CAPITULO 15
A QUIEN SE LE HA ESCRITO LA PALABRA
La mayoría de la gente cree que toda la Biblia- desde Génesis hasta Apocalipsis- está escrita para ellos. Esto no es verdad. La creencia de que toda la Palabra de Dios está escrita para todos a lo largo de la historia ha causado confusión y contradicción en la división correcta de la Palabra. Hay algunos pasajes en la Palabra de Dios que simplemente no calzan con las otras secciones a menos que entendamos a quien está dirigido el pasaje específicamente.
Suponga que yo recibiera una carta hoy dirigida al pastor Ruben Daza. ¿Está dirigida a mi hijo o a un amigo? No. Tiene mi nombre. Pero supongamos que ella lee mi carta; ¿podría ella acaso aprender algo de la información en la carta?
Así es también cuando se trata de la Palabra de Dios. Aquella parte que está dirigida a nosotros tiene que ser aplicada por nosotros. Todo el resto de la Escritura que no tiene nuestro nombre en ella, que no está dirigida a nosotros, es para nuestro aprendizaje.
¿A cuántos grupos de gente pueden ser dirigidos diferentes segmentos de la Palabra? En 1 Corintios 10:32 Dios muestra Su sistema de clasificación.
1 Corintios 10:32:
No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios.
Dios enumera a los judíos, a los gentiles, y a la Iglesia de Dios- tres categorías. Gálatas 3:28 dice que una persona es o judío o gentil hasta que vuelva a nacer del Espíritu de Dios, momento en el cual se une a la Iglesia de Dios. Toda la Biblia está dirigida a uno u otro de estos tres grupos. A menos que uno entienda a quién está escrito un pasaje o libro o sección, nunca podrá dividir correctamente la Palabra de Verdad.
Romanos fue escrita después de Pentecostés, el día en el cual la Iglesia de Dios fue fundada, la Iglesia a la que pertenecemos usted y yo.
Romanos 15:4:
Porque las cosas que se escribieron antes [antes del día de Pentecostés] para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
Aquellas cosas escritas antes del día de Pentecostés no están dirigidas a nosotros pero son para nuestra enseñanza.
En 1 Corintios se nos muestra la misma verdad de entender a quién está dirigida la Palabra.
1 Corintios 10:11:
Y estas cosas les acontecieron [a Israel] como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.
Toda la Escritura antes de Pentecostés no está dirigida a nosotros, pero es para nuestra enseñanza. Nadie pudo nacer de nuevo y pertenecer a la Iglesia de Dios hasta que la Iglesia fue establecida en Pentecostés. Por esto es que la Palabra dice en 1 Corintios 10:11 que toda la Escritura anterior a Pentecostés es una amonestación para aquellos que pertenecemos a la Iglesia de Dios.
Entonces, ¿qué me dice de las leyes en Exodo, Levítico y Números; todas esas cosas en el Antiguo testamento? ¿Están dirigidas a Nosotros? No. ¿A quién están dirigidas? Están dirigidas a los judíos o a los gentiles porque la Iglesia de Dios todavía no existía. El Antiguo Testamento, por lo tanto, tiene que ser para nuestra enseñanza. No está dirigido a nosotros, no tiene nuestro nombre en él; pero nos puede ayudar a aprender. Por ejemplo, los diez mandamientos no están escritos a nosotros, pero podemos aprender de ellos. Sin embargo en las iglesias Protestantes todavía se enseña como si los diez mandamientos fueran específicamente para nosotros en vez de ser para nuestro aprendizaje. Toda la Escritura antes del día de Pentecostés es para nuestro aprendizaje; así que los diez mandamientos del Antiguo Testamento, junto con otros, son para nuestra enseñanza.
Hasta este punto, la gente generalmente entiende. Pero lleve esta clave ahora un paso más adelante en el proceso de dividir exactamente la Palabra de Dios. ¿A quiénes fueron dirigidos los evangelios? ¿A un período antes o después de Pentecostés? La Biblia indica que los cuatro evangelios- Mateo, Marcos, Lucas y Juan- comienzan básicamente con el nacimiento de Cristo y terminan con su ascensión diez días antes del día de Pentecostés. Luego, ¿están dirigidos a nosotros los evangelios? No sí la Palabra de Dios es cierta pues Romanos dice que toda la Escritura anterior al día de Pentecostés es para nuestra enseñanza y los evangelios obviamente vienen antes del día de la fundación de la Iglesia de Dios. Los pasajes en los evangelios están dirigidos unas veces a Israel y otras veces a los gentiles pero nunca a la Iglesia de Dios. Uno de los errores más grandes en la traducción de la Biblia fue poner los cuatro evangelios en el Nuevo Testamento. Los evangelios pertenecen lógicamente al Antiguo Testamento. Jesús vino a Israel, su propia gente. El fue el profeta que cumplió la ley del Antiguo Testamento; por lo tanto, los evangelios completan el Antiguo Testamento.
Romanos dice que Jesucristo fue un siervo para la circuncisión
Romanos 15:8
Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de [para] la circuncisión…
Yo no pertenezco a la circuncisión, ni tampoco usted si es que usted ha vuelto a nacer del espíritu de Dios; porque si somos nacidos de nuevo del Espíritu de Dios, pertenecemos a la Iglesia de Dios en la cual no hay judío ni gentil. Jesucristo no vino para dar comienzo a la Iglesia en el día de Pentecostés; Jesucristo vino como un ministro para la circuncisión. El fue la consumación, el cumplimiento del pacto antiguo, el Antiguo Testamento.
De haber estado los evangelios en el Antiguo Testamento en vez de al comienzo del Nuevo Testamento, se hubiera podido evitar mucha confusión. El nuevo Testamento comienza en realidad con el libro de Romanos, siendo Hechos el libro de transición entre el antiguo pacto y el nuevo. El libro de Hechos da la historia del surgimiento y la expansión de la Iglesia cristiana; diciendo que en el día de Pentecostés hombres volvieron a nacer del Espíritu de Dios y fueron llenos del poder del espíritu santo y que la Iglesia siguió creciendo. Luego el libro de Romanos dirige su contenido informativo a la Iglesia con algunas secciones dirigidas específicamente a los judíos o a los gentiles. Toda la Escritura antes de Hechos y Pentecostés es para nuestra enseñanza.
Debemos estar continuamente conscientes de la parte de la Palabra de Dios que está escrita para nuestro aprendizaje y separarla de aquella parte que está escrita a nosotros. Estas dos preposiciones, para y a, hacen la diferencia crítica entre la verdad y el error cuando se trata de dividir correctamente la Palabra de Dios.
1 Corintios 1:2:
A la iglesia de Dios…
Esta carta está dirigida a alguien de igual manera que si yo recibiera una carta dirigida a mí. ¿A quién está dirigida Corintios? A la Iglesia de Dios. Eso es lo que dice y eso es lo que quiere decir.
Efesios 1:1:
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso.
¿Quiénes son los santos? Los santos son los creyentes renacidos. ¿A quiénes está dirigida Efesios? Está dirigida a la Iglesia.
Esto es tan simple. Todo el Antiguo Testamento más los cuatro evangelios están dirigidos ya sea a los judíos o a los gentiles. Pero las epístolas tales como Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses están dirigidas específicamente a la Iglesia como lo están las epístolas personales como Timoteo, Tito, y Filemón. Hebreos no está dirigida a la iglesia en el sentido en que conocemos a la iglesia establecida en Pentecostés. Hebreos esta dirigida a creyentes que han sido renacidos del Espíritu de Dios pero nunca han andado en la libertad de la grandeza del nuevo nacimiento. Hebreos está escrita para aquellos que todavía están celosos de la ley. De igual manera el libro de Santiago está dirigido a los mismos creyentes que tiene la mentalidad del Antiguo Testamento.
Santiago 1:1:
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a [a] las doce tribus que están en la dispersión: Salud.
¿Podía Dios escribir la dirección más directamente? Está dirigida a las doce tribus que están en la dispersión; los judíos que están dispersos. La razón por la que Santiago se aplica tanto a muchos creyentes hoy en día es que creyentes que han vuelto a nacer del Espíritu de Dios todavía no quieren creer la Escritura que está dirigida a ellos; parece que quieren ponerse bajo la Ley otra vez. Este era también el problema en la Iglesia en su comienzo.
Hechos 21:20:
Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
Estos judíos habían nacido de nuevo del Espíritu de Dios, fueron salvos después de Pentecostés; pero todavía eran celosos por la ley. Nunca anduvieron en la grandeza de la revelación que vino en el día de Pentecostés, la cual Pablo presentó y declaró con tanto denuedo.
Gálatas 5:1:
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
La palabra “libertad” quiere decir “sin restricciones, sin cadenas, libre”, “Estad, pues, firmes en la libertad [en vuestra condición sin restricciones] con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. ¿Qué es el yugo de esclavitud? La ley.
Aquellas epístolas que están dirigidas a nosotros deben ser aplicadas específicamente por nosotros. Toda la otra Escritura es para que aprendamos. No tenemos que guardar los diez mandamientos; no están dirigidos a mí. Hay una ley para la Iglesia más grande que los diez mandamientos. Tenemos la ley del amor de Dios en Cristo Jesús. Si vivimos el amor con el poder de Dios en nosotros y la mente renovada, ¿vamos a guardar los diez mandamientos? Definitivamente. No vamos a andar por ahí quebrantando los diez mandamientos, pues vivimos en un plano más alto; vivimos por una ley mayor.
¿Y qué hay con el Padre Nuestro? ¿Está dirigido a aquellos creyentes posteriores al día de Pentecostés o lo enseño Jesús a sus discípulos antes de Pentecostés? La Palabra de Dios declara en Mateo que él lo enseño a sus discípulos, a Israel. Sin embargo casi todos los domingos en todas las mayores denominaciones, los miembros se paran y el ministro dice: “Oremos ahora la oración que el mismo Cristo nos enseñó: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día' ”. ¿Por qué no puedo yo orar eso? Porque las epístolas, las cuales están dirigidas a la Iglesia, dicen que el ha suplido todas nuestras necesidades según Sus riquezas en gloria. Seguramente entonces Dios ha suplido mi pan de cada día. Cuando oramos:"Danos hoy nuestro pan de cada día", le estamos pidiendo que nos dé algo que ya nos ha sido dado.
“Y perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. ¿Por qué no puedo orar esto con exactitud? Porque mi perdón no depende de que yo perdone a otros pues el señor le dijo a la iglesia de los evangelios que “a cualquiera… que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos”. El Padre Nuestro dice: “Perdónanos nuestras ofensas [nuestro pecados] como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden [los que pecan contra nosotros]”. En otras palabras, es condicional- si yo no perdono a Juan por sus pecados, Dios no me perdonará los míos. En la Palabra dirigida a mí no se indica esto. No dice nada de perdonar a alguien más. Dice que confiese con su boca al señor Jesús; no dice que confiese sus pecados. ¿Ve usted la diferencia?
Para ver la importancia de saber a quién está dirigido un pasaje de la Escritura lea lo que dice en Romanos 8.
Romanos 8:37-39:
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Nada me puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús mi señor. Más adelante, a medida que sigo leyendo, llego a Romanos 11.
Romanos 11:21,22:
Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
Romanos 8 dice que nada me puede separar del amor de Dios; y sin embargo tres capítulos más tarde Romanos 11 dice si no permanezco en Su bondad seré cortado. ¿Qué es lo que pasa? Mire a ver a quién está escrito cada pasaje.
Romanos 9:3:
Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne.
¿Quiénes eran los parientes de Pablo según la carne? El versículo 4 dice: “Que son israelitas…” ¿A quién está dirigido? El Versículo 4 dice que a los israelitas, los judíos. Pablo continuó hablando a Israel. Pablo escribió en el capítulo 10, versículo 1: “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación”. Esto todavía está dirigido a Israel. En el capítulo 11, versículo 1, él dice: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín”. Pablo estaba aún escribiéndole a Israel. Pero en el versículo 13 Pablo cambio y dirigió su discurso a los gentiles.
Romanos 11:13:
Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles…
Versículo 21 del capítulo 11: “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales…” ¿Quiénes son las ramas naturales? Las ramas naturales son Israel. “…a ti tampoco te perdonará". “A ti”, ¿quién? Los gentiles. ¿Por qué iba a perdonar Dios a los gentiles si no perdonó a los judíos? Tanto los gentiles como los judíos tenían ahora que renacer del Espíritu de Dios. Nosotros no somos ni judío ni gentil; nosotros pertenecemos a la Iglesia de Dios y nada nos puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Pero si una persona es un gentil y no ha vuelto a nacer: “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales [Israel], a ti tampoco te perdonará”.
Versículo 22:”Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron [Israel], pero la bondad para contigo [los gentiles], si permaneces en esa bondad…” ¿Qué significa para un gentil el permanecer en Su bondad? El gentil tiene que ser salvo, volver a nacer del Espíritu de Dios. A menos que el gentil permanezca en Su bondad haciendo la confesión de Romanos 10:9, “…tú [gentil] también serás cortado”. Todos tienen ahora que nacer de nuevo.
Como una parte del entendimiento de a quién está escrita la Palabra de Dios una persona tiene que reconocer con exactitud las administraciones en la Biblia.
1 Corintios 9:17:
Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión [la administración] me ha sido encomendada.
Pablo dice que le fue encomendada la administración del evangelio. La palabra “comisión” no es apropiada pues una administración es con exactitud el acto de administrar por una era completa, como en una de nuestras administraciones de gobierno. El período de gobierno anterior fue la administración de algún otro. Al dividir correctamente la Palabra de Verdad, tenemos que entender que estas administraciones bíblicas tienen que permanecer dentro de los confines en que Dios las ha situado con Su Palabra.
Hasta donde he podido estudiar la integridad de la Palabra de Dios, hay las siguientes administraciones mayores en la Palabra: (1) El Paraíso Original, (2) la Patriarcal, (3) la Ley, (4) la Administración de Cristo, (5) la Iglesia, (6) la aparición y (7) el Paraíso final o Administración de Gloria.
La primera administración, la administración del Paraíso Original, terminó muy abruptamente. Está documentada desde el principio de Génesis hasta su tercer capítulo. En el vigésimocuarto versículo de Génesis 3, la administración original terminó abruptamente.
Génesis 3:24:Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.
Cuando Dios expulsó a Adán y Eva de Edén, la administración Original en la cual Dios moraba con el hombre tuvo un final repentino.
La segunda administración fue la administración Patriarcal de Abraham, Isaac y todos los patriarcas hasta las leyes de Moisés. Cosas que fueron dadas a Moisés antes de la ley eran leyes no escritas. Cosas que eran pecados antes de que la ley fuera escrita se volvieron transgresiones después de que la ley fue dada.
Romanos 2:12:
Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados;
Hay otra referencia a la administración Patriarcal en Hechos 17:30.
Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda [El] a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.
“Los tiempos de esta ignorancia” se refiere al período patriarcal en que la ley era ley no escrita, así que Dios pasó por alto los tiempos de esta ignorancia. Eso quiere decir que El simplemente cerró Sus ojos a ello.
Después de la administración Patriarcal viene la administración de la ley. Y la administración de la Ley que se inició bajo Moisés terminó cuando vino Jesucristo.
La diferencia entre la administración de la Ley y la de Cristo es que Cristo estaba personalmente en la tierra para mantener y llevar a cabo la ley de modo que se pudiera hacer preparación para la quinta administración, la Iglesia.
Romanos 10:4:Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Mateo 27:51 nos dice que cuando murió Jesucristo, “…he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo…” El velo que separaba al santo de los santos del lugar santo se rasgó de arriba a abajo. El velo del templo, una vez que fue rasgado en dos partes, ya no separaba a los sacerdotes de la gente. Toda el área estaba entonces abierta para todos, tanto literal como figurativamente. Los sacerdotes ya no tenían que hacer intercesión por los legos una vez que Cristo hubo cumplido la ley; el intercesor de la gente se volvió Cristo mismo.
La quinta administración, la Iglesia de Gracia, empezó en Pentecostés, dándose a conocer por primera vez el misterio de la Iglesia al Apóstol Pablo varios años más tarde. Esta es la administración bajo la cual nosotros vivimos ahora.
La sexta administración es la administración de la Aparición. La administración de la Aparición comienza con la reunión de aquellos creyentes que fueron renacidos después de Pentecostés, antes del regreso de Cristo. El pasaje de la reunión de los creyentes es dado en 1 Tesalonicenses 4:17 y 2 Tesalonicenses 2:1 y subsiguientes. La administración de la Aparición también es llamada la administración de la Revelación o del Apocalipsis (debido al libro del Apocalipsis). Durante este período Cristo aparecerá, reunirá la Iglesia y regresará a la tierra con sus santos. La administración de la Aparición termina cuando Satanás es destruido y toma el lugar el juicio del gran trono blanco.
La administración final es la administración del paraíso o de la Gloria. La administración del Paraíso complementa a la administración Original pues aquello que comenzó en Génesis 1 y 2 y terminó con Génesis 3:24 comienza de nuevo en Apocalipsis 21. El paraíso estará una vez más en la tierra. Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva donde mora la justicia, donde no hay más enfermedad, no más dolor, no más muerte.
Este ha sido un análisis breve de las administraciones que se encierran en la Palabra de Dios. Debemos entender que las reglas de vida cambian en los distintos períodos de tiempo, de modo que debemos ver a cada administración dentro de su contexto particular. Cuando observamos para ver a quien está dirigida una escritura particular también debemos ver cuál administración determina las reglas.
Como un ejemplo de por qué debemos entender la Palabra en su administración debida vaya a Deuteronomio 6:25.
Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado.
¿A quién está dirigido Deuteronomio? A los judíos, a Israel. Si ellos guardaban la ley, serían hechos justos. Deuteronomio puede ser situado bajo la ley; pero no puede ser situado bajo la administración de la Iglesia de Gracia. Si observáramos todos los mandamientos no seríamos justos porque nuestra administración, la Iglesia, opera bajo reglas que han sido cambiadas.
Para ver un contraste entre administraciones observen Romanos 3:20.
Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él…
Superficialmente Deuteronomio 6:25 y Romanos 3:20 parecen contradictorios. Pero no lo son si reconocemos a quién están escritos. Deuteronomio fue dirigido a Israel, bajo la administración de la Ley; mientras que romanos está dirigido a la Iglesia, bajo la administración de la Iglesia.
Déjeme señalar brevemente una nota final en el entendimiento de la verdad bíblica. ¿Qué camino sigue una persona cuando no puede obtener el sentido de un versículo muy difícil: cuando el versículo, el contexto y el uso previo no son satisfactorios en darle entendimiento?
El versículo difícil debe ser entendido a la luz de los versículos claros. Puede haber un versículo que resalte como difícil mientras que hay muchos versículos sobre el mismo tema que estén claros. El hombre moderno ha magnificado el difícil y se ha olvidado de los muchos que están claros. Eso no es honesto. Eso no es dividir correctamente la Palabra. Debemos ver que el uno encaje con los muchos; no forzándolo, sino trabajándolo. Algunas veces yo he esperado diez años para encajar un versículo difícil con el resto de la exactitud de la Palabra. El tiempo no es importante cuando se estudia un versículo; las claves en la Palabra lo son. Cuando dividimos correctamente la Palabra en cuanto a quién está escrita, entenderemos que el versículo difícil tiene que encajar siempre a la luz de los versículos claros que tratan del mismo tema.
Tenemos siempre que recordar esto en primer lugar: que ninguna profecía-ninguna cosa de aquello que es predicho o declarado-es de interpretación privada. Toda la Escritura se interpreta a sí misma ya sea en el versículo, en su contexto o en su uso previo. A la luz de este cimiento básico estaremos capacitados para estudiar la integridad y la precisión de la Palabra de Dios.
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