Y |
1 Juan 1:5-10:
5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
Es muy importante tener en cuenta que si hemos pecado (o lo que es lo mismo: perdido nuestra comunión con Él), tenemos un abogado defensor.
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo [nuestro abogado] nos limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1 Juan 2:1-12:
1 Hijitos míos, estas cosas [las que acabamos de leer] os escribo para que no pequéis; [este mensaje y
Bien, si pecamos pedimos perdón en nombre de Jesucristo y nuestro perdón es oído y otorgado.
2 Y él [Jesucristo, nuestro abogado] es la propiciación [el pago] por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos [a ver, ¿cómo sabemos?], si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos [es decir peca], el tal es mentiroso, y la verdad [o sea, la Palabra ] no está en él; 5 pero el que guarda su palabra [el que está en comunión], en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
Jesús tuvo un andar, una vida de oración. Orar mucho es parte de andar como él anduvo. Cada vez que andemos según
9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.
Como tiene los ojos cegados perdió el sendero. Como hijos de Dios que somos, nuestros pecados nos fueron perdonados al momento de renacer del espíritu de Dios porque Jesucristo pagó por ellos como pagó también por los que cometemos de tanto en tanto.
12 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.
Muy bien. Por amor a Dios no queremos pecar, queremos hacer Su voluntad pero si “en una de esas” hemos pecado (y cada tanto todos lo hacemos) sabemos que tenemos un abogado. En todo este contexto de
1 Juan 3:20-23:
20 pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. 21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; 22 y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él[2] [al guardar y hacer Su Palabra estaremos en comunión con Él]. 23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
Así de importante es amarnos los unos a los otros y que nuestro corazón no nos reprenda en cuanto a nuestra comunión con Él para que cualquier cosa (conforme a Su voluntad) que le pidamos, creyendo la recibamos. El pecado puede obstruir el resultado de la oración.
Isaías 59:2:
pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
Salmos 66:18:
Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.
Job 35:12-14a:
12 Allí clamarán, y él no oirá, Por la soberbia de los malos. 13 Ciertamente Dios no oirá la vanidad, Ni la mirará el Omnipotente. 14 ¿Cuánto menos cuando dices que no haces caso de él?
Claro que en este último registro habla del malo y no del hijo, lógicamente más considerando que Dios aun no tenía hijos en ese entonces. Pero de todos modos el principio muestra “el hueco” que queda entre Dios y el hombre cuando hay soberbia y vanidad. El próximo registro de las Escrituras si habla del pueblo de Dios, Israel.
Jeremías 5:23 -25:
23 No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se fueron. 24 Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega. 25 Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien.
No puede ser más claro. El pecado aparta de la gente el bien.
Isaías 1:15:
Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
Miqueas 3:4:
Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras.
Ahora estudiemos un registro maravilloso de
Juan 9:31:
26 Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? 27 El les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oir; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? 28 Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. 29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. 30 Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.
Este “humor” de la Palabra es hermoso. El hombre les dice con todo denuedo: “esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos”. Y continua diciendo lo que seguramente el leyó de las mismas Escrituras que nosotros acabamos de leer:
31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye.
No puede ser más simple este principio a tener en cuenta a la hora de recibir lo que le pedimos a Dios en oración.
En nuestro estudio de la oración es imprescindible que también revisemos un versículo central en cuanto a por qué cosas orar. Antes habíamos mencionado que la palabra “todo” de Juan 14 es todo con excepción.
1 Juan 5:14 y 15:
14 Y esta es la confianza que tenemos en él [en Dios], [está por decirnos cuál es esa confianza] que si pedimos [hay que pedir] alguna cosa conforme a su voluntad [no cualquier cosa, sino alguna cosa conforme a Su voluntad], él [Dios], nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa […conforme a Su voluntad] que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
No hay duda alguna acerca de que si coinciden cuatro cosas:
1.- Pedir, (sin sombra de dudas, hay que pedir)
2.- la voluntad de Dios (lo que pedimos tiene que ser conforme a Su voluntad)
3.- nuestra creencia (como lo estudiaremos más adelante) y
4.- estar en comunión, es la clave ...
…entonces, sabemos ciertísimamente que tendremos lo que sea que hayamos pedido. Al orar según la Palabra de Dios, lo honramos y glorificamos a Dios. No hay garantía de respuesta de parte de Dios fuera de orar conforme a Su Palabra. Atención: no es nuestra posición respetuosa de hijos el limitarlo al Padre celestial en Su respuesta a nuestras oraciones, por eso hablamos que no hay garantía según este registro, pero es prerrogativa de Dios ir más allá de nuestra oración. De otro modo no diría en otro registro que Dios da más abundantemente de lo que pedimos o entendemos[3].
Otra versión[4] de la Biblia ha traducido a 1 Juan 5:14 y 15 así:
14 Y esta es la confianza (la seguridad, el privilegio del denuedo) que tenemos en Él: [estamos seguros] que si pedimos cualquier cosa (hacemos cualquier requisitoria) de acuerdo a Su voluntad (de acuerdo a Su propio plan), Él nos escucha y nos oye. 15 Y si (ya que) sabemos [positivamente] que nos escucha en lo que sea que pidamos, también sabemos [con afianzado y absoluto conocimiento] que tenemos [que nos ha otorgado como nuestras presentes posesiones] las peticiones que le hayamos hecho.
Hermosa traducción. Cuando uno le eleva al Padre su petición y está de acuerdo a Su Palabra, entonces YA tiene lo que ha pedido en los tiempos de Dios. Esto es muy importante.
Muchas veces la respuesta toca a nuestra puerta mientras nosotros estamos orando por algo o alguien a Dios.
Hechos 12:1-17
1 En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles.
Recuerde bien el perfil homicida de este gobernante en eminencia en Judea. Este es un resumen de quién era y qué propósitos tenía en cuanto a la gente de Dios en el primer siglo. No sólo maltrató a algunos creyentes sino que también mató a Jacobo y luego fue por más. Fue por Pedro.
2 Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. 3 Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. 4 Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. 5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él[5]. 6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.
El ángel lo guía a Pedro a la libertad y él como que no entendía bien lo que estaba pasando. Muchas veces el amor y cuidado detallado de Dios nos toma por sorpresa y no creemos lo que estamos viendo. Pero finalmente cae en cuenta que había sido liberado y se dirige a la casa de María.
12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando[6]. 13 Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15 Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! 16 Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos. 17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.
¡Qué hermoso registro! Es hasta gracioso. Pedro se les presentó mientras estaban orando y cuando golpea la puerta no le creen a Rode que era nada menos que Pedro que había sido liberado, que era justamente la razón que los tenía reunidos. ¡Qué humano! ¿¡ Cuántas veces nos pasa que no creemos que una oración nuestra fue respondida?! A veces fallamos en estar a la expectativa de la respuesta a nuestra oración. El poder y amor de Dios está más allá de lo que pedimos o entendemos. Dios SIEMPRE responde cada oración que le fue hecha -en los términos que venimos aprendiendo.
Nuevamente ¿Cómo saber si lo que pido está de acuerdo a Su Palabra? Muy simple, yendo a Su Palabra.
Observaremos nuevamente la inmediatez de la respuesta por parte de Dios cuando la oración es conforme a Su voluntad en un ejemplo del Antiguo Testamento. Primero la Escritura nos ubica en tiempo y espacio.
Daniel 9:1-14, 17-23:
1 En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, 2 en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.
Daniel inquirió lo que ya estaba escrito que le había sido revelado a Jeremías por Dios: “yo miré atentamente en los libros…”. Eso que el leyó es lo que figura en Jeremías capítulo veintinueve que veremos más adelante. Ahora, vea como Daniel lo busca a Dios y como derrama su corazón ante Él.
3 Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. 4 Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; 5 hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
No deja nada para después. Vuelca enteramente y honestamente TODO su corazón en el tema que lo ocupa en su oración sentida, de su corazón a Dios. También confiesa el pecado del grupo.
6 No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. 7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. 8 Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. 9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado,
Vea que claro que tenía como se habían dado las cosas con Israel y quién era verdaderamente el culpable de sus desventuras. Ellos se habían alejado, no Dios. Lo que les había pasado eran consecuencias de la desobediencia no castigos de Dios. Daniel estaba intercediendo para revertir la situación. Daniel estaba confesando el pecado del pueblo de Dios.
10 y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. 11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, [¿ve? Daniel conocía lo que decía la Palabra de Dios. Evidentemente la había estudiado] siervo de Dios; porque contra él pecamos. 12 Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. 13 Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad.
Aquí Daniel dice que no habían implorado para convertirse. Esta oración es la intercesión de Daniel por el pueblo. El primer error de Israel fue ser desobedientes y no creer lo que había sido escrito por Moisés y el segundo error fue no implorar y convertirse. Gran ejemplo para nosotros. Uno puede perder el rumbo, pero el pronto restablecimiento de nuestra comunión con Dios en la oración es el golpe de timón que pone el barco de nuestra vida de regreso al curso correcto del mar calmo de la Palabra de Dios.
Este maravilloso hombre dice: “no tardes por amor de ti mismo…” Habíamos visto que cuando la oración es conforme a Su voluntad uno tiene las peticiones que le haya hecho a Dios ¿Usted cree que esta oración fue según la voluntad de Dios? Observe lo que sigue y despeje sus dudas.
20 Aún estaba hablando y orando[7], y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; 21 aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. 22 Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. 23 Al principio de tus ruegos [¡Al principio de tus ruegos!] fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.
El recién había comenzado a orar y ya había sido dada la orden por Dios de la pronta respuesta a su oración. ¡Qué emocionante registro de cómo funciona la oración en los tiempos de Dios!
Lea MUCHO la Biblia y entérese de cuál es la voluntad de Dios para usted y así sabrá qué pedir y tendrá oraciones respondidas. Recuerde que Daniel primero indagó en la Palabra escrita que tenía disponible y luego oró con todo su corazón.
Santiago 4:2 y 3:
2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
Anteriormente habíamos visto que hay que pedir, buscar y llamar. Estas personas no tenían lo que deseaban porque no pedían. Primera clave. Luego cuando fuera que pedían no recibían porque pedían mal. Para recibir de Dios es necesario pedirle y también es necesario saber qué está disponible. Veamos algunos ejemplos más.
Lucas 10:2:
Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
Mateo 26:41:
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Colosenses 4:3:
orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso
2 Tesalonicenses 3:1 y 2:
1 Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, 2 y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe.
Santiago 5:13 y 16:
13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.
16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
En una situación de aprendizaje como esta, uno somete al tema de la oración bajo el “microscopio” y la estudia desde todos los ángulos, pero la vida cotidiana no da tiempo para eso. Uno se prepara leyendo y meditando (ambas cosas) la Palabra de Dios todo el tiempo y a medida que vive va orando, confesando los pecados si fuera el caso, volcando su corazón a Dios de manera espontánea y naturalmente, va por la vida pidiendo, buscando y llamando a Dios porque sabemos que eso le agrada a Él.
Ya hemos visto que para recibir de Dios tenemos que estar en comunión, pedirle y saber qué está disponible. Al mismo nivel que ese requisito, es imprescindible creer. Nuestra confianza debe estar depositada en Su habilidad de otorgarnos todo pedido que está de acuerdo a su voluntad y propósito para nuestras vidas. Debemos orar entendiendo que Su voluntad para nosotros siempre es la mejor cosa que puede pasarnos en la vida, pero cuando oramos tenemos que hacerlo con creencia sin dudar
Santiago 1:5-7:
5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero pida con fe [pedir con fe es imprescindible], no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga [es decir: quien pida sin fe], que recibirá cosa alguna del Señor.
Claro que aquí habla de pedir por sabiduría a Dios, lo cual muestra a las claras que eso está disponible, pero se aplica a todo lo que uno le pida a Dios no solamente a la sabiduría.
Veamos un poco más de esto en las Escrituras yendo al sector de
Hebreos 11:6:
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Ni falta hace repetirlo pero sin fe no es posible agradarlo a Dios. Cuando usted ora tiene que estar persuadido que Él existe y que Él hará conforme a Su voluntad en Sus tiempos.
No es mucha la gente que entiende el vínculo que la oración puede ser entre Dios y el individuo y entre las personas que se unen para orarle a Dios de manera corporativa. Es importante poder apreciar un poco más la profundidad de éste vínculo directamente de las Escrituras. Mediante la oración cobramos las promesas de Dios.
No se puede confinar o restringir de manera alguna la importancia de la oración para la vida individual y colectiva de la gente de Dios a una Administración determinada. La oración siempre fue importante en el corazón de Dios para que Sus creyentes a lo largo de la historia de la humanidad le manifestaran sus afanes más íntimos. No obstante -es importante destacar- que hay mayor potencial en la oración para los hijos de Dios después del día de Pentecostés en la Administración de la gracia que jamás antes en la historia.
1 Corintios 14:15:
¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.
Es tan importante la oración que después del día de Pentecostés, el Padre Celestial hace disponible una manera más de orarle: con el espíritu… Esta nueva posibilidad no desplazó al “antiguo método” de orar con el entendimiento. En esta Administración el Padre Celestial aumentó las posibilidades de Sus hijos para llegar a Él con sus afanes. El apóstol Pablo entendió y enseñó el gran misterio, enseñó sobre la operación de las manifestaciones del espíritu, se desplazó por distintos países enseñando la Palabra de Dios, confirmó a los creyentes, escribió nada menos que siete epístolas a la Iglesia y otras más, ordenó ministros… ninguna duda que era un creyente maduro y en el versículo de arriba declara que orará con el espíritu y con el entendimiento. Orar de ambas maneras es un gesto de madurez espiritual. ¿Cuándo orar, cuánto orar?
Efesios 6:18:
Orando en todo tiempo [he aquí el cuando] con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia [este es el “cuánto”: con toda perseverancia] y súplica por todos los santos.
En todo tiempo… velando en ello con toda perseverancia… El hijo de Dios hoy día tiene disponible una puerta de comunicación franca, amplia, abierta con su Padre. Uno puede orar en lenguas o con el entendimiento.
Romanos 12:12:
Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.
Orar está en la categoría de practicar la presencia de Dios en la vida de uno. Constantes en la oración no quiere decir que lo único que uno hace es orar sino que significa más bien la prioridad que uno le da a la oración. Si amo y reverencio a Dios tal que disfruto orarle regularmente entonces puedo estar a la expectativa de recibir de Él las cosas pedidas. Dice constantes, es un andar porque es ahora y luego y más tarde y mañana…
Cuando nuestros pensamientos se encaminan a la preocupación, al temor, al desánimo y otras negatividades debemos tomar inmediata acción, es decir concientemente y rápidamente orar con corazón agradecido.
Filipenses 4:6:
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Según nos movemos en el día normal de nuestras vidas la oración debiera ser nuestra primera y más rápida respuesta a toda negatividad. La falta de oración tenderá a que dependamos en nosotros mismos en lugar de depender de Dios quien tiene el poder de liberarnos de cualquier situación. Necesitamos aprender a vivir en gracia. Oración sin cesar, es decir tener una vida impregnada de oración, tener un andar de oración es esencialmente dependencia continua y comunión con nuestro Padre celestial.
Efesios 6:10-18:
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
El lado práctico de fortalecerse en el Señor es fortaleciéndose en la Palabra del Señor. Eso estamos haciendo en el tema particular de la oración. Aquí habla del poder de la fuerza del Señor que es justamente mediante el cual las oraciones son respondidas.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Vestíos de toda la armadura, no de parte de ella con el propósito de estar firmes contra las asechanzas del diablo. ¡De toda la armadura! Aunque no lo entendamos, o no lo creamos nuestra lucha no es lo que parece. No es con nuestro jefe, ni con nuestro gobierno o país, no es con nuestros enemigos, nuestros familiares, nuestros cónyuges... Nuestra lucha es contra potestades celestiales del mal por eso no la podemos pelear con “arco y flecha”.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Nuevamente. Antes dijo vestíos y ahora dice tomad toda la armadura de Dios con el propósito de resistir en el día malo. El día es malo por que el día es del maligno. ¿Cómo pelea usted contra eso? Este es una lucha que no se gana con los puños sino con la oración.
16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Mire y agradezca al Padre que nos proveyó tan eficiente arsenal para hacer frente a semejante contienda. Ahora el maravilloso versículo dieciocho.
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
Observe detenidamente el contexto en el cual dice “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el espíritu y velando en ella con toda perseverancia…” ¡Qué maravillosa arma resultó ser la oración! Si usted no ora todo el tiempo al estilo de Efesios 6:18, usted no puede pretender superar en el terreno espiritual al enemigo contra quien verdaderamente es la lucha.
Nota del Autor
Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[8] a menos que se especifique algo en contrario. Cada vez que aparezca resaltada alguna palabra dentro del texto de la Biblia , se trata del énfasis añadido del autor.
Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.
Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.
Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra.Todos programas de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el link correspondiente en Links Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web.
Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.
Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante,
Dios lo bendiga
Rev. Ruben Dario Daza B.
[1] Más sobre este tema en el capítulo Padre Nuestro
[2] Énfasis añadido por el autor
[3] Efesios 3:20
[4] The Amplified Bible, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, Michigan, EUA, 1987, Pág. 1469. En este caso los paréntesis y corchetes son tal cual figuran en esta Biblia, es decir no son comentarios de este autor.
[5] El énfasis es añadido por el autor
[6] Énfasis añadido
[7] Énfasis añadido por el autor
[8] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993