martes, 13 de mayo de 2014

EL NUEVO NACIMIENTO PARTE 1



EL NUEVO NACIMIENTO
Privilegio, realidad, responsabilidad
Parte 1

Juan 3:16:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 
F
ue Dios quien amó al mundo y no al revés. A tal punto lo amó que hizo algo que es parte de la naturaleza del amor de Dios: dio… nada menos que a Su unigénito hijo con un propósito definido: ¿Qué nadie se pierda? ¡No! Que todo aquel que en Él cree no se pierda y que en contraste a perderse –ese o esa quien creyó- tenga vida eterna. Esta clase de amor inspira en el hijo de Dios una respuesta de amor a Dios en reciprocidad no compulsiva o por obligación porque la cosa más grande que pueden pasarle a una persona es renacer del espíritu de Dios y tener vida eterna. El señor Jesucristo vino para hacer disponible a las personas ese nuevo nacimiento, tema al cual pasaremos un tiempo estudiando.

Juan 3:1-15:1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.

Dice que era un principal, prominente, respetado. Lo singular es que vino de noche.

2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

Es importante recordar que este hombre era un principal, instruido, un fariseo. No sé si Nicodemo fue honesto con Jesús pero estoy feliz que de cualquier manera esta conversación tomó lugar así podemos aprender de ella.

5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Primero nacemos de carne, es decir de nuestros padres que son de carne y hueso como nosotros y luego si creemos renacemos del espíritu de Dios.

6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Esta gran posibilidad de renacer del espíritu de Dios comenzó a estar disponible a partir del día de Pentecostés y nunca antes. Los mismos apóstoles originales que estuvieron ministrando la Palabra de Dios con el señor Jesucristo no tuvieron esa oportunidad antes de aquel día.

Las personas somos concebidas mediante la intervención de una simiente o una semilla. Es decir que un espermatozoide del padre-por- ser se tiene que juntar con un óvulo de la madre-por- ser y así comenzar la concepción de un nuevo ser. Una es la naturaleza que heredamos de nuestros padres y otra es la que heredamos de nuestro Padre celestial.

Génesis 3:15Y pondré enemistad entre ti [la serpiente] y la mujer, y entre tu simiente [la simiente de la serpiente] y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú [la serpiente] le herirás en el calcañar.

Éste registro de Génesis muestra el momento inmediato que siguió a la caída del hombre y expone claramente la enemistad que existe entre una simiente y la otra.

Gálatas 3:16:Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

De Adán y Eva provino la simiente que iba a herir de muerte a la simiente de la serpiente de Génesis. Años más tarde Dios prometió a Abraham que aquella simiente iba a ser Cristo.

En todos los seres humanos, la simiente es pasada de una persona a otra en la línea genealógica. Así es con todos nosotros. Se pasan de los padres a los hijos una simiente que no es eterna: “lo que es nacido de la carne, carne es…” y como tal es corruptible porque todas nuestras vidas terrenales tocarán a su fin.

1 Pedro 1:23-25:23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.

Así es con la simiente humana que se pasa de generación en generación: es corruptible que simplemente quiere decir que tiene fin. En cambio la Palabra de Dios como Su espíritu en las personas es incorruptible. No tiene fin, es vida eterna. Cuando nacimos la primera vez de nuestros padres obtuvimos de ellos una simiente, una semilla. Cuando renacemos del espíritu de Dios obtenemos otra simiente de una naturaleza muy superior, incorruptible, eterna.

¿Cómo ocurre el nuevo nacimiento? ¿Cómo llega uno a tener la simiente de Cristo en uno? Más adelante veremos en el libro a los Romanos la simpleza del como renacer. Por ahora veremos que la primera vez que ocurrió fue en Pentecostés, diez días después de la ascensión del señor Jesucristo.

Hechos 2:1-4:1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
 
A partir de allí la humanidad toda comenzó a tener la posibilidad de renacer del espíritu de Dios confesando que Jesús es el señor y creyendo en el corazón que Dios lo levantó de los muertos.

1 Juan 3:9:Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Nuevamente, cuando uno nace físicamente tiene simiente física en uno. Uno hereda de sus padres terrenales su naturaleza, las realidades, los privilegios y responsabilidades de todo lo que ellos son como miembros de la raza humana. Del mismo modo, cuando uno renace del espíritu de Dios tiene simiente espiritual en uno. Al nacer, uno nace con cuerpo que es lo que se ve y con alma que es básicamente estar vivo. En esas partes una persona puede cometer pecado pero cuando renace; esa nueva parte que adquiere por gracia de Dios - el espíritu - no practica el pecado porque es nacida de Dios. La persona es re-nacida de Dios (“re” porque antes ha nacido) y el espíritu dentro de la persona es nacido de Dios.

Es decir la persona una vez renacida puede pecar pero nunca en el espíritu de Dios sino en su cuerpo y su alma. Aunque pecar pone a la persona en una situación desventajosa nunca queda tan alejado de Dios por ello porque tiene en sí el espíritu de Dios que no peca y queda en el o en ella incondicionalmente. Uno es hijo de Dios en virtud de tener ese espíritu santo de Dios en uno. Si este espíritu santo no se va de uno por que está dentro de uno de una manera incondicional entonces uno NUNCA deja de ser hijo de Dios.

No puedo dejar de ser hijo de don Carmelo y doña Toti no importa lo que haga como tampoco puedo dejar de ser hijo de Dios no importa lo que haga.

Una persona de cuerpo y alma se apropia de la vida eterna cuando renace del espíritu de Dios.

Efesios 2:5-9:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 
Esta es la visión de Dios de cómo es la cosa antes de que la persona tenga espíritu de Dios en ella: … muertos en delitos y pecados. La salvación es por gracia es decir que es gratuita. No es posible pagar-por o trabajar-para ser salvo. Si así fuera unos podrían obtener salvación antes que otros o una mejor salvación unos que otros. Pero no es así pues es gratuita para todos. Es por gracia.

Efesios 2:10:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. 
Las buenas obras de las que habla acá; uno puede hacerlas después de haber sido creados en Cristo Jesús. Esto es muy importante. No es que por medio de las buenas obras uno es creado en Cristo Jesús.

La primera vez que uno nace, uno es hechura de su mamá y su papá. Cuando uno renace del espíritu de Dios esa parte espiritual en uno es hechura del creador de los cielos y de la tierra: Dios, el Padre celestial. Aunque parezca mentira aun al día de hoy mis padres están satisfechos de lo que hicieron conmigo… Seguramente lo mismo con Dios en cuanto a Su simiente en mí. ¿Por qué pensar que sería diferente con el Padre celestial? Somos hechura suya. Ese es el nuevo nacimiento. Del mismo modo que nunca dejaré de ser hijo de mis padres tampoco dejaré de ser hijo de Dios una vez que renací de Su espíritu. Soy hechura suya (de mis padres) y hechura Suya (de mi Padre).

Leímos más arriba en Efesios 2:5, que un hombre o mujer que nace con cuerpo y alma está espiritualmente muerto en pecados. Eso también lo hereda de sus padres. Pero cuando renace del espíritu de Dios se transforma en el hijo legal de su Padre quien es Dios. El diablo, el dios de este mundo no tiene derecho legal sobre el hombre renacido.

Romanos 10:17:Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

¿Qué fe? La fe de Jesucristo. Esta fe viene cuando una persona de cuerpo y alma escucha la Palabra de Dios y la cree.

Romanos 10:9:
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Confesar con la boca, decirlo. Ahora bien, ¿Dice o instruye aquí en cuanto a cómo, dónde y cuándo decirlo? No. Dice confesares. Puede ser ahora, puede ser dentro de un rato, puede ser aquí, puede ser allá. No importa porque sólo dice confesar, es decir: decirlo.

Tampoco dice que lo que haya que confesar sean mis pecados y gracias a Dios por eso porque yo aún estaría haciéndolo y en tal caso la salvación sería por trabajo y no por gracia como realmente es. La persona para poder renacer confiesa al salvador del pecado no a los pecados. Esto no tiene que ver con los sentimientos. Es decir no importa si una persona siente que es renacida o no. Tiene que ver con haber confesado una vez y para siempre al señor Jesucristo.

Eso no es todo. El mismo versículo nueve dice “… y creyeres en tu corazón…” Básicamente el corazón es el asiento de la vida personal de una persona. Es como decir que crea con todo lo que tiene, con todo su ser que Dios lo levantó de los muertos ninguna otra cosa sino eso: que Dios lo levantó de los muertos. Confesando y creyendo según uno es simplemente instruido en este versículo uno indefectiblemente, incuestionablemente, indudablemente, absolutamente al instante es salvo, renace del espíritu de Dios. Si usted hace esto usted es salvo, usted tiene vida eterna. ¿Por qué?

Romanos 10:10:
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

¡Por eso! Esta confesión y creencia es un evento de una vez y para siempre. No es necesario repetirlo. Al momento mismo que uno completa ambos requisitos uno renace del espíritu de Dios. Eso es vida eterna. Uno es hijo de Dios.

Ahora que el hombre es renacido tiene un punto de contacto con Dios que antes no tenía: Su espíritu en uno. En el Antiguo Testamento, aun los grandes hombres de Dios tenían el espíritu de Dios bajo condición[1], pero en esta Administración de la Gracia no hay condición alguna. Uno lo tiene para siempre independientemente de todo porque el espíritu es dado de manera in-con-di-cio-nal.

Cuando nací de mis padres, todo el potencial del ser humano residía en mí. De la misma manera con el nuevo nacimiento. Todo el potencial de la nueva naturaleza reside en mí. Todos los privilegios, realidades y responsabilidades de esa nueva naturaleza están presentes en este paquete que soy yo. En el nacimiento físico uno pasa de la niñez a la adultez a través de etapas intermedias igual es con el nuevo nacimiento. Uno más sabe y más puede aplicar y desarrollarse. Todo lo que mis padres son, soy yo como ser humano aunque yo haya elegido distintos caminos en cuanto a las distintas posibilidades que ofrece la vida. Igual es con Dios una vez que yo tengo Su naturaleza en mi. Ya tengo Su espíritu en mi y depende sólo de mi lo que yo haga con lo que tengo. He ahí un gran privilegio y una gran responsabilidad de esta nueva realidad. Dios es nuestro Padre y nosotros Sus hijos. Por ello –como aún tenemos cuerpo y alma- seguimos recibiendo información por medio de los cinco sentidos y además –como una ventaja adicional- también recibimos información por medio del espíritu de Dios en nosotros.

Salvación es por gracia, es inmerecida, es un regalo de Dios.

Romanos 6:23:Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

La salvación es porque la necesitamos no porque la merezcamos. Por eso es una dádiva divina.

1 Juan 2:25:Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna. 1 Juan 5:11 y 12:11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

El que tiene al hijo tiene vida… eterna. De la otra hace rato que ya tiene. El que no tiene al hijo no tiene la vida… eterna. Simple. Quien no tiene a Cristo no importa si hizo grandes aportes a la humanidad no tiene vida eterna.

1 Juan 5:13-15:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. 14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

¿Cómo no va a oírnos si tenemos Su naturaleza en nosotros?

Ninguna persona va más allá de lo que cree y del mismo modo nadie puede creer más allá de lo que aprende y sabe. Por ello sería vital para las personas aprender directamente de la Palabra de Dios como renacer y luego continuar estudiando y practicando las ilimitadas posibilidades que se le presentan como hijo de Dios.

Fin


Nota del  Autor

Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[2] a menos que se especifique algo en contrario.

Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: baptô). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.

Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.

Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “...” indicando que hay más información disponible para consulta en dicha fuente.

Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.

Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es más bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser sometidas al escrutinio[3] del estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente más de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única.

Autor: Eduardo Di Noto

SOLI DEO GLORIA
Editor: REV. RUBEN DARIO DAZA B.


NOTAS AL FINAL. BIBLIOGRAFIA UTILIZADA Y/O RECOMENDADA:
Power for Abundant Living. Victor Paul Wierwille, American Christian Press, The Way International, 1976



[1] Salmos 51:11; Jueces 16:18-20
[2] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993
[3] Hechos 17:11

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