“Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría,
y hasta los confines de la
tierra” (Hch 1, 8).
Espíritu Santo
Con Mayúscula y con
minúscula
Dechomai y Lambanô
Habíamos estado estudiando las
expresiones equivalentes al recibir el don de espíritu santo.
▪ Nacer de nuevo |
▪ Otro consolador que reemplazó al Cristo presente para siempre |
▪ Espíritu de verdad |
▪ Moraba CON ellos. Mora hoy EN los hijos de Dios |
▪ Cristo EN nosotros la esperanza de gloria |
▪ Poder desde lo alto para dar testimonio hasta lo último de la
Tierra |
▪ La promesa del Padre |
▪ Ser bautizado con espíritu santo |
▪ Ser investidos de poder desde lo alto |
Estas son distintas maneras de
referirse a la misma cosa que vino a partir del día de Pentecostés. Ese poder
que vendría era poder espiritual inherente
era el regalo, el don del Donador y por consiguiente debiera ser traducido siempre
en minúscula para diferenciar al regalo de Quien hizo el regalo.
Dios
El Donador
Espíritu
Santo
pneuma
hagion
|
â
|
Da lo que
Él es
|
â
|
espíritu
santo
El don
pneuma
hagion
|
Este don de espíritu santo fue hecho
disponible gracias al trabajo de redención completo y finalizado de Jesús.
Pentecostés fue el comienzo de lo que Dios llama en Su Palabra la iglesia de la
gracia o la iglesia del cuerpo de Cristo.
No se puede tener algo hasta que,
primero que nada, esté disponible. Este tipo de relación de Padre-hijo entre
las personas y el Creador nunca antes de Pentecostés estuvo disponible.
Hay otras dos palabras griegas que
debemos estudiar para entender en toda su magnitud lo que recibimos cuando
confesamos y creemos. Las dos palabras se traducen similarmente: recibir, pero
en griego sus significados son muy diferentes.
La una es dechomai y la otra es lambanō. Dechomai significa
recibir de manera subjetiva. Es una recepción de algo que no necesariamente se
exterioriza. Lambanō en
cambio es cuando se recibe en manifestación. Usted lo recibió y nosotros nos
enteramos.
(v.12)
Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y
el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. (v.13) También creyó
Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las
señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
Este gran creyente, Felipe, estaba
haciendo lo que tenemos que hacer nosotros: predicaba el evangelio del Reino de
Dios y el nombre de Jesucristo. Entonces se bautizaban, no con el bautismo de
Juan, sino con el que hizo disponible el Señor Jesucristo. Pero había un
“problema”. Atención. No es un problema nacer de nuevo. ¡Todo lo contrario! La
exageración es para hacer notoria la importancia que dan las Escrituras que
cuando se recibe, se podría (y se debería) manifestar.
(v.14)
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido
[dechomai] la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y
a Juan; (v.15) los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que
recibiesen [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion].
En este versículo vemos que el
traductor puso en mayúscula lo que debiera haber ido en minúscula. Lo que esta
gente recibió lambanō fue
el regalo, el don, no recibió al Donador. Por eso una mejor traducción del
versículo quince sería:
“los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que
manifestasen, en el mundo de los sentidos, espíritu santo”.
Estos samaritanos habían recibido la Palabra de Dios de manera
“interna”. Ellos habían confesado y creído y habían sido bautizados con
espíritu santo pero no habían manifestado el poder desde lo alto que habían
recibido subjetivamente.
Eso era un problema (y sigue siéndolo) al punto que
enviaron a dos apóstoles para corregir este inconveniente. Cuando llegaron
oraron para que recibiesen en manifestación lambanō el poder desde lo alto que habían
recibido previamente en su interior.
Es muy evidente que es importante
estudiar la diferencia entre una palabra y la otra en griego pues es totalmente
posible recibir algo espiritualmente sin jamás manifestarlo en el mundo de los
sentidos. No obstante dechomai es
primero, luego lambanō.
Dios Quien es el Espíritu Santo da lo
que Él es.
Y fueron
todos llenos del Espíritu Santo [don], y comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu [Donador] les daba que hablasen.
No fueron llenos de Dios sino de Su
regalo y al hacerlo sin más comenzaron a hablar en lenguas según Dios les daba
que hablasen. Dios los llenó con espíritu santo con minúscula. Una mejor
traducción hubiese sido que fueron llenos de pneuma hagion, espíritu santo con minúscula pues eso es lo que Dios
derramó en ellos. Luego empezaron a manifestar hacia “su afuera” lo que había
pasado en “su adentro” y lo hicieron según el Pneuma, Dios, les daba que hablasen.
Cuando usted nace como producto de la
unión de su papá y su mamá, ellos le dan a usted, lo que ellos son, le dan su
naturaleza humana. Cuando Dios hace renacer a una persona también le da de Su
naturaleza divina. Sus padres y Dios le dan a usted lo que ellos son.
Dios nos da de Su espíritu, entonces,
ese don de Dios –que es ahora nuestro espíritu- es nuestra responsabilidad. Los
samaritanos habían recibido en sí y nadie se dio por enterado y eso motivó que
fueran dos apóstoles a solucionar el “problema”.
Una vez que una persona renace del espíritu de Dios, tiene vida
eterna. Eso es una verdad fundamental y maravillosa pero ahí no debiera
terminar la cosa. Hemos recibido espíritu santo por gracia de Dios. Debiéramos
manifestar ese poder desde lo alto para beneficio propio y de los demás.
Ya habíamos visto en Juan 14:17 que
Jesús, antes del día de Pentecostés les dice que el espíritu que estaba con ellos estaría en ellos. Bien, se cumplió lo dicho por el profeta, comenzó a estar
en ellos a partir de Pentecostés y
Dios, que no hace acepción de personas, sigue proveyendo espíritu santo a todo
aquel que se lo pida provisto que haga lo que la Palabra de Dios enseña que
una persona debe hacer para que Dios lo haga renacer.
Y los
fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de
que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
¿Por qué poner en mayúscula espíritu
santo si no se refiere a Dios? El mismo Jesús enseñó que es Dios, Quien es
Santo y es Espíritu, que da de Su naturaleza a quienes le piden.
Pues si
vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre celestial [Donador] dará el Espíritu Santo [don] a los que se lo
pidan?
Así que,
el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su
Espíritu Santo [don].
Nuevamente claro como el agua: Dios es
quien da espíritu santo. No obstante se puede observar en el mismo versículo
que a lo que Dios da lo pusieron en mayúscula.
Afortunadamente hay muchas personas
que creen que cuando confiesan y creen, al momento que son hechos salvos por
Dios reciben vida eterna, lo que es lo mismo que decir que reciben espíritu
santo, pneuma hagion. Esto es
ciertamente maravilloso pero no es toda la verdad acerca de la cuestión. Hay
algo más que simplemente recibir subjetivamente el don. Primero que nada; sin
el trabajo del Espíritu Santo (con mayúscula) nadie puede ser salvo. El trabajo
es de Él pues nuestra salvación no es por obras sino por gracia. Alguien tiene
que hacer ese trabajo y eso es trabajo de Dios.
No obstante la Palabra de Dios es muy
clara en cuanto a que una vez que uno renace uno recibe y puede exteriorizar el
cambio profundo en su interior, que le fue hecho de la mano de Dios en Cristo
en usted, de INMEDIATO.
14
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido
[dechomai] la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y
a Juan; (v.15) los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que
recibiesen [lambanō] el
Espíritu Santo [pneuma hagion, el
don];
¡Qué claro que es esto! Si las
palabras “recibido” y “recibiesen” provinieran de la misma palabra griega sería
una incongruencia. Quedaría que Samaria había recibido pero igual los apóstoles
oraron para que recibiesen. ¡¿Para que hubiesen orado para que ocurriera lo que
antes que ellos llegaran ya había ocurrido?! El relato toma perfecto sentido
cuando sabemos que las dos palabras significan dos cosas muy diferentes. Ellos
habían recibido subjetivamente y cuando Pedro y Juan oraron, ellos manifestaron
a nivel de los sentidos.
Por otro lado, si en ese registro pneuma hagion debiera haber sido
traducido Espíritu Santo (con mayúscula), entonces querría decir que recibieron
al Donador, Dios en manifestación. Lo que ellos manifestaron fue espíritu santo
que ya habían recibido sin que nadie se entere. Ese era el “problema” que
fueron a arreglar estos dos grandes hombres. Recibir y no manifestar no era lo
normal en aquellos días y tampoco lo debiera ser hoy.
(v.16)
porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente
habían sido bautizados en el nombre de Jesús. (v.17) Entonces les imponían las
manos, y recibían [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion el don]. (v.18) Cuando vio
Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu
Santo [pneuma hagion el don], les
ofreció dinero, (v.19) diciendo: Dadme también a mí este poder, para que
cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma
hagion el don].
En el versículo 18 dice “cuando vio
Simón”. El espíritu santo no puede verse. Lo que vio Simón fue la manifestación
que corroboraba la recepción de espíritu santo por parte de los samaritanos.
La gente de Samaria a quien Felipe les
había predicado el evangelio del reino eran salvos y aún así ninguno había
recibido en manifestación poder desde lo alto. Fue mediante la intervención de
Pedro y Juan que ellos recibieron en manifestación. Es importante recalcar que
no es necesaria la imposición de manos para traer en manifestación pneuma hagion. Algo más estaba
disponible que lo que ya habían recibido al momento de la salvación. Este es un
derecho legal de TODO hijo de Dios dado como premisa al momento mismo que por
primera vez haya sido dado espíritu santo en el día de Pentecostés.
(v.1)
Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de
recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos
discípulos, (v.2) les dijo: ¿Recibisteis [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion el don] cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo [pneuma
hagion el don].
Esta es una singular situación de la
que podemos aprender mucho. Primero que nada dice que estos eran discípulos, no
eran personas que cada tanto leían la Biblia.
Eran discípulos, gente que estaba al tanto, que estudiaba y
era disciplinada. Es muy significativo que hayan dicho que no habían oído que
hubiera espíritu santo. Lógicamente no habían oído que había el don pues al ser
discípulos seguramente habían oído que existía Espíritu Santo con mayúscula. Lo
que estos discípulos no habían oído es que existía el don de espíritu santo con
minúscula.
(v.3)
Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el
bautismo de Juan. (v.4) Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de
arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después
de él, esto es, en Jesús el Cristo. (v.5) Cuando oyeron esto, fueron bautizados
en el nombre del Señor Jesús. (v.6) Y habiéndoles impuesto Pablo las manos,
vino sobre ellos el Espíritu Santo [pneuma
hagion el don]; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
Aquí Pablo corrige este error y el
siguiente: habían sido bautizados en el bautismo de Juan, es decir el bautismo
de agua. Ningún drama con el agua tanto si hay agua como si no hay agua, aunque
Jesucristo vino a traer un bautismo de superior naturaleza que el de agua que
trajo su primo (Juan el bautista) apenas por un tiempo. Ese bautismo con agua no garantiza la recepción de espíritu santo.
Mucho cuidado con esto. Ese es el bautismo de Juan.
Lo que garantiza que uno ha recibido espíritu santo es el bautismo en el
nombre de Jesús en manifestación.
► Pablo puso las cosas en claro y ellos recibieron en
manifestación pues dice que hablaron en lenguas y profetizaban. Este tipo
de reacción INMEDIATA es lo normal. Uno renace, uno opera alguna de las
manifestaciones ◄
En aquel maravilloso día de Pentecostés;
Pedro presenta el primer sermón de la iglesia de Gracia. En la conclusión las
personas le preguntaron: “varones hermanos, ¿qué haremos?
(v.36)
Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien
vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. (v.37) Al oír esto,
se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones
hermanos, ¿qué haremos? (v.38) Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros en el nombre de Jesucristo [no en agua, sino en el nombre de
Jesucristo] para perdón de los pecados; y recibiréis [lambanō] el don del Espíritu Santo [pneuma
hagion].
Lo que uno recibe al momento de
bautizarse en el nombre de Jesucristo es el don que proviene del Donador, no
recibe al Donador. Ese espíritu:
▪ nos da poder para servicio
cristiano,
▪ es el testimonio que es Dios en
Cristo en uno y
▪ nos guía a toda la verdad.
(v.13)
Pero cuando venga el Espíritu [pneuma el
don] de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que
habrán de venir. (v.14) El me glorificará; porque tomará [lambanō] de lo mío, y os lo hará saber.
(v.15) Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará [lambanō] de lo mío, y os lo hará saber.
Esta es la Palabra de Dios hablada
por el mismo Jesucristo. El espíritu que recibimos, del corazón de amor de Dios
al momento del nuevo nacimiento, nos guía a la verdad que se halla en Su
Palabra y nos permite ver al Cristo glorificado y en la medida que renovemos nuestra mente a la Palabra nos volvemos más
como Cristo.
Y si el
Espíritu [pneuma el don] de aquel que
levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu [pneuma
el don] que mora en vosotros.
No necesitamos esperar que retorne
Cristo por nosotros para tener poder. Ocurre que ese poder de Dios es tan
INMENSO que nos vivificará cuando Cristo retorne. ¡Así de grandioso es ese
poder! En la medida que creemos la
Palabra y la actuamos, haremos las obras que Jesús hizo y aún
mayores pues ese ENORME poder desde lo alto nos habilita a las buenas obras que
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
(v.13) Porque
si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu [pneuma el don] hacéis morir las obras de
la carne, viviréis.
Mientras nuestro redentor regresa por
nosotros en aquel glorioso día tenemos el privilegio de manifestar, de
distintas maneras en nuestra vida, el don que nos dio Dios de Su gracia.
26 Y de
igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu [pneuma el don] mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Ciertamente no puede ser Dios Quien
interceda por nosotros con gemidos indecibles. En todos los casos el contexto
determinará si habremos de ponerle mayúsculas a espíritu santo o no. En nuestro
estudio, pero mucho más en nuestra vida como hijos de Dios es imprescindible
conocer la diferencia entre el Donador y Su don a Sus hijos.
En tan poco tiempo de estar en el tema
vemos la cantidad de posibilidades todas abiertas al hijo de Dios de inmediato después de renacer, de ser
salvo. La debilidad, en este contexto, es que no sabemos qué hemos de pedir
como conviene entonces ese espíritu que nos fue dado intercede por nosotros y
en beneficio de nuestros hermanos en Cristo.
(v.27)
Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,
porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Ese maravilloso espíritu
“multifunción” intercede por los santos, por nuestros hermanos, en nuestros
pedidos a Dios conforme a la voluntad de Él.
Y dijo
Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al
Espíritu Santo [El Donador. Uno no le miente al don], y sustrajeses del precio
de la heredad? (v.4) Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no
estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido
a los hombres, sino a Dios [Ananías le mintió al Donador].
Y como
no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra:
Bien habló el Espíritu Santo [el Donador] por medio del profeta Isaías a
nuestros padres, diciendo...
Quien habló a través de Isaías fue
Dios, el Espíritu Santo y pudo hacerlo pues había puesto espíritu con minúscula
sobre Isaías.
13 En él
también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa, (v.14) que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de
la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
No fuimos sellados con el Donador sino
que Él mismo nos selló con lo que nos dio: espíritu santo. Con ese regalo nos
“selló” para que tengamos vía libre al momento que recibamos la total herencia
del Reino de Dios una vez que regresemos con Cristo sobre la Tierra.
Qué maravilloso regalo de la gracia de
Dios. La acción en reciprocidad, en alguna especie de retribución, al amor de
Dios en la vida de uno no debiera ser menos que reorientar nuestros esfuerzos
en pos de utilizar el completo potencial al alcance de nuestra creencia.
Solamente haciendo eso estaremos ejerciendo poder para una vida abundante de
servicio. Solamente renovando nuestras mentes a utilizar el total del potencial
estaremos andando como Jesús anduvo proclamando el reino, echando fuera
demonios y sanando a las personas.
Este poder desde lo alto
es nuestra habilidad dada por Dios
para ser como Jesucristo
y por lo tanto representarlo
Nota del
Autor
Toda la Escritura utilizada en
este artículo es de la Versión
Reina Valera 1960 a menos que se especifique algo en contrario. Cada vez que
aparezca resaltada alguna palabra dentro del texto de la Biblia, se trata del
énfasis añadido por el autor.
Toda vez que se utilice una palabra de
origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en
mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En
ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma
gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.
Debido a que los paréntesis se utilizan
en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada
entre corchetes para diferenciarla.
Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas
del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea
de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “...”
indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.
Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará
basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture
Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra.Todos
programas de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el
link correspondiente en Links Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web.
Las notas al final son una parte integral
y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar,
aclarar, o reforzar el tema que se trate.
Esta
enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es más bien en
algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye
con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras.
No obstante, la Palabra
de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios
mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro
conocimiento y entendimiento de las distintas maravillas presentadas
en la Palabra
de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio del
estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico
como una ayuda, una fuente más de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra
está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra
de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es
autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la
exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y
autoridad única e inapelable.
SOLI DEO GLORIA
AUTOR: Eduardo Di Noto
EDITOR: REV. RUBEN DARIO DAZA