixión y de su muerte; él dijo: “El Padre está conmigo”. Sin embargo, en Mateo 27:46 dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” 
Juan 10:30:
Yo y el Padre uno somos.
2 Corintios 5:19:
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo…
¿Cómo puede “uno” ser separado? Observe Colosenses 2:9

Porque en él (en Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. 

¿Cómo vamos a separar la plenitud de la Deidad la cual habita en la presencia de Cristo en la tierra? ¿Cómo podía decir Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”? 

Hay muchos ejemplos en la Palabra que son contradichos a gritos por Mateo 27:46. Mateo no puede hacer esto si es la Palabra de Dios. 

Lo que Cristo dijo en el momento en que fue tomado en cautiverio está escrito en Mateo 26:53
¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?
Uno tiene que estar en “términos amistosos” con Dios para conseguir esa clase de ayuda. El Padre le habría dado a Jesús 72.000 ángeles. Jesús podía haber salido inmediatamente de entre ese grupo de hombres si él hubiera querido. ¿Por qué? Porque “yo y el Padre uno somos”, “el Padre está conmigo”, “yo siempre hago la voluntad del Padre”. Jesús tuvo que haber estado haciendo la voluntad de Dios cuando moría en esa cruz. Sin embargo, Mateo 27:24 dice: “Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Este versículo contradice al resto de la Palabra. 

¿Cuál es el problema? Primero que nada, las palabras extranjeras insertadas en ese versículo son palabras arameas. Jesús hablaba arameo. (El arameo es llamado hebreo en la Versión Reina-Valera. Más exactamente, podría haber sido llamado siriocaldeo). Estas palabras en arameo son dejadas en esta Escritura particular porque los traductores realmente no sabían qué hacer con ellas. Dejaron el versículo y añadieron la interpretación en español. Hay todavía hoy en día algunos ejemplos más en el Nuevo Testamento donde los traductores han permitido que las palabras en arameo permanezcan en el texto. 

La palabra elí quiere decir “Dios mío”, pero no hay palabra aramea como la palabra lama. Hay una palabra lmna. Lmna es siempre un grito de victoria, una declaración de “para este propósito”, o “por esta razón”. La raíz de sabactani es shbk. Shbk quiere decir “reservar”, “dejar”, “guardar” o “mantener”. 

Era cerca de la hora novena, las tres de la tarde, cuando Jesús habló desde la cruz. Colgando de la cruz en esa hora crucial, Jesús hizo esa proclamación desde lo profundo de su alma. “¡Dios mío, Dios mío, para este propósito fui reservado, con este propósito fui guardado!” Las últimas palabras que él profirió fueron: “Consumado es”. ¿Qué estaba consumado? La redención de usted y la mía. Jesucristo había dado su propia vida. 

Aquel que no conoció pecado se había vuelto pecado para que usted y yo pudiéramos ser hechos la justicia de Dios en él. Su redención y la mía fueron entonces consumadas. El siguiente versículo cronológicamente es Juan 19:30: “…Y…entregó el espíritu”. Ellos no le quitaron su vida. No fueron los clavos que traspasaron sus manos los que lo mantuvieron en esa cruz, ni tampoco la cuerda atada alrededor de su cintura, ni tampoco los clavos que atravesaron sus pies. ¿Por qué se mantuvo colgando en esa cruz? Porque Jesucristo nos amó. El podía haber salido de esa cruz. Podía haber tenido doce legiones de ángeles a su mando. Pero siguió colgado de la cruz porque tanto nos amó que dio su vida por nosotros. Cuando estaba muriendo en esa cruz él no exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”, sino: “¡Dios mío, Dios mío, con este propósito fui reservado, para este propósito fui guardado!” 

Traducciones del lejano oriente dicen en Mateo 27:46: “…Dios mío, Dios mío, para este propósito fui reservado”. Las traducciones occidentales leen erróneamente:”…Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” 

Supongamos que usted tiene un hijo único y en este momento su hijo se estuviera muriendo: ¿estaría usted sentado leyendo este libro sobre la exactitud de la Palabra de Dios, o estaría con su hijo? Y su hijo no ha hecho siempre la voluntad suya. Su hijo ha hecho cosas contrarias a lo que usted hubiera querido. Aun así, usted querría estar con él. ¿Piensa usted que Dios Todopoderoso no es tan bueno como usted? Jesucristo era el Hijo unigénito de Dios y siempre hizo la voluntad del Padre. Cuando él moría en esa cruz, ¿dónde piensa usted que estaba el Padre? Con él. 

Dios permaneció con Su Hijo. Esta fue la hora de triunfo no solamente para ellos, sino para nosotros también, pues fue en este punto que Jesucristo, el segundo Adán, cumplió todos los requisitos legales para nuestra redención y salvación. Este era el propósito de Cristo. Ahora tenemos una traducción precisa de Mateo 27:46, uno de los versículos más difíciles en la Reina-Valera. Ahora este versículo calza con otros pasajes de la Palabra de Dios. 

Para reiterar puntos: (1) La Escritura generalmente se interpreta a sí misma en el versículo donde está escrita; (2) el vocabulario debe entenderse en los términos del día en que se hizo la traducción; (3) toda la Escritura tiene que estar en armonía consigo misma; esto es, las escrituras que se relacionan con un tema dado no pueden contradecir la una a la otra. 


Ahora prosigamos con el asunto del desarrollo narrativo. Desarrollo narrativo quiere decir que varios pasajes de la Escritura en un incidente o tema idénticos pueden aumentar la información dada en cada uno. Cada pasaje de escritura relacionado al mismo incidente puede que no dé los mismos detalles pero las Escrituras tienen que complementarse y estar de acuerdo entre sí o no tenemos la verdadera Palabra de Dios. 

Una trampa que debemos evitar ahora es que no llamemos idénticas a situaciones que solamente son similares. Por ejemplo, si en un Evangelio hay dos hombres saliendo de una cierta ciudad y hablándole a Jesús, y en otro Evangelio hay un hombre saliendo de la ciudad y hablándole a Jesús, estas situaciones no son idénticas. ¿Cenó usted hoy? ¿cenó usted ayer? Supongamos que usted comió un emparedado de mortadela y tomó té ayer, y hoy usted de nuevo come un emparedado de mortadela y té. ¿Fue la cena idéntica o similar? No podía haber sido idéntica porque usted no comió el mismo emparedado hoy día, o bebió exactamente el mismo té que bebió ayer. El tiempo, el momento era diferente-veinticuatro horas de separación-luego las situaciones eran similares pero no idénticas. 

Al estudiar el desarrollo de situaciones idénticas en varios pasajes de Escritura, se vuelve vitalmente importante el observar la Palabra con un ojo aguzado y una mente perceptiva para ver la profundidad de ella. Por ejemplo: Mateo puede decir algo con respecto a una situación; Marcos, por el otro lado, hablando de la idéntica situación, puede que no diga lo que dijo Mateo, pero él podría dar otros detalles que Mateo no dio. Sin embargo, lo que Marcos añadiría a Mateo, no podría contradecir aquello que dijo Mateo, o la situación no sería idéntica. Si las situaciones son idénticas, aquello que es presentado en una Escritura no puede contradecir a lo que se presenta en otra. 

Observemos una narración altamente desarrollada que tiene que ver con la crucifixión de Cristo. Mateo, Marcos, Lucas y Juan hablan del mismo incidente, pero cada uno da distintos detalles acerca de la crucifixión. Una vez que se junta todas las cuatro narraciones tenemos un cuadro total y expansivo sin tacha. 
Mateo 27:35-37:
Cuando le hubieron crucificado (a Jesús), repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.
Y sentados le guardaban allí.
Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS JUDIOS.
Aquí está la secuencia cronológica de eventos: (1) crucificaron a Jesús, (2) repartieron sus vestiduras, (3) pusieron sobre su cabeza su causa (acusación). 

Antes de que los soldados repartieran sus vestiduras, se sentaron. En el Oriente cuando una persona se sienta, permanece sentada por un rato. No se sienta para levantarse enseguida. Después de sentarse por un rato los soldados pusieron sobre su cabeza su causa. 

Para conseguir esta causa puede que hayan tenido que ir a Jerusalén para conseguir permiso y luego tuvieron que hacer el letrero. Todo esto toma tiempo. Eso es exactamente lo que indica Mateo. 
Mateo 27:38:
Entonces (después de todo eso) crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda.
La Versión Reina-Valera dice: "dos ladrones"; las palabras griegas son duo lestai de las cuales duo es "dos", y lestai es "robadores"-ladrones que planean deliberadamente y hacen sus asaltos al descubierto, actuando con violencia o con fuerza. Duo lestai, dos robadores, fueron crucificados con Jesús después de un tiempo intermedio. 

Mateo nos dice que los soldados tomaron a Jesús y le crucificaron; se sentaron y le guardaron; pusieron su causa sobre su cabeza; y entonces crucificaron a dos ladrones, robadores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 

Hay otra observación interesante que debe hacerse acerca de Mateo 27:44. 
Lo mismo le injuriaban también los ladrones (los robadores, los duo lestai) que estaban crucificados con él.
La galería de gente en la crucifixión estaba diciendo, como los versículos anteriores indican: "Confió en Dios: que se salve ahora"; pronto los dos robadores entraron en la conversación y ambos "le injuriaban". Ellos le decían a Jesús: " Si tú eres verdaderamente el Hijo de Dios, ¿por qué no bajas de esa cruz?" Los dos robadores le injuriaban. Esto es lo que Mateo declara.

La siguiente declaración de los evangelios sobre la crucifixión se encuentra en Marcos 15:26, 27, 32. Marcos no escribió información adicional a lo que se da en los otros evangelios. Luego, para ahorrar tiempo, vayamos a Lucas 23:32: 
Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores (kakourgoi, malhechores, no robadores), para ser muertos
Cuando llevaban a Jesucristo de Jerusalén al Calvario, llevaron con él, nos dice Lucas, a dos malhechores. Un malhechor es uno que hace mal. Un robador, por ejemplo sería un malhechor; pero no todo malhechor sería un robador. Un asesino, por ejemplo, es uno que hace mal; pero no todo el que hace mal es un asesino. Cuando sacaban a Jesús de Jerusalén, de acuerdo con el Evangelio de Lucas, llevaban con él a dos malhechores para ser muertos. 
Lucas 23:33:
Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
La palabra "malhechor" es la palabra kakourgos; la palabra "robadores" es lestai. Lucas usa una palabra totalmente diferente porque la gente involucrada es gente totalmente diferente. No eran dos robadores; ellos eran dos kakourgoi, malhechores, quienes fueron traídos al mismo tiempo que Jesús para ser crucificados. 
Lucas 23:39,40:
Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

Respondiendo el otro, le reprendió (al primer malhechor), diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
Los dos robadores, de acuerdo con Mateo, “lo mismo le injuriaban”. Pero en el Evangelio de Lucas sólo uno de los malhechores le habló injuriosamente a Jesús; el otro le dijo al malhechor: “Será mejor que te calles porque tú estás en la misma condenación en que él está”. ¿Cómo puede cualquier persona, lógicamente, decir que los dos robadores presentados en Mateo son los mismo que los dos malhechores en Lucas. En Mateo, los soldados crucificaron a Jesús, repartieron sus vestiduras, se sentaron, pusieron su causa escrita sobre la cruz, entonces trajeron a los robadores. Mientras que, según Lucas, los soldados llevaron a los dos malhechores con Jesús para ser muertos. 

El juntar las dos declaraciones de Mateo y Lucas es sencillo. Cuando Jesús fue llevado para ser crucificado, llevaron con él a dos malhechores. Los soldados crucificaron a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los dos robadores injuriaron a Jesús, pero sólo uno de los dos malhechores le injurió. Al malhechor concienzudo quien le dijo a Jesús:”…Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”, Jesús le dijo: “De cierto te digo hoy (que) estarás (tiempo futuro) conmigo en el paraíso”. 

De acuerdo con la exacta Palabra de Dios, ¿cuántos hombres fueron crucificados con Jesús? Dos malhechores más dos ladrones son cuatro personas. Toda la enseñanza que nosotros hemos tenido que dice que Jesús estaba en la cruz del centro con un reo a la derecha y el otro a la izquierda está demostrada que es falsa. La razón por la que hemos creído esto es que en vez de leer al Palabra le creímos a las pinturas que hemos visto. Cuando una persona va a la Palabra de Dios y ve el desarrollo narrativo de Mateo y Lucas en una situación idéntica, se ve muy claramente que hubo cuatro crucificados con Jesús. 

El pasaje de la crucifixión obtenido de los tres Evangelios es un ejemplo de cómo la Escritura se interpreta a sí misma en desarrollo narrativo o bíblico. Observe el tiempo y note el lugar de acción. Una Escritura puede decir algunos detalles y otra puede decir otros; pero la una Escritura no puede contradecir lo que la otra Escritura dice. De Mateo, Marcos y Lucas uno observa que hubo cuatro hombres finalmente crucificados con Jesús. 

Tenemos una declaración del Evangelio que nos queda por considerar: la de Juan. Mateo, Marcos y Lucas estaban específicamente interesados en el tiempo mientras que Juan se interesa en el lugar de la acción. 
Juan 19:18:
y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
Mateo nos informó que hubo dos robadores crucificados; Lucas nos informó que hubo dos malhechores, lo cual hace un total de cuatro hombres. Pero Juan dice: "Y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado". Si sólo hubo uno a cada lado, uno más uno son dos. Ahora tenemos una discrepancia aparente. 

Recuerde que cuando hay una discrepancia aparente, el primer lugar donde miramos es en nuestras mentes. ¿Entendemos lo que está escrito? Si entendemos lo que está escrito, como lo hacemos aquí, entonces el error sólo puede estar en un otro lugar y es en la traducción, pues la verdadera Palabra de Dios no se puede contradecir a sí misma. 

Juan nos dice, según la Reina-Valera: "y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio". Una traducción del texto de Esteban, del cual fue traducida la Versión Reina-Valera, dice en Juan 19:18: "y con él, otros dos en este lado y en aquel lado". No hay palabra griega alguna correspondiente a "uno". Los traductores de la Reina-Valera añadieron la palabra "uno". Si la palabra "uno" no está en los textos críticos griegos, ¿por qué está en la Reina-Valera? Porque para el año 1569 el mundo occidental había sido tan indoctrinado por una pintura que mostraba a Jesús en una cruz con un malhechor a cada lado de él, que cuando los traductores estaban traduciendo este versículo particular del capítulo diecinueve de Juan, ellos insertaron la palabra "uno". 

Quite las comas y la palabra "uno" y lea el versículo de nuevo. "Y allí le crucificaron y con él a otros dos a cada lado y Jesús en medio". Las mismas palabras, enteuthen kai enteuthen, se usan en Apocalipsis 22:2.
En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río... 
Enteuthen kai enteuthen es traducido "a uno y otro lado". Estas son las mismas palabras que se usan en los evangelios con la excepción de que Juan tiene la palabra duo. Duo enteuthen kai enteuthen es igual a "dos en este lado y dos en el otro lado y Jesús en el medio". ¡Qué gran exactitud de la Palabra de Dios! 
Juan 19:32:
Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero (uno de los robadores), y asimismo al otro (uno de los malhechores) que había sido crucificado con (El prefijo sun quiere decir "en cercana proximidad con".) él (dando a entender el primer robador).
Para ilustrar cómo se nos ha enseñado mal acerca de lo que los soldados hicieron para romper las piernas de los llamados dos ladrones: los soldados rompieron las piernas del primero; luego tienen que haber pasado por alto a Jesús caminando alrededor de su cruz (la cual era en realidad un madero) y llegar donde el segundo llamado ladrón. Finalmente estos soldados regresaron donde Jesús y dijeron: "Dios mío, él ya está muerto". Este tipo de rutina no es muy razonable. Es más, no tiene sentido. Cuando usted lee la exactitud de la Palabra, los soldados vinieron y rompieron las piernas del primero (robador) y del siguiente (malhechor) avanzando en la fila; cuando los soldados llegaron a Jesús en el tercer lugar, lo encontraron ya muerto. 

"Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas del primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él". ¿Quién era "el otro que había sido crucificado con (con) él"? Lucas dijo que cuando sacaron a Jesús de Jerusalén, llevaban dos malhechores con él. "Vinieron...los soldados y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él", que era el malhechor. 

La palabra "otro" en el versículo 32-"y al otro que había sido crucificado con él"-es otra clave para añadir a la prueba de que cuatro hombres fueron crucificados con Jesús. Hay dos palabras diferentes que se traducen "otro" en Juan 19 y en Lucas 23. Una palabra es heteros y la otra palabra griega es allos. Tanto heteros como allos se traducen "otro", pero heteros quiere decir "otro cuando sólo dos pueden estar involucrados" mientras que allos quiere decir "otro cuando más de dos pueden estar involucrados". La palabra "otro" en Juan 19:32 es allos

Se usa allos cuando más de dos pueden estar involucrados. Dos malhechores, dos ladrones y Jesús están involucrados, sumando cinco. Luego los soldados quebraron las piernas del primero y del otro (allos) de los cinco involucrados. 

En Lucas 23:32, también se usa "otro". 
Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. 
¿Cuál palabra griega tiene que usarse para tener la verdadera Palabra? La palabra es heteros porque sólo dos categorías están involucradas: Jesús y los malhechores. Esta es la precisión aguda de la Palabra de Dios. 

Cuando llevaron a Jesús, llevaron a dos malhechores con él. Más tarde, después de que los soldados habían crucificado a Jesús, repartieron sus vestiduras, echaron suertes, se sentaron, pusieron una acusación (causa), entonces, finalmente, trajeron dos robadores y los crucificaron. Cuando vinieron los soldados, quebraron las piernas del primero y del otro (el allos, más de dos involucrados); pero habiendo llegado a Jesús, encontraron que él ya estaba muerto. ¿Por qué? Porque los profetas de antiguo habían profetizado que nadie quebraría jamás las piernas del Mesías. (Salmos 34:20, Exodo 12:46, Números 9:12). 

Los judíos y soldados no le quitaron la vida a Jesús sobre la cruz del Calvario; él la entregó, él dio su vida. El no murió porque lo crucificaron; él murió porque se dio a sí mismo por usted y por mí. Esta es la exactitud con que encaja la Palabra de Dios, y éste es el uso extraordinario de la Palabra a medida que desarrolla las Escrituras interpretándose a sí misma justamente donde está escrita. Al comparar Escrituras en un incidente idéntico, las Escrituras se pueden complementar entre sí, pero nunca contradecirse la una a la otra si es que tenemos la verdadera Palabra. 

Mientras estudiamos cómo se desarrollan los pasajes bíblicos que conciernen a situaciones idénticas, debemos estudiar la gran exactitud del día en que Jesucristo murió y el día en que resucitó de entre los muertos. 

Años atrás, cuando yo estaba enseñando en el Brasil, un estudiante de teología de buena reputación, un brasilero educado en una escuela norteamericana me preguntó: "Pr. Ruben Daza, ¿en qué día murió Jesucristo?" El hombre continuó: "Le he pedido a misionero tras misionero que me expliquen cómo obtienen tres días y tres noches desde el Viernes Santo hasta el Domingo de la Resurrección en la mañana". A pesar de que este hombre inteligente había sido entrenado en una escuela misionera, seguía siendo brasilero porque los misioneros entendían menos que él sobre la Palabra. El hombre hizo notar a Mateo 12:40: "Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches". 

"Más aun", dijo él, "qué me dice de la escritura de I Corintios 15:4, donde su Biblia declara que Jesucristo´...fue sepultado, y que resucitó el tercer día, conforme a las Escrituras´ ". ¿Cómo pudo Jesús estar muerto tres días y tres noches desde el Viernes Santo hasta el Domingo de Resurrección, y aún resucitar al tercer día?

El estudiante de seminario y yo tuvimos una buena discusión exponiendo la Palabra con los principios de que una Escritura no dice necesariamente la historia completa, pero que escrituras complementarias acerca de una situación idéntica no se pueden contradecir la una a la otra. 

Primero, examinemos la enseñanza tradicional con respecto a la muerte y resurrección de Jesús. El relato en Mateo decía que Jesús estaría tres días y tres noches en el corazón de la tierra. Mateo no dice que Jesús estaría en el corazón de la tierra desde el momento en murió, sino desde el momento en que fue sepultado. Nosotros les daremos a las personas el beneficio de la duda, sin embargo, y les tomaremos en cuenta desde el momento en que murió, lo cual sería desde las 3:00 p.m. en el Viernes Santo. Si se marca el tiempo desde el viernes a las 3:00 p.m. hasta el sábado a las 3:00 p.m., tenemos un día y una noche; ahora si Jesús resucitó temprano en la mañana del Domingo de Resurrección-ajustando el tiempo lo más que se puede-lo más que podemos obtener es tres días y dos noches. Los tradicionalistas dicen que Mateo no quería decir literalmente tres días y tres noches, lo que quiere decir es "segmentos", cualquier porción de un día puede ser contada como un día. Esta es una enseñanza falaz pues cada vez que la Palabra de Dios menciona un día y una noche, no es una porción de tiempo; un día y una noche o una noche y un día es un período literal de veinticuatro horas. La razón por la que la noche viene antes del día en la Palabra de Dios es que la cuenta del tiempo de los judíos comenzaba con la puesta del sol de modo que la noche precedía a las horas de luz de un día. Mateo 12:40 dijo: "tres días y tres noches" lo cual significaría tres períodos de veinticuatro horas cada uno. ¿Cómo pueden figurarse tres días y tres noches desde el Viernes Santo a las 3:00 p.m. hasta la mañana del Domingo de Resurrección? El Domingo de Resurrección en la mañana (que sería el tercer día), Jesucristo ya había resucitado; entonces ¿dónde está la tercera noche? Esta enseñanza no encaja. ¿Qué vamos a hacer? Vamos a estudiar en la misma forma en que investigamos los hombres crucificados con Jesús. Cuando la Palabra de Dios encaja, no hay contradicciones, no hay errores. Debemos ir a la Palabra de Dios para averiguar el día, la hora y los detalles involucrados en la crucifixión de Jesús, su entierro y su resurrección para tener la Palabra de Dios correctamente dividida. 

Según la Palabra de Dios, el primer día de la Pascua era siempre una convocación santa, un día solemne, un día de reposo. Por ejemplo, si el primer día de la Pascua caía martes, ese martes era un día de reposo. Si el primer día de la Pascua caía en un día de reposo semanal, en un sábado, entonces aún era un día solemne y tendría preeminencia sobre el día de reposo semanal. Esto es similar a nuestros días de fiesta. Por ejemplo, si resulta que Navidad cae martes, es un día de fiesta; pero si Navidad cae un domingo, el día especial de Navidad toma prioridad sobre el domingo semanal. Este punto tiene relación con la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. 

El primer día de la Pascua era siempre el día quince en el mes de Nisán, el primer mes del año. 
Levítico 23:5:
en el mes primero (Nisán), a los catorce del mes, entre las dos tardes (a la puesta del sol), pascua es de Jehová.
“Entre las dos tardes” es un modismo hebreo que significa “a la puesta del sol”. Porque la puesta del sol, según la manera hebrea de contar el tiempo, marca el fin de un día y el comienzo del siguiente día,”a los catorce del mes, entre las dos tardes (a la puesta del sol)” significa “al fin del día catorce y al comienzo del día quince”. Al fin del día catorce de Nisán, y, por eso, con el comienzo del día quince de Nisán, comienza la Pascua. 
Levítico 23:6,7:
Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura (la cual es la Pascua) a Jehová: siete días comeréis panes sin levadura.
El primer día tendréis santa convocación…
El primer día de la Pascua, el quince, siempre será una santa convocación, un día de reposo, un día solemne. 
Levítico 23:8:
Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación…
En otras palabras, el primer día de la Pascua y el séptimo día de la Pascua eran días de reposo, días de santa convocación. 

Reunamos más versículos de Escritura para entender la manera judía de contar el tiempo. 
Éxodo 12:2:
Este mes (Abib o Nisán) os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año. 
Éxodo 13:4:
Vosotros salís hoy en el mes de Abib.
El nombre del mes de Abib fue cambiado más tarde, después del cautiverio en Babilonia, al mes de Nisán. En Ester 3:7, que fue escrito después del cautiverio en Babilonia, dice: “En el mes primero, que es el mes de Nisán…” El mes de Abib, el primer mes, es el único mes al que Dios le dio nombre en la Biblia. Dios se refiere a todos los otros meses como el segundo, el tercero, el cuarto, el quinto, el sexto, el séptimo y así sucesivamente. Cuando el hombre cambió el nombre del primer mes de Abib a Nisán, también le dio nombres a los otros meses a los cuales Dios solamente había numerado. En el primer mes del año y en el día quince, era la Pascua. Así que el día anterior a la Pascua era lógicamente el catorce de Nisán o Abib. 

Hay más documentación del tiempo de la muerte de Jesús en el Evangelio de Juan. 
Juan 19:31:
Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua (el día anterior al quince de Nisán), a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí.
La Palabra declara claramente que era el día de la preparación de la Pascua, el cual sería el día anterior a la Pascua, el catorce de Nisán; los cuerpos no podían permanecer en la cruz ese día solemne. El punto mayor de confusión entre los estudiosos ha sido que no han diferenciado entre el día de reposo, el primer día de la fiesta de la Pascua, y el sábado semanal. El día anterior al sábado semanal era el viernes; por esto la enseñanza de que Jesús murió el viernes. Pero la Pascua no era el sábado semanal, como lo dice Juan. Este punto hasta está en paréntesis en la Versión Reina-Valera: “(pues aquel día de reposo era de gran solemnidad)”. Jesús fue crucificado el día anterior a una santa convocación, anterior a un día especial, el día solemne, el cual era el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, la Pascua. Todavía está por verse en cuál día de la semana fue crucificado Jesús. 

En lo que respecta al tiempo de la resurrección de Jesucristo, todos los cuatro evangelios claramente están de acuerdo. 
Mateo 28:1:
Pasado el día de reposo (éste es el sábado semanal), al amanecer del primer día de la semana (al que usted y yo conocemos como domingo), vinieron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro.
Esto es temprano en la mañana del domingo. En el versículo 6 el reporte fue que “No está aquí, pues ha resucitado…” No dice en el versículo 6 que él resucitó en la mañana de lo que nosotros llamamos Domingo de Resurrección. Dice que para cuando las mujeres llegaron a la tumba, el reporte del ángel a las mujeres fue que Jesús no estaba allí pues ya había resucitado. 
Marcos 16:1 y 6:
Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle.

Mas él (el ángel) les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.
No dice que él acababa de levantarse. La declaración del ángel fue: “El ya se ha levantado”. 

En Lucas 24:6 el ángel declara a aquellos en el lugar de la sepultura el domingo por la mañana: “No está aquí, sino que ha resucitado…”De nuevo, la Palabra simplemente declara que él ya se había levantado. 

No dice en Mateo, Marcos o Lucas exactamente cuándo resucitó, pero sí dice que para cuando vinieron las mujeres, lo cual fue muy temprano, Cristo ya había resucitado. Ninguno de los evangelios-Mateo, Marcos, Lucas o Juan-dice que Cristo resucitó en la mañana del Domingo de Resurrección. Eso es tradición, no la Palabra. 

Para juntar las piezas, vamos a tener que ir a otros lugares en la Palabra para averiguar precisamente cuándo murió Jesucristo y cuándo resucitó. 
Mateo 12:40: Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
La Biblia ocasionalmente usa la palabra “día” como una expresión idiomática queriendo decir una porción de tiempo; pero cuando se usan juntos “día y noche”, el tiempo debe ser tomado literalmente. Jesús debía estar enterrado tres días y tres noches, lo que es igual a setenta y dos horas. 

Una norma legal está involucrada en los “tres días y tres noches en el corazón de la tierra”. En los tiempos bíblicos nadie podía ser declarado muerto oficialmente hasta haber estado enterrado por setenta y dos horas, tres días y tres noches. ¿Por qué no resucitó Dios a Jesús inmediatamente después de que fue enterrado puesto que Dios, obviamente, tenía el poder? La razón por la que Dios no resucitó al Señor Jesucristo inmediatamente después de su entierro es que Jesús tenía que cumplir la ley; eso es, que él tenía que estar en la tumba por tres días y tres noches y no solamente parte de ellos. 

Nuestro fracaso en haber reconocido que el primer día de la Pascua era un día de reposo de gran solemnidad, un día de fiesta, una convocación especial, y nuestro fracaso en entender que el día judío comenzaba a las 6:00 p.m. o a la puesta del sol, han causado la mayor parte de la dificultad en cuanto al tiempo de la muerte y resurrección de Jesucristo. La Biblia dice en Juan 19:31 que Jesús fue crucificado y sepultado en el día de la preparación, el decimocuarto día de Nisán. La Palabra nos dice que Jesús murió cerca de las 3:00 p.m. en nuestro tiempo, lo cual es la hora novena según la cuenta judía. Jesús tenía que ser sepultado antes de la puesta del sol porque la puesta del sol comenzaba el siguiente día que era la Pascua. Era en contra a la ley judía el ocuparse en entierros y otras actividades serviles en la Pascua y por esto los soldados tuvieron que quebrar las piernas de los otros crucificados con Jesús. Los soldados tenían que completar su trabajo antes del crepúsculo lo cual era el principio del quince de Nisán, la Pascua. 

Jesús murió a las 3:00 p.m. y fue sepultado antes de la puesta del sol en el catorce de Nisán. Jesús tenía que estar sepultado tres noches y días completos para cumplir con la ley. Para obtener tres noches y días completos comenzando con el crepúsculo en el quince de Nisán, las setenta y dos horas de duración terminarían con la tarde del diecisiete de Nisán. Jesús tuvo que haber sido enterrado entre las 3:00 p.m. y la puesta del sol en el catorce de Nisán. Entonces esa fue la hora en que fue resucitado en el diecisiete de Nisán-setenta y dos horas más tarde. Ahora tenemos que contar para atrás para ver los días de la semana. Sabemos que cuando María Magdalena vino a la tumba temprano en el domingo, el primer día de la semana, la tumba ya estaba vacía y Cristo ya había resucitado. Luego Cristo tuvo que haber resucitado en algún momento entre las 3:00 y la puesta del sol en el sábado, el diecisiete de Nisán. Eso quiere decir que él tendría que haber sido enterrado entre las 3:00 y la puesta del sol en el miércoles, el catorce de Nisán, tres días y tres noches, o setenta y dos horas antes. Jesucristo cumplió literalmente la ley; él llevó a cabo la Palabra de Dios al ser enterrado en la tarde del miércoles y resucitado setenta y dos horas más tarde en la tarde del sábado. 

Ahora, no voy a proponer que se cambie a Miércoles Santo en vez de a Viernes Santo pues el libro de Colosenses dice que nosotros no debemos ser observadores de días o tiempos u horas especiales. Pero me voy a apegar a la precisión de la Palabra de Dios y reconocer su verdad. Las piezas del rompecabezas caen en su lugar cuando se dividen correctamente los días de los meses, cuando se dividen correctamente las horas de los días, y cuando se entienden los días especiales. Estos juntan la historia completa de la muerte y la resurrección de Jesucristo. La Palabra de Dios siempre es así de exacta. 

En Lucas 24:21 leemos de dos discípulos en el camino a Emáus en el primer día de la semana. 
Lucas 24:21:
Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
Esta es la Escritura que los incrédulos van a dudar después de haber sido enseñados la gran precisión de la Palabra. En el lenguaje de cuando se tradujo la Reina-Valera, la usanza de la expresión “hoy es ya el tercer día que” quería decir que era el cuarto día porque en el cuarto día ya habían pasado tres días. La traducción de Moffatt al inglés presenta esta escritura muy clara y precisa. El la tradujo: “y ya hace tres días”. El arameo lo tiene como sigue: “Y he aquí, tres días han pasado desde que sucedieron todas estas cosas”. Vea cuán exacta se vuelve realmente la Palabra. 

Tal vez alguno le preguntará a usted ahora como se me ha preguntado cientos de veces: “¿Cuál es la diferencia si Jesús murió el miércoles y fue resucitado el sábado? ¿y qué si fueron cuatro los crucificados con Jesús?” ¿Hay alguna diferencia? Hay toda la diferencia entre una Palabra exacta y sin errores y un revoltillo de palabras que se derrumba. Sí, importa. Nosotros reconocemos la importancia de la exactitud en todos los otros campos excepto en la Palabra de Dios. Cuando vamos a un banco, demandamos exactitud. Si fuéramos astronautas dentro de una cápsula y listos para la cuenta regresiva, demandaríamos precisión. ¡Cuánto más necesitamos precisión y exactitud en la grandeza de la Palabra de Dios para tener una reserva de dinero en el espacio estelar del cielo! Si Dios pensó que era suficientemente importante como para sacrificar a Su Hijo unigénito por la integridad de Su Palabra, entonces deberíamos pensar que es supremamente importante el dividir correcta y exactamente esa Palabra. 

COMO ENTENDER LA BIBLIA: EN SU CONTEXTO, CAP. 13

COMO INTERPRETAR LA BIBLIA

CAPITULO 13
EN SU CONTEXTO

2 Pedro 1:20 declara: "Entendiendo primero esto, que ninguna profecía [nada de lo que es predicho o declarado en la Palabra de Dios]...es de interpretación privada". Puesto que no me atrevo a interpretarla, ni usted, ni cualquier otra persona en el mundo, toda la Escritura tiene que interpretarse a sí misma ya sea en el versículo o en el contexto o en el uso previo. Hasta ahora hemos estudiado exclusivamente el primer punto, que la Escritura se interpreta a sí misma en el versículo donde está escrita. Para estas escrituras notamos que los versículos no solamente se interpretaban a sí mismos, sino que: (1) las palabras en los versículos tienen que ser interpretadas según el significado de las palabra en la época de la traducción, (2) cualquier otro versículo siempre tiene que estar en armonía con toda la Escritura relacionada con el tema idéntico, y (3) una escritura puede que no dé todos los detalles; otras escrituras pueden añadir a ella sin contradecirse la una a la otra.

El segundo punto de cómo la Escritura se interpreta a sí misma es en su contexto. Si la Escritura no se interpreta a sí misma en su propio versículo, entonces lea el versículo en su contexto. El contexto es aquello que forma la historia completa, la idea circundante.

Por ejemplo, lea Salmos 2:8. Los misioneros han usado frecuentemente este texto al hablar de ganar a los paganos para el Señor Jesucristo.
Salmos 2:8:
Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.
¿No es este un sermón misionero fabuloso? No si uno lee en su contexto. Lea el siguiente versículo.
Salmo 2:9:
Los quebrantarás con vara de hierro;Como vasija de alfarero los desmenuzarás.
Salmos 2:8 no es un buen sermón misionero porque en el contexto el versículo es, como poco, inapropiado.

En Mateo 22 hay un versículo que se usa frecuentemente en el servicio que se efectúa en memoria de un santo de Dios que ha trabajado diligentemente para la iglesia local. Esta persona era una buena influencia en la comunidad y, habiendo muerto, el ministro selecciona Mateo 22:32 como su texto en el funeral.
...Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
El cuerpo del santo yace en el ataúd, él está muerto; pero de una forma u otra decimos que no está muerto, él está vivo. ¿Por qué no revisar el contexto? ¿De qué está hablando Mateo cuando dice que "Dios no es Dios de muertos, sino de vivos"?

El versículo veintitrés dice: " ...que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron..."; y el versículo 31: "Pero respecto a la resurrección..." ¿Cuál es el contexto? El contexto habla de la resurrección, no de la muerte. La muerte y la resurrección son temas muy separados el uno del otro.

Leamos la historia completa en Mateo 22.
Mateo 22:23-29:
Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,
diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.
Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.
De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.
Y después de todos murió también la mujer.
En la resurrección [éste es el tema], pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.
Jesús les dijo a aquellos saduceos, quienes no creían en la resurrección: "Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios". Esto es exactamente el por qué todavía estamos tan confundidos en lo que respecta a la venida del señor, a la resurrección y a nuestra reunión con él. La enseñanza de que cuando uno muere no está realmente muerto porque vive en algún otro lugar, es error. El creer esto muestra que ignoramos las Escrituras y el poder de Dios.

Mateo 22:30-32:
Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los ángeles de Dios en el cielo.

Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:
Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.

¿Cuándo es que Dios no es Dios de muertos sino de vivos? No ahora, sino en el momento de la resurrección. ¿Dónde está Abraham ahora según la Palabra de Dios? La Biblia dice que está muerto. ¿Dónde está Isaac? Está muerto. ¿Dónde está Jacob? Muerto. ¿Cuánto tiempo permanecerán ellos muertos? Hasta la resurrección, y la resurrección no ha venido todavía. En el momento de la resurrección, Abraham, Isaac y Jacob volverán a vivir. Esta es la verdadera Palabra cuando se lee en su contexto.

El hablar de gente que muere y luego están vivos y en el cielo puede llevarlo a uno a muchos campos errados tales como la supuesta "investigación" y el "aprendizaje" en percepción extra-sensorial, en parasicología y en temas que tratan de supervivencia detrás de la muerte. Yo he pasado por este campo en el cual creen masas de gente y que se vuelve cada vez más popular. Se promueve el supuesto don de profecía. Algunas personas sabían con anticipación que el presidente Kennedy iba a ser asesinado. ¿De qué sirvió el saber con anticipación, si de todas maneras fue asesinado? Cuando Dios le habló a un profeta y le dijo que el ejército del norte iba a venir hacía Israel en cierto lugar, Dios no reveló este conocimiento y aun así permitir que toda la gente fuese masacrada. Dios le dijo al profeta, el profeta le dijo al rey, el rey activó sus ejércitos, e Israel fue protegido contra el ataque. Hubo un provecho que se ganó con el aviso de Dios. Siempre hay un provecho en la revelación si proviene de la fuente correcta. 

La razón por la que Satanás se está dando tan gran festín es que poca gente cree en Satanás o en espíritus diabólicos. Todos ellos dicen que sólo hay un Dios. La Biblia dice que hay dos. Uno es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; el otro es el dios de este mundo que es Satanás. Los espíritus diabólicos poseen mentes, controlan, dan información. Muchas veces la información que los espíritus diabólicos dan es exacta porque si siempre fuera equivocada nadie les creería. Esto es como el mal; el mal es un parásito y no podría existir sin la verdad de la cual alimentarse. Los espíritus diabólicos, espíritus malos, fuentes equivocadas de información las cuales poseen a la gente, no podrían existir si no fuera por el verdadero Dios. Solamente porque alguien toma una Biblia y la pone en alto y dice: "Yo leo la Biblia", eso no quiere decir que él no es un farsante. Aun Satanás conoce la Palabra de Dios; él hasta puede citar (citar mal, fuera de contexto) la Palabra.

La Biblia dice que cuando un hombre muere, él está muerto y permanece muerto hasta el regreso de Cristo y la resurrección. Nadie que haya muerto está vivo con la excepción del Señor Jesucristo, al cual la Biblia declara que Dios resucitó de entre los muertos. Todos los otros esperan el regreso de Cristo. Si la Iglesia enseñase esta Palabra precisa los espiritistas no tendrían clientela. Si los muertos están vivos y en el cielo ahora, pasando un rato tan glorioso, entonces los espiritistas no producen falsificaciones cuando traen a los supuestos muertos en manifestación en forma ectoplásmica o en otras formas. Las formas ectoplásmicas son solamente espíritus engañadores; son falsificaciones.

La razón por la que los espiritistas siguen propagando el engaño es que la exactitud de la Palabra de Dios nunca ha prevalecido en nuestro tiempo en la iglesia Protestante ni en la Católica Romana. La mayoría de los grupos han enseñado que cuando uno muere no está realmente muerto; de alguna forma u otra va al cielo o paraíso, como ellos lo llaman. La Biblia dice que cuando uno muere permanece muerto hasta que sea resucitado. ¿Por qué debe haber un levantamiento de los muertos si una persona ya está viva? La razón por la que la gente tiene que ser levantada es porque están muertos. Algunas personas me dicen que Dios tiene que traer de regreso al espíritu de uno y reunirlo con su cuerpo. ¡Qué tonto! Si una persona pudo pasar cien años sin un cuerpo, ¿para qué va a tomarse el tiempo para regresar y tomar uno? Como ve, nos hemos metido en este desorden por causa del error al dividir incorrectamente la Palabra en lo que respecta a los muertos.

¿Dónde están los muertos? Están muertos. ¿Cuánto tiempo va a permanecer muertos? Seguirán muertos hasta que regrese Cristo.

La gente trata de confundir la exactitud de la Palabra de Dios dando el ejemplo de Moisés y Elías quienes se le aparecieron a Jesús y a tres de sus discípulos en el monte de la Transfiguración y con quienes Jesús habló. La Palabra de Dios dice que ellos vieron a Moisés y a Elías en una visión. Una visión no es producir a los hombres mismos.

Gente que no sabe dice que Enoc era un hombre tan bueno que nunca vio la muerte porque Dios lo traspuso. Leamos el versículo en su contexto.
Hebreos 11:5:
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
"Por la fe Enoc fue traspuesto". La palabra "traspuesto" es la palabra "transportado", que quiere decir "llevado de un lugar a otro". El no fue llevado de un sitio a otro hacía arriba; el fue llevado horizontalmente de un lugar a otro"...para no ver muerte". La palabra "ver" es eidon, que quiere decir "mirar con los propios ojos" o, literalmente, ver a alguien morir. Al revisar el Antiguo Testamento descubrimos que Enoc nunca había visto morir a nadie. El complació a Dios todo el tiempo por lo cual Dios lo amó tanto que lo tomaba del lugar donde morían aquellos a quienes Enoc quería y lo ponía en un lugar donde no vería muerte. Enoc no vio a ningún otro morir, pero él murió. La Biblia lo dice en Hebreos 11:5: "Por la fe Enoc"; el versículo 7 dice: "Por la fe Noé"; el versículo 8 dice : "Por la fe Abraham"; el versículo 11 dice: "Por la fe también la misma Sara". Luego, en el versículo 13, después de enumerar a Enoc, Noé, Abraham, y Sara, Hebreos 11:13 dice: "...murieron todos estos..." Todos sin excepción murieron. Si todos ellos murieron, entonces Enoc está muerto. Eso es lo que dice la Palabra y eso es lo que quiere decir.

Los sensitivos o mediums o espiritistas que quieren que creamos que estamos rodeados de una gran nube de testigos vivientes continúan citando equivocadamente la Palabra, usando Hebreos 12:1.
Hebreos 12:1:
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso...
Esta gente que divide incorrectamente la Palabra dice que la “nube de testigos” está compuesta de creyentes que murieron y están viviendo en el cielo. Eso no es lo que dice. La nube de testigos son las personas enumeradas en el capítulo 11 de Hebreos que creyeron a Dios y de los cuales la Palabra de Dios dice: “murieron todos estos”. Todavía estamos rodeados de sus ejemplos de creencia. Su creencia nos da incentivo para confiar y creer también.

Los contorsionistas de la Palabra también vienen con la referencia de Filipenses 1:21 donde Pablo dice: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”. Filipenses no dice que la ganancia es inmediata. Pablo dice que el regreso de Cristo es mejor que vivir o morir; pues cuando Cristo regrese, lo mortal se vestirá de inmortalidad.

Los escépticos hablan del hombre rico y de Lázaro en el seno de Abraham; hablan de Saúl y la bruja de Endor. Ni una sola persona en la Biblia está viva excepto el Señor Jesucristo, y Dios lo levantó de los muertos. Todas las otras personas están muertas. En un pequeño libro titulado, ¿Están vivos ahora los muertos? he examinado toda escritura en la Biblia que trata con cualquier segmento del regreso del señor y de la resurrección. La exactitud de la Palabra de Dios muestra que los muertos están muertos y permanecerán muertos hasta que Cristo vuelva.

También, un libro de interés en este asunto es El Fraude cautivante. Su autor, Raphael Gasson, estuvo en un tiempo en el espiritismo. El relata en este libro lo que Dios en Su Palabra ya nos ha dicho. El espiritismo es una falsificación. Sin embargo hay naciones que son regidas por el espiritismo; hombres de gobierno son usados por él, como también lo son personas en cualquier ocupación o grupo económico que buscan información de los sensitivos. Los sensitivos dan información que estará correcta en algunos puntos; pero justo cuando una persona necesita conocimiento sólido, la información de los sensitivos falla y la persona que busca conocimiento falla también.

Debemos ir siempre a la Escritura y a su contexto y averiguar exactamente lo que dice antes de hacer cualquier otra declaración o seremos llevados a confusión por la división incorrecta de la Palabra.

Mateo 13 contiene otro ejemplo de cómo la Escritura se interpreta a sí misma en su contexto.
Mateo 13:24:

Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
Yo le pregunto a los miembros de mi clase: “Qué es la buena semilla?” Juan pega un brinco y dice: “Yo pienso que la buena semilla es la Palabra de Dios”. Y yo digo: “Maravilloso, maravilloso”. Entonces María dice: “Bueno, yo creo que la idea de Juan es maravillosa, pero yo pienso que la buena semilla es Cristo”. Y yo digo: “Fabuloso”. Luego digo: “Enrique, ¿qué piensa usted que es?” Y él dice: “Bueno, yo pienso que la buena semilla representa las buenas obras del hombre”. ¿Qué es lo que tiene de malo el averiguar lo que quiere decir la Palabra preguntándole a mis amigos? “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada”. Juan, María y Enrique adivinaron. Cada uno ofreció interpretación privada. Dejen de pensar y adivinar; digan lo que la Palabra dice. Mateo 13:24 simplemente dice: “…El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo”. ¿Qué es la buena semilla? Ese versículo no nos lo dice; y si un versículo no nos lo dice, no sabemos. No es ninguna desgracia el no saber; es una desgracia el indicar que sabemos cuando no sabemos o cuando estamos adivinando. Cuando no sepamos será mejor que continuemos leyendo.
Mateo 13:25:
Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
¿Qué es la cizaña? No sabemos así que seguimos leyendo hasta que en algún lugar, en algún momento, el significado sea explicado. Si no es explicado, nunca sabremos.
Mateo 13:26-30:
y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. [¿Lo ha explicado ese versículo? No.]
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
¿Ha explicado la Palabra qué es la buena semilla, qué es el campo, qué es la cizaña? No, así que no sabemos. La parábola termina con el versículo 30 y comienza otra parábola.
Mateo 13:31:
Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al…
Los cuatro versículos que siguen continúan esta parábola sobre el reino de los cielos.
Mateo 13:36:
Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
¡Qué sabios eran ellos! Los discípulos no adivinaron. No dijeron: “Yo pienso que es esto”, o “Yo pienso que es aquello”. Fueron al Maestro y dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña del campo”. 
Mateo 13:37-39:
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. [Entonces el sembrador es el Hijo del Hombre; ninguna adivinanza.]
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.
El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.
¿Podría haber sido hecho más simple o más claro? Esta parábola se interpreta en su contexto. No tenemos que seguir adivinando.

El libro de Apocalipsis es considerado por mucha gente como un libro muy difícil. La razón por la que ha sido difícil es que nunca hemos permitido que se interprete a sí mismo en el versículo o en el contexto. Cosas en Apocalipsis que son simbólicas han sido tomadas literalmente, y cosas que son literales han sido tomadas simbólicamente.
Apocalipsis 1:12:
Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro.
¿Nos dice ese versículo qué son los siete candeleros de oro? No, solamente dice: “Vi siete candeleros de oro”. Antes de buscar la interpretación de este versículo, vea el versículo 16.
Apocalipsis 1:16:

Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
El versículo doce hablaba de siete candeleros de oro y el dieciséis hablaba de siete estrellas. ¿Qué son los siete candeleros de oro, y qué son las siete estrellas? Ese versículo no lo dice así que continuamos leyendo.
Apocalipsis 1:20:

El Misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles [mensajeros] de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.
Ahí está la respuesta. Así es como la Escritura se interpreta a sí misma en su contexto.