Ciertamente morirás
Parte DOS
E
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n la primera parte de este estudio
vimos que pocos registros de las Escrituras fueron tan mal entendidos como los
relacionados con la desobediencia de Adán y Eva: Que el día que comieran del
fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal ciertamente morirían; y lo
hicieron. Desobedecieron y ciertamente murió el espíritu en ellos. A partir de
ese momento el hombre y la mujer nacen sólo con cuerpo y alma y son llamados
hombres naturales por la
Palabra de Dios.
Todo era bueno en gran manera antes
del pecado de Adán y Eva. Luego sobrevinieron espinas, cardos y sudor para
obtener el fruto de la tierra y regresar al polvo de donde fueron tomados,
entre otras calamidades. Adán introdujo el pecado y la muerte que pasó por la progenie
a toda la humanidad, dejándola espiritualmente discapacitada.
Cuando uno renace del espíritu de
Dios, Él le da vida, la misma que perdió Adán es recuperada por el trabajo de
redención que hizo el señor Jesucristo. Varias personas antes del día de
Pentecostés incluyendo en los registros del Antiguo Testamento, tuvieron
espíritu santo sobre ellos aunque bajo condición por eso decimos que los logros
de Jesús hizo que este beneficio inconmensurable fuera más allá para nosotros.
Desde el libro de Génesis hasta unos
días antes del libro de Hechos no existe registro alguno que instruya en cuánto
a recibir espíritu santo simplemente porque espíritu santo (escrito en
minúscula para denotar el don) no estaba disponible en la forma que está
disponible hoy día.
Juan 7:37-39:
(v.37)
En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz,
diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. (V.38) El que cree en mí,
como dice la Escritura ,
de su interior correrán ríos de agua viva. (v.39) Esto dijo del Espíritu que
habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu
Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
Aun en el momento mismo que el señor
Jesucristo estuvo sobre la tierra, el espíritu santo no estaba disponible de la
manera que comenzó a estarlo después de Pentecostés. Durante este período, si
Dios quería comunicarse con alguna persona simplemente le ponía espíritu sobre
él o ella. Veamos el siguiente texto bíblico:
Números 11:16 y 17:
(v.16)
Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de
Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a
la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. (v.17) Y yo
descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y
pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú
solo.
Otra versión[1]
tradujo al versículo 17 de la siguiente manera:
Y tendré yo que descender y hablar contigo allí; y tendré que
quitar parte del espíritu que está sobre ti y colocarlo sobre ellos, y tendrán
que ayudarte a llevar la carga del pueblo para que no la lleves tú, tú solo
Moisés, siendo quien era, el hombre de
mayor mansedumbre en la Biblia ,
tenía el espíritu sobre él, bajo condición, no estaba en él. Si el espíritu está en uno (dentro de uno) entonces no puede
ser separado de uno. Es una parte integral del ser. Fue Dios quien decidió que
Moisés tuviera espíritu sobre él. Hoy día tenemos el gran privilegio de tener
el espíritu cuando renacemos de nuevo, declarando lo que la Palabra de Dios dice en
Romanos 10: 9 y 10.
Jueces 3:9 y 10:
(v.9) Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová;
y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a
Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. (V.10) Y el Espíritu de Jehová
vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano
a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.
Otoniel no tenía el espíritu antes de
este momento. Dios se lo “puso” para que juzgara Israel. Dios tenía que
comunicarse con él. Recuerden que Dios es Espíritu y necesita proveernos de su
don para poder comunicarse con sus hijos salvos.
Jueces 6: 33 y 34:
(v.33)
Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y
pasando acamparon en el valle de Jezreel. (v.34) Entonces el Espíritu de Jehová
vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron
con él.
Nuevamente el espíritu de Jehová vino
sobre él, no estaba antes. Para recibir cualquier cosa de Dios lo primero que
uno debe saber es qué está disponible, cómo recibirlo y después que podemos
hacer con él. Su espíritu no estaba disponible para todos ni de manera
incondicional.
Es necesaria una aclaración en este
punto. Cuando decimos “de manera incondicional”, lo que queremos decir es que
hoy día queda en la persona incondicionalmente una vez que fue recibido. Pero
para recibirlo sí hay condiciones que veremos más adelante. Entonces ahora recibir
espíritu santo es condicional pero que permanezca en uno es incondicional.
Recapitulando: Desde Génesis hasta
Hechos 2:4, tener espíritu santo de manera incondicional no estaba disponible.
Dios ponía Su espíritu bajo condición, sobre quienes Él quería comunicarse.
Ellos podían perder el espíritu dejando debidamente en claro que estaba bajo
condición. Que la gente recibiera espíritu era prerrogativa de Dios.
Adán y Eva tenían una sola cosa para
no hacer y justamente esa es la que eligieron hacer. Eso fue desobediencia. Lo
que les pasó luego fue la consecuencia de haber desobedecido. El espíritu de
Dios que estaba sobre ellos desapareció; la comunión perfecta que disfrutaban
con Dios murió. Ahora tenían tan sólo cuerpo y alma como el resto de los
animales con quienes compartían la tierra. Tan sólo contaban con sus cinco sentidos
para obtener el saber. A partir de ese momento en la historia de la humanidad,
Dios debió aparecerse de forma concreta como haciendo una excepción (por
ejemplo: aparecer con voz audible, mostrarse a través de una zarza ardiendo, enviar
ángeles como sus mensajeros, etc.) porque el hombre dejó de tener los medios
para entender cuestiones espirituales, para comunicarse con Dios. Sin embargo,
el “ambiente natural” del hombre según su diseño original siempre fue Dios. La
norma, el estándar en el principio era que el hombre fuera “tri-partito”,
cuerpo, alma y espíritu. Luego aquella norma fue la excepción y solamente
algunos hombres y mujeres contaban con esa beneficiosa tercera parte: el
espíritu, hasta el día de Pentecostés en que una vez más Dios hizo disponible
para todas las personas sin excepción que
tuvieran –por propia y libre voluntad- Su espíritu en ellos.
Esto es lo que fue restaurado por Dios
en beneficio de las personas gracias al trabajo completo de redención del señor
Jesucristo: la tercera parte, que en realidad en Génesis es la primera que
aparece en escena y que le faltó a la raza humana a causa de la desobediencia
de Adán.
Juan 3:1-6:
1 Había
un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los
judíos. (v.2) Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has
venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú
haces, si no está Dios con él. (v.3) Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo [el texto dice: quien no naciere
de arriba][2],
no puede ver el reino de Dios. (v.4) Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre
nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su
madre, y nacer? (v.5) Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que
no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (v.6)
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es.
Aquí es el mismísimo señor Jesucristo
que dice que quien no naciere de arriba no puede entrar al reino de Dios. Esta
simplísima declaración aclara –para que no haya duda alguna- quienes entran al
reino de Dios. El único nacimiento con el que estamos familiarizados es el de
nuestros padres (el de agua). No obstante Jesucristo introduce uno nuevo, uno
que viene de arriba.
Juan 3:4 y 5:
(v.4)
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar
por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? (v.5) Respondió Jesús: De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no
puede entrar en el reino de Dios
Si no puedo dejar de ser hijo de quien
soy hijo en virtud de mi primer nacimiento tampoco puedo dejar de ser hijo del
Padre celestial que tengo en virtud del nuevo nacimiento.
El cuerpo y el alma que uno obtiene al
momento del nacimiento de nuestros padres es la evidencia de aquel nacimiento
de agua. Nuestros padres son cuerpo y alma. El espíritu –que podemos manifestar
a nivel de los sentidos- es la evidencia de nuestro nuevo nacimiento porque esa
es la naturaleza de nuestro Padre celestial.
Juan 3:6:
Lo que
es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
Aquí coloca en el mismo versículo los
dos nacimientos y muestra que no son iguales.
1 Juan 5:1:
Todo
aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama
al que engendró [Dios es Quien engendró], ama también al que ha sido engendrado
por él [Jesús y nosotros].
Gálatas
3:26:
Pues
todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús
Para ser hijo de alguien uno tiene que
nacer de ese alguien. Si usted cree que Jesús es el Cristo entonces usted es
nacido de Dios. Mucha gente por religión o por tradición cree que no puede
aproximarse a Dios y que la forma de complacerlo es siguiendo ciertos rituales
o yendo a ciertos lugares (pagando promesas). Aquí la Palabra de Dios declara
que si uno cree que Jesús es el Cristo entonces es nacido de Dios. Sin vueltas,
sin complicaciones. Uno es hijo de Dios por la fe en Cristo Jesús. Mas le vale
creer lo que la Palabra
de Dios declara en cuanto a esto para poder beneficiarse de todas las cosas que
Su Padre celestial tiene para usted. Dios y usted ahora son uno. Inseparables.
Isaías 49:15 y 16:
(v.15)¿Se
olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de
su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. (v.16) He aquí que
en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus
muros.
Uno podría pensar que una madre no se
olvidaría de su hijo pero nuestra observación de la sociedad nos demuestra que
lamentablemente eso es posible. Pero Dios dice: Aunque olvide ella, yo nunca me
olvidaré de tí.
Hebreos 13:5 y 6:
(v.5)
Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora;
porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; (v.6) de manera que podemos
decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer
el hombre.
Dios dijo no te desampararé ni te
dejaré. Nuestros amigos, nuestros afectos mas entrañables pueden dejarnos o
nosotros podemos dejarlos a ellos, mas Dios nunca lo hace porque somos Sus
hijos.
Hasta aquí vimos que Adán perdió esa
común unión con Dios y Jesucristo le dijo a Nicodemo –hablando proféticamente-
que para entrar al Reino de Dios iba a tener que nacer de nuevo.
Hechos 2:1-4:
(v.1)
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. (v.2) Y de
repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el
cual llenó toda la casa donde estaban sentados; (v.3) y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les daba que hablasen.
Este es el registro de la primera vez
que espíritu santo fuera derramado. A partir de ese día nuevamente está
disponible espíritu santo y está disponible manifestarlo de nueve maneras
distintas[3]
una de las cuales es la que figura aquí: Hablar en lenguas. Este espíritu es
todavía mejor que lo que tenía Adán, Moisés y otros grandes hombres de Dios a
lo largo de las edades porque está en
nosotros y no sobre nosotros. Sin
condición alguna impuesta al hijo de Dios para conservarlo.
1 Corintios 6:19:
¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y
que no sois vuestros?
1
Corintios 3:16:
¿No
sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
Esta es la gran diferencia entre la
época antes de Pentecostés y después de Pentecostés. El templo de Salomón era
un lugar temporario de habitación de Dios. Dios habita ahora donde siempre
quiso habitar en los hombres y mujeres que lo aman.
La única condición es la “condición de
entrada”: confesar que Jesús es el señor y creer en el corazón que Dios le
levantó de los muertos uno es hecho salvo por la gracia de Dios. No hay
condición “de salida”. El vínculo filial con el Padre celestial es indisoluble.
Nacer es nacer. Es un hecho inalterable. Una vez que uno nace, uno nace y
siempre es hijo de quien es su padre. Lo que nos hace hijos de Dios está dentro
de nosotros y no hay manera que se corrompa.
1 Pedro 1:23:
Siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre.
El nuevo nacimiento viene como
resultado de creer lo que la
Palabra de Dios dice en cuanto al señor Jesucristo. Entonces
es un nacimiento a través de la
Palabra de Dios. Dios crea dentro de nosotros la simiente
incorruptible que vive y permanece tanto tiempo como vive y permanece la Palabra de Dios: para siempre. Nadie puede
corromperla porque es incorruptible.
No hay que sorprenderse cuando una
persona que no ha nacido de nuevo dice que no cree en Dios o en las cosas de
Dios. Ese tipo de declaración siempre lo hacen personas incrédulas, no
renacidas de nuevo, y Dios se encuentra en la categoría espiritual y el hombre
que no tiene espíritu dentro no puede entender cuestiones espirituales.
1 Corintios 2:14:
Pero el hombre natural [psuchikos]
no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y
no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente.
No obstante el hombre natural tiene
los cinco sentidos a través de los cuales puede llegarse a la Palabra de Dios y tomar la
decisión de creer lo que Ella dice y hacer un cambio radical en su vida. Una
vez que recibe de Dios espíritu santo puede comenzar a entender cuestiones que se disciernen solamente de manera espiritual.
En el registro de 1 Corintios 2:14, de una manera directa sin vueltas con
meridiana claridad Dios explica por qué el hombre natural no puede entender
cuestiones espirituales.
Romanos 8:1-8:
(v.1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne [a los cinco sentidos],
sino conforme al Espíritu [por revelación de Dios directamente de Él o de Su
Palabra]. (v.2) Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte. (v.3) Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era débil por la carne [por medio de los cinco
sentidos], Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa
del pecado, condenó al pecado en la carne; (v.4) Para que la justicia de la ley
se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne [los sentidos],
sino [andamos] conforme al Espíritu. (v.5) Porque los que son de la carne
piensan en [o son obedientes a] las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu. (v.6) Porque el ocuparse de la carne es
muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. (v.7) Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley
de Dios, ni tampoco pueden; (v.8) Y los que viven según la carne no pueden
agradar a Dios.
La carne no puede agradar a Dios
porque Él es Espíritu[4].
La misma Palabra de Dios no vino a los hombres por voluntad de la carne
(humana)[5].
La única intervención humana fue que esos hombres escogidos tuvieron la
voluntad de escribir; pero las palabras que escribieron no provinieron de
hombre alguno. Esos hombres que escribieron la Palabra lo hicieron
habiéndola recibido de Dios quien es Su autor.
Gálatas
1:11 y 12:
Mas os
hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; (v.12)
Pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de
Jesucristo.
Si Pablo lo hubiese recibido de
“hombre alguno” lo hubiera recibido a través de sus sentidos. En cambio lo
recibió “por revelación de Jesucristo”. Lo recibió a través del espíritu que
Dios había colocado de manera incondicional en él.
Jeremías capítulo diecisiete marca un
obvio contraste.
Jeremías 17:5-8:
Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el
hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. (v.6) Será
como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará
en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. (v.7)
Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. (v.8) Porque
será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará
sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y
en el año de la sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Imposible hacer mas claro el contraste
entre el hombre que confía en Dios y el que no.
Proverbios 3:5 y 6:
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu
propia prudencia. (v.6) Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus
veredas.
La manera de apoyarse en Dios con todo
el corazón en todo creyente es confiando en lo que Dios dice en Su Palabra y en
Su revelación a través del espíritu santo en uno. Apoyarse en la propia
prudencia es apoyarse en los cinco sentidos mientras que reconocerlo a Dios en
todos los caminos de uno es apoyarse en Su Palabra escrita y revelada.
Adán eligió darle prioridad a sus
cinco sentidos por encima y en lugar de la revelación de Dios a él. Eso trajo
aparejado un cambio drástico en la posición de Adán con respecto a Dios y una
baja sustancial en la productividad de la tierra.
Génesis 3:17:
Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste la voz de tu mujer, y
comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la
tierra por tu causa; con dolor [con trabajo, con lucha, con esfuerzo] comerás
de ella todos los días de tu vida.
El simple hecho que Dios menciona que
a partir de ahora comerá con dolor (con trabajo) deja claro que antes Adán
procuraba su sustento sin dolor (sin trabajo). Del mismo modo a partir de ahora
la tierra estaba maldita. Todo sería mas trabajoso ya que el hombre se había
apoyado en su propia prudencia, había “confiado en el hombre”.
En los dos primeros capítulos de
Génesis la tierra no estaba maldita. Antes que Adán y Eva pecaran actuando
contrariamente a la voluntad de Dios no había maldición sobre la tierra. No fue
Dios quien maldijo la tierra a causa del pecado del hombre. Esa maldición fue
una consecuencia de lo que hizo el hombre, no fue un castigo de Dios por ello.
Dios se los quiso evitar advirtiéndoles, no obstante ellos desobedecieron trayendo
sobre sí y sobre nosotros las consecuencias de esa desobediencia.
Adán estaba en absoluto control de
todos los temas relacionados con la
Tierra ; pero inmediatamente después de su desobediencia; esta
se volvió maldita. Inclusive aparecieron espinos y cardos que antes el paraíso
no tenía.
Génesis 3:18:
Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo
Cuando no había pecado, no había
enfermedad, no había muerte, no había necesidad del trabajo esforzado para
recoger el fruto de la tierra. El pecado (cuyo originador es el Diablo) produce
estas calamidades registradas a partir del capítulo tercero de Génesis que
llegan hasta el día de hoy.
Génesis 3:19:
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a
la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
Cuando sea que se rompe una ley de
Dios, uno trae sobre sí la calamidad de la consecuencia.
Al pecar, Adán transfirió el poder y
gobierno que el ostentaba sobre todo lo concerniente a la tierra al archi enemigo
de Dios, el Diablo.
Juan 14:30:
No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de
este mundo, y él nada tiene en mí.
En Génesis uno y dos el Príncipe de
este mundo era Adán. Eso cambió por la in conducta de Adán.
Lucas 4:5 y 6:
Y le llevó [llevó al señor Jesucristo] el diablo a un alto
monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el
diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me
ha sido entregada, y a quien quiero la doy.
El Príncipe de este mundo y el Diablo
son el mismo personaje. Cualquiera sólo puede dar lo que tiene. La razón por la
que el Diablo le ofrecía toda la potestad era porque Adán se la había entregado
a él (...a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy). Esta
transferencia de autoridad hizo que el pecado original fuera en realidad alta
traición de Adán a Dios. El Diablo entonces devino en el dios de este siglo.
2 Corintios 4:4:
En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de
los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria
de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Eso es el archi enemigo de Dios: el
dios de este siglo y eso hace de continuo: cegar el entendimiento. No debiera
sorprender que la gente tenga el entendimiento cegado. Todo mal, toda
enfermedad, adversidad y muerte es opuesto a lo que el verdadero Dios quiere
para la gente.
Dios nos dio vida espiritual mediante
el trabajo de redención finalizado de Su hijo.
Efesios 2:1:
Y él os
dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados
El diseño original de Dios para la
humanidad es que todas las personas sean de cuerpo, alma y espíritu. Dios desea
que la gente ande por el espíritu todo el tiempo para su mayor beneficio. No
significa para nada que anulen los
sentidos en sus vidas; sino que le den preeminencia al espíritu de Dios en
ellos. Las Escrituras enseñan que la vida espiritual de una persona fue
establecida por el Creador para presidir y gobernar sobre los temas
relacionados con el cuerpo y el alma. Esto
es tan importante para nuestro Padre celestial que Él pensó que valía la pena
el sacrificio de Su unigénito hijo, nuestro Señor y salvador para recuperar con
creces lo perdido por Adán.
Lo que “ciertamente murió” de Adán y
Eva fue el espíritu provisto por Dios como común unión entre la criatura y el
Creador. El trabajo de redención del Señor Jesucristo recuperó para la
humanidad esa posibilidad pero con creces porque quien cree y confiesa tiene
aquel espíritu que tenía Adán pero de manera incondicional. Por eso es con
creces porque el don de espíritu santo logrado por Jesucristo no es como la
trasgresión de Adán.
Nota del
Autor
Toda la Escritura utilizada en
este artículo es de la
Versión Reina Valera 1960[6] a menos que se especifique algo en contrario. Cada vez que
aparezca resaltada alguna palabra dentro del texto de la Biblia , se trata del
énfasis añadido por el autor.
Toda vez que se utilice una palabra de
origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en
mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En
ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma
gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.
Debido a que los paréntesis se utilizan
en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada
entre corchetes para diferenciarla.
Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas
del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea
de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “...”
indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.
Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará
basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture
Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra. Todos los programas
de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el link correspondiente
en Links
Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web.
Las notas al final son una parte integral
y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar,
aclarar, o reforzar el tema que se trate.
Esta
enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en
algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye
con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras.
No obstante, la Palabra
de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios
mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro
conocimiento y entendimiento de las distintas maravillas presentadas
en la Palabra
de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[7] del
estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico
como una ayuda, una fuente mas de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra
está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra
de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es
autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la
exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y
autoridad única e inapelable.
SOLI DEO GLORIA
Eduardo Di Noto
[1] Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsilvania. Traducción
del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, 1967. Pág 177
[2]
La palabra griega utilizada aquí es anothen
y quiere decir: desde el primero, desde arriba, desde el principio, desde el
cielo…
[3]
1 Corintios 12
[4] Juan 4:24: Dios es Espíritu; y
los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren
[5] 2 Pedro 1:21: porque nunca la profecía fue traída
por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo.
[6]
La Santa Biblia Antiguo
y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por
Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993
[7]
Hechos 17:11
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