martes, 28 de junio de 2011

El Padre Nuestro



E
xisten varias oraciones registradas en la Palabra de Dios, pero quizás la más conocida es la así llamada Padre Nuestro (o Padrenuestro) que se encuentra justamente en el contexto de Mateo[1] seis.
Mateo 6:5-8:
Y  cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
La recompensa que ya tienen es el ser vistos. Lo que verdaderamente uno debe buscar al orar es una respuesta o una solución de parte de Dios y no el ser visto por otros para “quedar bien como alguien que ora con frases bonitas o gestos ostentosos”. Tampoco la oración corporativa es una plataforma o escenario para hacer un show. A esa clase de gente que quieren ser vistos como muy devotos  el señor Jesucristo los llama hipócritas. Entonces, ¿cómo hay que orar?
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 7 y orando no uséis de vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 
Dios está interesado en el contenido de nuestro corazón y no en la elocuencia de nuestras palabras o en nuestros gestos. El versículo siete dice: ..y orando no uséis de vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos… Quiere decir que uno no tiene porqué sentarse por horas leyendo de un libro o de un trozo de papel, o apelando a su memoria o utilizando cuentas como de un rosario, repitiendo una y otra vez idéntica oración como si Dios en una de esas en la enésima exacta repetición de repente se despierta y escucha la oración. Dios no está dormido o desatento. Él conoce íntimamente a los Suyos.
Salmos 139:4:
1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. 5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. 6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender.
¿¡Qué duda cabe que Dios nos conoce tan profundamente a nosotros y a nuestras necesidades aun antes que uno se las declare?! Aun sabiendo tanto acerca de nuestros más profundos intereses nos pide oración a Él y a través del Señor Jesucristo nos instruye principios maravillosos acerca de la oración. De regreso a Mateo capítulo seis.
8 No os hagáis, pues, semejante a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Es una cuestión de hacer que la creencia de uno se alinee con la Palabra de Dios de tal manera que El pueda abrir las compuertas de Sus recursos y derrame sobre la vida de Su hijo lo que este necesite. Dos verdades destacables aquí: Dios conoce nuestra necesidad y aun así nos instruye que le oremos. La oración le habilita a Dios a liberarnos. La cosa más grande que Dios le ha dado al hombre es la libertad de elegir entre el bien (Su Palabra) y el mal. Dios respeta en toda su extensión  nuestro libre albedrío por eso le oramos para expresarle cuál es nuestro pedido acerca de la situación que le estamos elevando.

Orar de manera tanto privada como colectiva no es un apéndice en nuestra vida que ya sea que lo tengamos o que lo extirpemos no afecta singularmente nuestra vida. Orar en la vida del hijo de Dios es medular, esencial, imprescindible. Nuestra vida debiera estar impregnada con oración.

Esta instrucción de oración que estamos por trabajar, es un hermoso y digno ejemplo de oración; no necesariamente una fórmula para seguir  literalmente. Es necesario detenerse aquí y observar la importancia que el señor Jesucristo le daba a la oración al punto que enseñaba a sus discípulos a orar.

Existen grupos religiosos que en lugar de confesar sus supuestos pecados a Dios, lo hacen erróneamente a un clérigo y de acuerdo a la apreciación de este ministro, recibe como penitencia orar entre otras oraciones esta oración así llamada Padrenuestro.  La oración NUNCA es una penitencia o un castigo por haber pecado. Tomarla como tal no proviene de Dios. Este uso indebido de la oración es en parte responsable que la oración “haya perdido popularidad” entre las personas. No tiene sentido bíblico que la oración sea un castigo. Estamos viendo en este estudio la importancia y relevancia que tiene para Dios que oremos sin cesar. Esa comunión franca, abierta al Padre es una bendición, no una penitencia y para Dios nuestra oración es un deleite.

Esta es una oración que algunas personas toman como “fórmula mágica” y no hay tal cosa como fórmula mágica en la Palabra de Dios. Debe ser entendida como un ejemplo, un patrón acerca de cómo orar. No fue dicha por Jesús para ser repetida de memoria como un mantra tibetano. Nos brinda ingredientes que deberían formar parte de la oración. Comienza enseñándonos a quién debe ir dirigida nuestra oración, quién es el objeto y centro de nuestra adoración, el Padre celestial.

Mateo 6:9-13:
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado[2] sea tu nombre.

“Padre nuestro”. ¡Imagínese! Piense en la gente que rodeaba a Jesús en ese momento. El salvador que hizo conocido a su Padre les estaba hablando a los judeanos con el término Padre cuando ellos pensaban en Jehová, Elohim y los otros maravillosos nombres de Dios. Jesús les abrió el camino al mismo Dios amoroso del Antiguo Testamento como un Padre celestial. No había en este término humo saliendo del monte santo al cual tenían miedo de ir para no morir, ni una zarza ardiendo, según lo que cualquiera puede leer en los registros del Pentateuco[3].

Aquí está simplemente dicho. La oración va dirigida al Padre cuyo ámbito está en el cielo, el lugar de habitación de Dios y cuyo nombre es santo.

1 Reyes 8:43:
tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.

El es Todopoderoso y tiene una perspectiva de nuestras vidas y de nuestro mundo más amplia que la que jamás alguno de nosotros podría tener porque está en el cielo.

Mateo seis continúa con “santificado sea tu nombre” porque nuestra adoración y alabanza van dirigidas a Él quien es Padre y está en los cielos. Santificamos Su nombre, lo ponemos aparte y por encima del resto de las cosas de nuestra vida porque Él es amor y como tal siempre busca lo mejor para nosotros.

Ezequiel 36:23:
Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.

Salmos 72:19:
Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.

Cuando nos enfocamos en Él que es superior y está en el cielo, nos enfocamos en Su grandeza… ¿qué miedo, qué necesidad, que desesperación puede consumirnos? ¡Ninguna! Por eso lo alabamos y decimos que Su nombre es santo.

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

El Reino de Dios y Su voluntad son Su plan para la humanidad. Esta parte nos recuerda que la oración es según Sus planes, no los nuestros. La oración enseñada por Jesús nos dice que sean los planes de Dios, no nuestros deseos. Aquí entonces la necesidad de alinear nuestros deseos con los del Padre. No todo lo que ocurre en la Tierra es la voluntad de Dios, por eso pedimos que sí se haga Su voluntad. Si no fuera así ¿para qué pedir que se haga Su voluntad? Vemos todos los días situaciones humanas infames que sabemos que no son la voluntad de Dios que es amor. Por eso pedimos que se haga Su voluntad por encima de y anulando la voluntad del dios de este mundo sobre la Tierra. Nosotros solicitamos la intervención Divina. Además la maravilla de la esperanza en la oración. Somos alentados a pensar en el glorioso futuro que nos espera donde la idea misma del adversario será sólo un mal recuerdo. Dios tiene una voluntad que es Su Palabra y nos queremos alinear con ella, por eso dice “hágase tu voluntad en ambos ámbitos: cielo y tierra”. ¡Claro que si! Venga tu Reino y deseamos que venga pronto porque amamos la venida[4] de Cristo por nosotros.

Nos alienta a pedir por nuestras necesidades una de las cuales es el alimento diario.

11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

El pan constituía el elemento esencial de la alimentación: en hebreo “comer pan” significaba “hacer una comida”[5]. Dice el pan nuestro o la comida nuestra, no el pan mío de cada día. Estamos tan entretejidos los unos con los otros en la familia de Dios que orar por el sustento es presentada como una cuestión de familia en esta oración. Usted entonces podría pensar que si ha sido prosperado más allá del pan suyo de cada día, entonces puede compartir ese sobrante. No dice la provisión de pan de esta semana o del mes venidero. El pan de cada día. La sociedad nos empuja a querer tener, a acumular, a amar tener, pero la Palabra de Dios nos asegura que Dios nos proveerá y oramos por esa provisión de nuestras necesidades. No amamos tener. Amamos a Dios y estamos agradecidos con lo que tenemos y estamos deseosos de compartir en general y con nuestros hermanos en Cristo en particular.

Otra mención del pan necesario como alimento se da en Proverbios.

Proverbios 30:8b y 9:
No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; 9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.

Una parte central en la oración siempre es el perdón que debe haber entre nosotros Sus hijos en particular  pero el perdón nuestro a los demás en general.

12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

“Perdónanos nuestras deudas” ¡Seguro que tenemos deudas con Dios! Por eso necesitamos un intercesor entre Dios y nosotros. Todos nosotros pecamos y necesitamos perdón de Dios. Es imperativo reconocer esta necesidad que tenemos como seres humanos, hijos de Dios.

Santiago 5:15 y 16:
15Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. 16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

Vea qué hermoso como pasamos de los Evangelios a Santiago que es una epístola dentro de la Administración de la Gracia. Confesaos vuestras ofensas uno a otros y en el Evangelio perdonar a nuestros deudores. Jesús ya había enseñado esto en una parábola referida a perdonar al deudor como Dios nos perdona a nosotros.

Mateo 18:23-35:
23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

Lo que continúa en la oración-enseñanza de Jesús merece una explicación.

Mateo 6:13:
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Dios no mete a nadie en tentación sino que nos libra del mal.

Santiago 1:13-15:
13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

Pedimos protección a Dios para estar alertas y siempre alejados de la tentación para no ser atraídos y seducidos y pecar alejándonos de Dios por ello. Es una tarea que llevamos a cabo juntos con Dios.

Salmos 119: 133:
Ordena mis pasos con tu palabra, Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.

Proverbios 2: 7 y 8:
7 El provee de sana sabiduría a los rectos; Es escudo a los que caminan rectamente. 8 Es el que guarda las veredas del juicio, Y preserva el camino de sus santos.

Proverbios 3:6:
Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.

Ahí en Mateo 6:13 la parte que dice “mas líbranos del mal”, fue traducido de diferente manera por otras versiones:

… sino líbranos del inicuo[6]
… sino líbranos del malo[7]

Y una última versión presentada aquí donde dice: líbranos del mal tiene una nota al pie que aclara: de lo malo, la maldad, del error[8]

Es una súplica para recibir ayuda y tener la victoria frente a la tentación que nos lleve al pecado y una petición para que nos proteja del adversario. Ser librados como familia del malo, del maligno porque la vida es una batalla espiritual porque nuestra lucha no es contra carne y sangre. La peleamos como familia así como un ejército pelea con el enemigo. En esta guerra espiritual en la que estamos conectados oramos colectivamente por el triunfo, nosotros necesitamos la protección y nuestro Dios siempre nos libera.

14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

¡Qué importante debe de ser el perdón dentro de la casa de Dios para que traiga a colación el tema en tres versículos! Esto también está marcado con el uso de la primera persona del plural: “Padre nuestro, pan nuestro, dánoslo, perdónanos, nuestras, nosotros perdonamos, nuestros deudores, líbranos del mal, vosotros, vuestro…” No hay nada como “mi pan, dámelo, perdóname, yo perdono, líbrame…” ¡Pertenecemos a la misma casa de Dios! Somos los unos de los otros, triunfamos juntos, sufrimos juntos. Si un miembro se duele todos se duelen con él. Si un miembro se goza todos nos gozamos con él. Nuestros aciertos en la Palabra y nuestros pecados impactan al resto del cuerpo de Cristo.

Uno no puede menos que maravillarse al ver el profundo aprendizaje acerca de la oración en esta enseñanza de Jesús disponible a nosotros. Del mismo modo es una verdadera lástima que la religión use justamente este hermoso ejemplo como  penitencia. Este modelo o ejemplo es como una guía mediante la cual poder entender qué es y qué puede ser y contener una oración.

Jesús vino a hacer conocido al Padre y a guiarnos a una relación espiritual íntima con Él y ciertamente la oración es un componente indispensable de esa relación. Orar esta oración es hermoso, claro está. No hay ningún problema con esta oración y recordar lo que dice, pero no es una fórmula, no es un mandamiento orarla, es una oración de reconocimiento de quién es Dios, un Padre amoroso que nos perdona y quiere que nos perdonemos, que nos provee y libera. Es una oración de alabanza que reconoce la esperanza de nuestra vida futura sobre la tierra cuando sea retornada a su original estado de gloria y esplendor. Aquella será una vida llena de la voluntad de Dios sin impedimentos ni obstrucciones. En esta oración reconoce nuestra necesidad por perdón colectivo, ayuda y por supuesto nuestro alimento diario.

Nota del  Autor

Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[9] a menos que se especifique algo en contrario. Cada vez que aparezca resaltada alguna palabra dentro del texto de la Biblia, se trata del énfasis añadido por el autor.

Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.

Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.

Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “...” indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.

Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra.Todos programas de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el link correspondiente en Links Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web.

Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.

Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento  de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[10] del estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente mas de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única e inapelable.

Dios lo bendiga

Rev. Ruben Dario Daza



[1] También en Lucas 11:2-4
[2] Hagiazô, según Thayer en En el Principio era la Palabra significa: separar de las cosas profanas y dedicar a Dios… Consagrar cosas a Dios…
[3] Los cinco primeros libros de la Biblia
[4] 2 Timoteo 4:9; Apocalipsis 22:20
[5] Rops Daniel. La Vida Cotidiana en Palestina en Tiempo de Jesús. Li brería Hachette, Buenos Aires.1961. Página  224
[6] Biblia de la Naciones
[7] The Amplified Bible, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, Michigan. 1987. Pág.1081
[8] The Amplified Bible, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, Michigan. 1987. Pág.956

[9] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993
[10] Hechos 17:11

1 comentario:

  1. Jesús compuso la oración de tal manera que pasaría a través de las edades sin sufrir alteración. El Padre Nuestro se divide naturalmente en siete cláusulas. El número siete simboliza la perfección del alma individual.

    Mateo, Capítulo 6, versículos de 9 al 13.

    1. Padre nuestro:

    Estas palabras describen la naturaleza y el carácter de Dios, y resumen la verdad del ser. En esta cláusula Jesús establece de una vez y para siempre que la relación entre Dios y el Hombre es la de Padre e Hijo. El hombre al ser hijo de Dios se hace partícipe de su naturaleza, "de tal padre, tal hijo". Y así como Dios es Espíritu Divino, también el hombre lo es, no importando las apariencias ilusorias de lo contrario.

    Dios es un Padre misericordioso de la humanidad, eliminando la creencia de la vieja teología de un Dios vengativo y castigador.

    Al decir Padre Nuestro estamos revelando el hecho de la hermandad entre los hombres. Esto disipa la ilusión de que los hombres de una determinada raza, nación o color sean superiores a los demás.

    2. Que estás en los cielos:

    Jesús explica que la naturaleza de Dios es estar en los Cielos y la del hombre estar en la Tierra, porque Dios es causa y el hombre efecto o manifestación. Aquí la palabra "cielo" significa Presencia de Dios, y la palabra "tierra", quiere decir manifestación.

    La función del hombre es expresar o manifestar a Dios, expresar quiere decir hacer salir, sacar la luz.

    3. Santificado sea tu nombre:

    El nombre de una cosa representa su naturaleza esencial y su carácter. Jesús dice que la naturaleza de Dios es "santificada", cuyo origen etimológico significa "santo, "sano", "sanar". De esta manera la naturaleza de Dios se nos revela perfecta y eternamente buena.Tu naturaleza es esencialmente buena, y tú eres creador del bien perfecto.

    4. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo:

    "Venga tu reino", es nuestra misión manifestar en los planos materiales las ideas de Dios. Si solo descubriéramos el plan que El nos ha trazado individualmente y lo lleváramos a cabo todas las puertas se abrirían delante nuestro, todos los obstáculos se desvanecerían, y como consecuencia gozaríamos de felicidad, éxito, dinero y de todas las virtudes del Padre. Para ello tenemos que ponernos en armonía con la Voluntad Superior de Dios porque en su Voluntad está nuestra Paz.

    5. El Pan Nuestro de cada día dánoslo hoy:

    Somos los hijos de un Padre que nos ama, y podemos esperar naturalmente de El todo lo que necesitamos, como de manera natural y espontánea los niños esperan recibir de sus padres. Es la Voluntad de Dios que nuestras vidas sean abundantes. Nuestros recursos financieros, con son mas que canales naturales por los cuales llega a nosotros lo que la Fuente Eterna provee. El número de canales es infinito, pero la fuente es una sola, Dios.


    6. Y perdónanos nuestras ofensas, como nosotros también perdonamos a quienes nos ofenden:

    El pecado es la sensación de estar separado de Dios, y la causa de todos los sufrimientos, proviene de ese sentimiento de separación. Es la sensación de una existencia absolutamente personal, mientras que la verdad del Ser es que todo es Uno. El mal, el egoísmo y todos los sufrimientos provienen de la negación o el no reconocimiento de esta idea, puesto que lo que le haces a otro te lo estás haciendo a ti mismo. El fin del perdón, es el de hacer desaparecer la ilusión de la separación, con esto nos acercaremos a Dios y al prójimo, disipando todas las culpas que nos atan a un sufrimiento innecesario. El perdón es el escape de la limitación y la culpa.

    7. Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal:

    En esta cláusula pedimos que se nos libere de todas las dificultades, recordando esta frase: "Ninguna plaga tocará tu morada, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo".

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