CAPITULO 20
REMISION Y PERDON DE PECADO
Antes de ir más adelante, necesitamos clarificar la diferencia entre la posición y el estado de un creyente. Estas palabras son ilustradas con la mayor facilidad observando la posición y el estado en una familia terrenal. En mi familia terrenal soy hijo del Sr. Angel Daza y Sra. Bertha de Daza ¿Por cuánto tiempo voy a ser hijo en esa familia? Mientras viva. Esa es mi posición. ¿Qué me dice de mi posición en mi familia celestial? Mi posición en la familia de Dios, como mi posición en mi familia terrenal, es la de un hijo. ¿Por cuánto tiempo seré hijo? El espíritu es eterno, luego mi posición en la familia de Dios es eterna.
Puesto que mi posición en mis familias celestial y terrenal es siempre la de un hijo, ¿cuál es mi estado? Mi estado en la familia Daza fluctuaba algunas veces. Cuando me portaba mal era todavía hijo de mi padre terrenal porque él tenía su simiente en mí. Mi comportamiento determinaba mi estado dentro del hogar.
Cuando mi padre no aprobaba mi comportamiento y mi estado necesitaba ser edificado, yo iba a mi padre y decía: “Papi, lo siento”. Papá siempre aceptaba mis gestos de disculpa. Mi filiación no tenía relación alguna con lo que hacía; pero mi estado era afectado directamente por mis acciones.
¿Qué me dice de un hijo de Dios? En el momento que una persona renace, está en perfecto alineamiento y armonía con su Padre celestial. Pero, como situación hipotética, digamos que después de que hube renacido, puesto que no se me había enseñado mucho de la Palabra de Dios, continué pecando. Cuando fui salvo, todos los pecados cometidos previamente fueron borrados; pero al poco tiempo, cometí algunos nuevos. ¿Cómo podía yo volver a la comunión perfecta con Dios? De la misma manera como volvía a las gracias de mi padre terrenal. Yo le decía a mi Padre celestial: “Padre, siento haber pecado y no haber vivido de acuerdo a tu Palabra”. Entonces estaba una vez más en armonía con el Padre.
No es suficiente que Dios en Cristo esté en usted, sino que usted tiene que estar en él. Cristo en usted es filiación (posición), pero usted en Cristo es comunión (estado). 1 Juan señala cómo una persona vuelve a ganar comunión con su Padre espiritual.
1 Juan 1:9:
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Este versículo no tiene nada que ver con ser salvo o ganar filiación. Este versículo está hablando de restablecer comunión después de la salvación. Confesar los pecados de uno no es salvación. (Confesar al salvador es salvación). “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. ¿Qué pecados debemos confesar? Aquellos que hemos cometido después de ser salvos. Puedo acordarme de esos porque los acabo de cometer. No tengo que acordarme de todos los cometidos durante los últimos diez o veinte años.
Cuando confieso mi pecado, El me limpia de toda maldad, pecado cometido después de la salvación. Cada vez que pecamos, debemos confesar nuestro pecado de modo que permanezcamos en comunión con nuestro Padre, de modo que nuestro estado con El esté en perfecta armonía. La razón por la que mucha gente no recibe repuesta a sus oraciones es que ellos sufren de comunión rota. Cuando hemos confesado nuestra comunión rota y estamos de buenas con Dios, podemos orar y obtener respuesta a nuestras oraciones. Entonces podemos andar ante Dios, y las peticiones que le hagamos serán cumplidas. Cristo en nosotros (salvación) y nosotros en Cristo (comunión) determinan la abundancia de nuestra vida cristiana.
Estudiemos confesión en su uso exacto. Hay dos tipos de confesión: para salvación, y para restablecer comunión rota. La palabra “confesar” en Romanos 10:9 es arrepentimiento para salvación. Después de que se dio comienzo a la Iglesia en el día de Pentecostés, Pedro predicó un tremendo sermón. El concluyó en 'Hechos 2:38: “Pedro les dijo: Arrepentíos…” El no dijo: “Arrepentíos de vuestros pecados”. “Arrepentirse” es simplemente confesar que Jesús es el señor y creer que Dios le levantó de los muertos. Pedro les dijo que se arrepintieran, “…y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón [remisión, según el texto] de los pecados…” Cuando uno se arrepiente, ¿qué sucede? Se recibe remisión de los pecados. Cuando una persona recibe remisión de los pecados, se vuelve Hijo de Dios.
El arrepentimiento es para el pecador que no ha sido salvo. El se arrepiente confesando con su boca al Señor Jesucristo, el que salva del pecado. ¿Cuántas veces se puede arrepentir una persona? Leamos la repuesta definitiva en Hebreos.
Hebreos 6:4,6:
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismo al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
Estos versículos son usados para enseñar precisamente lo opuesto de lo que dicen. Personas que dividen incorrectamente la Palabra sostienen que si una persona que fue salva una vez se hace pecadora, nunca puede ser salva de nuevo. Estos versículos ni siquiera sugieren tal doctrina errónea. ¿Qué es imposible según estos versículos? Renovar otra vez a los pecadores para arrepentimiento. Si una persona se pudiera arrepentir por segunda vez, tendría que ser una renovación. Dice muy claramente que es imposible renovar otra vez a un hombre pecador para arrepentimiento.
¿Cuántas veces puede un hombre ser salvo? ¿Cuántas veces se puede arrepentir? Una vez. ¿Cuántas veces puede una persona nacer físicamente?
Nicodemo hizo esa pregunta: ¿puede uno entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer de nuevo? De igual manera, es imposible una vez que una persona ha nacido de nuevo del Espíritu de Dios que sea renovada otra vez para arrepentimiento porque no se puede “des-salvar”. Es imposible ser renovado para arrepentimiento porque el arrepentimiento es un evento de una sola vez. La simiente de Cristo, la cual es implantada en el momento de la salvación, es eterna.
Después de confesar al salvador del pecado (arrepentimiento), la confesión de los pecados trae a la persona salva de vuelta a comunión.
2 Corintios 7:10:
Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse…
Si uno pudiera ser salvo por segunda vez, tendría que ser capaz de arrepentirse de haberse arrepentido la primera vez. Qué necio se vuelve todo esto.
Yo solía demostrar en las clases con un vaso de agua. El vaso representaba el cuerpo; el agua adentro representaba el alma. Ponía un botoncito blanco en un hilo en el agua, y le decía a mi clase que esto era ahora la simiente de Cristo, de la cual dice la Biblia que es vida eterna. Luego ilustraba lo que la mayoría de la gente piensa que es la vida eterna: Hoy confieso con mi boca todos mis pecados. Adentro va el botón, la simiente de Cristo. Ahora estoy salvo. Pero mañana en la mañana tengo un mal pensamiento. ¡Epa! Dios quita el botón, Su espíritu. Entonces soy solamente cuerpo y alma de nuevo, no-salvo. Me siento mal y espero que venga la siguiente campaña evangelística. En la siguiente campaña evangelística voy al altar y confieso mi pecado y adentro viene el espíritu de nuevo. Y así sigue continuamente. Mi padre terrenal hizo algo mejor que eso. El puso su simiente en mí una vez y todavía soy su hijo. ¿Qué me dice de Dios todopoderoso?
Es enseñanza diabólica decir que una persona que ha renacido del Espíritu de Dios, se le quita el espíritu en cada evidencia de debilidad humana. Mi Padre celestial hizo Su parte tan bien, que soy Su hijo mientras viva. Como Ruben Dario Daza no voy a vivir para siempre; pero como hijo de Dios, tengo Su vida, la cual es eterna.
El arrepentimiento es un tipo de confesión. El segundo tipo de confesión es para reparar la comunión rota. Pecar después de la salvación resulta en comunión rota. No deberíamos pecar, pero el buen Señor sabe que todo hombre de cuerpo y alma será engañado por el Diablo y pecará. Así que Dios estableció una forma para salir del pecado, comunión rota, para Sus Hijos. El hizo que fuera posible que cuando rompamos comunión, podamos confesarle nuestro pecado de comunión rota y entonces El nos da perdón del pecado.
1 Juan habla de comunión y confesión de comunión rota.
1 Juan 1:3-10:
lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. [No cumplido a medias, no cumplido en dos terceras partes, sino cumplido.]
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
Si decimos que tenemos comunión con él[Dios], y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.
pero si andamos en luz, como él [Dios] está en[es] luz, tenemos comunión [Dios y yo] unos con otro, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado [comunión rota].
Si decimos que no tenemos pecado [comunión rota], nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados [comunión rota], él [Dios] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados [comunión rota], y limpiarnos de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado [no hemos roto comunión], le hacemos a él [Dios]mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Dios dijo que todos pecan. ¿Pecamos nosotros en el espíritu? No. Pero en cuerpo y alma nosotros caemos. Dios dice que si cualquiera dice que no peca, es un mentiroso, hace a Dios un mentiroso, y la Palabra de Dios no está en él.
1 Juan 2:1:Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis [rompáis comunión]; y [pero] si alguno hubiere pecado [roto comunión], abogado [defensor o mediador] tenemos para con el Padre, a Jesucristo [¿Quién es nuestro defensor?] el justo.
Un hijo puede salirse de la comunión con Dios, un hijo puede andar en tinieblas, pero un hijo nunca puede apartarse tan lejos como para no ser más un hijo. La palabra “apartarse” no se usa nunca en el Nuevo Testamento en este sentido. Es usada solamente por maestros que no han sido instruidos, ministros y teólogos que no leen la Palabra ni consideran a quién están escritas varias partes de ella. La palabra “apartarse” no aparece en las epístolas en ese sentido porque nosotros somos hijos de Dios y un hijo no puede aparatarse así.
En el Antiguo Testamento Abraham era un siervo de Dios. La Biblia no dice que Abraham era un hijo de Dios; pues para tener un hijo, uno tiene que tener simiente, y la simiente no estuvo disponible sino hasta que vino Cristo. Esta es la razón por la que los hombres en el Antiguo Testamento no eran hijos de Dios. Abraham era un siervo de Dios y Moisés era un siervo de Dios porque la filiación no estaba disponible todavía. Un siervo puede apartarse por su desobediencia. En su casa, un sirviente puede apartarse tanto que usted lo podría despedir. Pero usted no puede despedir a su hijo. El de todas maneras sigue siendo su hijo.
De vez en cuando en el Antiguo Testamento, se hace referencia a Israel como si fuera un hijo. Pero leyéndolo cuidadosamente uno verá que Israel no es un hijo por nacimiento sino por adopción. Si usted adopta a alguien, él no tiene su sangre; no tiene su simiente en él. Solamente por adopción tomó Dios a Israel. Era posible apartarse totalmente durante la Administración de la ley, pero es imposible durante la Administración de la Iglesia.
Ahora, somos hijos de Dios por nacimiento.
Gálatas 4:6,7:
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Nosotros no somos siervos, sino hijos. Estamos en una posición mucho mejor que la de un siervo. Sin embargo mire lo que Isaac y Jacob hicieron como siervos. ¿Y qué de usted y yo como hijos? ¿No tenemos más habilidad, más derechos en la casa que los siervos? La Iglesia está viviendo tan por los suelos que da lástima. ¿Recuerda lo que hicieron algunos de los siervos en el Antiguo Testamento? Cuánto más deberá ser capaz de hacer un hijo.
Gálatas 4:7 dice que puesto que somos hijos, somos por lo tanto herederos de Dios. Un hijo de Dios es un heredero de todo lo que su Padre tiene. ¿Cuánto tiene Dios? Nosotros somos herederos de Dios y coherederos con Cristo según Romanos 8:17. Esto verdaderamente es abundancia.
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