lunes, 10 de septiembre de 2012

DIOS DESEA LO MEJOR PARA NOSOTROS



El Señor dirige el paso de los justos; se deleita en cada detalle de su vida.

Con mucha frecuencia, cuando las tragedias nos golpean o nos vemos envueltos en tiempos difíciles, preguntamos: ¿ Dónde está Dios?
Al hacer esta pregunta, estamos suponiendo que Dios no debe haber sabido lo que estaba por caer sobre nosotros, o de lo contrario lo hubiera evitado. O suponemos que Dios no nos ama, porque si nos amara, seguramente nos hubiera librado de todos los momentos dolorosos y de todas las experiencias difíciles.
          Las dos suposiciones son incorrectas.
          Lo cierto es que Dios sabe y Dios nos ama.
CONSIDERA A MI SIERVO

          Cuando experimentamos tiempos difíciles o sentimos un gran dolor y una gran conmoción interna, generalmente tratamos de echarle la culpa a alguien. Decimos una de estas dos cosas: " El diablo causó esto" o "Dios lo hizo".

La probabilidad mayor es la siguiente: El diablo lo causó y Dios lo permitió. Considere la historia de Job.

Job era un hombre a quien la Biblia describe como perfecto y recto; temeroso de Dios y apartado del mal (véase Job 1:1). Satanás se presentó ante el Señor y Él le preguntó: "¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra?" (Job 1:8).

          Satanás respondió:
          
¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Job 1:9,10.

A continuación, Dios le dio permiso a Satanás para que tocara las posesiones de Job, pero no a su cuerpo. Satanás se movilizó en contra de Job y sus hijos e hijas murieron, al igual que todos sus ganados y rebaños y todos sus sirvientes. Job dijo:

Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. Job 1:21.

Job no culpó a Dios por todas esas tragedias.
Satanás se presentó nuevamente delante de Dios, y el Señor le dijo:


¿No has considerado a ni siervo Job... que todavía retiene su integridad? Job 2:3
Satanás dijo: "Todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia." Job 2: 4,5.

Entonces el Señor le permitió a Satanás que afligiera a Job, pero le exigió que guardara su vida. Satanás hizo que el cuerpo de Job se llenara de heridas dolorosas, desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. Job se vio inmerso en una gran miseria.
La esposa de job trató de convencerlo para que maldijera a Dios y se muriera. Sus amigos lo atormentaron con diversas acusaciones. Finalmente Job le dijo a Dios: "Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. " Job 42:2.

Con toda seguridad Dios conocía la aflicción de Job. Él permitió que esto sucediera por razones que sólo Él conocía. A través de todo el dolor de Job y de sus pérdidas, Dios nunca lo abandonó ni siquiera por un momento. En cada paso del camino Dios sabía que Satanás estaba afligiendo a Job. También sabía de qué manera estaba purificándolo.

La buena noticia para nosotros cuando nos quebrantamos es esta: Dios ve el comienzo y el final de nuestra vida. Él ha diseñado un buen futuro para nosotros, un futuro que quizá no experimentemos en plenitud en esta tierra.

En el caso de Job, cuando él hubo orado por sus amigos y declarado que no tenía cuestionamientos acerca de Dios, sino que más bien se daba cuenta de que él era aquel a quien Dios tenía el derecho de interrogar - una posición de absoluta entrega a la Soberanía de Dios - el Señor hizo que Job prosperara nuevamente. Dios le dio a Job el doble de lo que había tenido antes: ganados más grandes en número, más hijos y el aliento y el consuelo de sus hermanos y hermanas y de todo el que le conocía. Vivió gozando de buena salud hasta una edad avanzada.

Cualquier cosa que pudiéramos experimentar o cualquiera que sea la forma en la que pudiéramos ser quebrantados, Dios tiene un buen final para nosotros también. Nuestro período de quebrantamiento no es el fin, sino un camino y un proceso hacia un nuevo comienzo que es aún más glorioso.

Sí, Dios sabe y Dios ama.


DIOS SIEMPRE ACTÚA IMPULSADO POR EL AMOR

La motivación que existe detrás de todo lo que Dios hace en nuestra vida y de todo lo que Él permite es el amor.

Dios no permite el quebrantamiento en nuestra vida porque sea cruel y despiadado o porque no tenga corazón o compasión, ¡No! Todo lo contrario. Dios ve todo el potencial de nuestra vida, y desea profundamente tener una relación espiritual íntima y amorosa con nosotros. Quiere sacar a luz lo mejor de nosotros, y que lo experimentemos en todo su amor, sabiduría, poder, fuerza y bondad. Él permite el quebrantamiento en nuestra vida para sacar a luz una bendición.

Dios nunca nos quebranta con su enojo o con ira. Más bien, Él se mueve en nuestra vida porque nos ama demasiado como para dejarnos continuar en el pecado, permaneciendo en un estado de tibieza espiritual, o no pudiendo alcanzar sus propósitos en nosotros. Dios nos ama demasiado para dejarnos seguir tal como somos. Su amor lo motiva a actuar para que podamos cambiar (=metanóia) a través del proceso de la renovación de nuestra mente, y así crecer y llegar a ser maduros y completos en espíritu, mente y cuerpo. Dios nos ama tanto que desea tener una comunión espiritual muy íntima con nosotros; algo que no sucederá cuando nos encontremos en rebelión o poniéndole resistencia. El quiere despojarnos de todo pecado. Anhela utilizarnos en el servicio santo y eficaz de un ministerio sobrenatural.

El amor de Dios lo lleva a disciplinarnos para que podamos ser purificados en pos de sus propósitos en esta tierra.
¿DISCIPLINA O CASTIGO?

Muchas veces se confunde el castigo con el quebrantamiento. Debemos ser muy claros en este punto: la disciplina y el castigo son dos cosas diferentes.

El castigo es solamente para los incrédulos, para aquellos que no se adhieren a los propósitos de Dios . Es una expresión de la ira de Dios en contra de aquellos que han rechazado al único Cordero de Dios que puede alejar a una persona pecadora de la ira de Dios. Su santidad y su pureza lo obligan a moverse rápidamente en contra del pecado, esté donde esté y sin importar en quien se encuentre, de la misma manera en que la luz brillante acomete contra una habitación oscura. Así como en Dios no hay tinieblas, Él erradica el pecado de su presencia.

El incrédulo es alguien que ha rechazado la sangre de Jesucristo, que ha negado el sacrificio que hizo en la cruz y, por lo tanto, no tiene ninguna barrera entre su pecado y la santidad de Dios. El incrédulo se encuentra en una posición terrible y solemne, totalmente expuesto a la ira de Dios.

La disciplina es el método de Dios para corregir al creyente.

El propósito de Dios es conducir al creyente a fin de confrontarlo con aquellos hábitos, actitudes y creencias que le impiden crecer hasta llegar a la plena estatura del varón perfecto, esto es Cristo Jesús. Él quiere quitar estos hábitos o cambiarlos. La disciplina es una herramienta de entrenamiento que Dios usa en el proceso de madurarnos espiritualmente. Es el método Divino de prepararnos para un ministerio sobrenatural de servicio bajo la dirección del Espíritu Santo.

El castigo proviene de la Ira de Dios. El resultado final es la erradicación, la eliminación y el alejamiento total de Dios. Por ejemplo Dios castigó a los seguidores de Coré por tratarlo con absoluto desprecio, como una señal para los israelitas (véase Números 16).

La disciplina proviene del amor de Dios. El resultado final es la transformación, el crecimiento y el desarrollo. Por ejemplo, Dios permitio que la lepra azotara a María para luego restaurarla como una lección que le enseñara que la crítica hacia Moisés era un error. (véase Números 12).

Dios nos ama tanto que anhela que reflejemos su misma naturaleza y que seamos literalmente el cuerpo de Cristo en la tierra hoy. La disciplina es un medio de purificación; así como se quitan las impurezas y la escoria del metal, de la misma manera Dios nos despoja del pecado y de los errores que nos impiden llegar a ser maduros. Los profetas una y otra vez comparaban el propósito purificador del amor de Dios con aquel de la persona que purifica oro o plata (véanse Isaías 48:10; Malaquías 3:3; Zacarías 13:9).


DIOS NO DESEA QUEBRANTAR NUESTRO ESPÍRITU


El propósito de Dios no es quebrantar nuestro espíritu. La persona que tiene un espíritu quebrantado no está completa ni está creciendo hacia la madurez espiritual. Dios en este caso necesita trabajar en nuestro ser dándonos el reposo y descanso de alma, hace el papel de terapeuta, consolándonos y llevándonos a pastorearnos en lugares de delicados pastos (Salmos 23:2). Y esto porque, sabe Dios que un estado así de espíritu quebrantado, una persona no puede cumplir a cabalidad sus dones. Su voluntad siempre es para nuestro bien, para nuestra bendición.
Todos los padres de familia saben que los hijos nacen con una predisposición al "yo primero", con una obstinación egocéntrica. ¡Mío! y ¡No! son dos de las primeras palabras que los niños aprenden y usan libremente. Ambas están arraigadas directamente en el orgullo egocéntrico del niño y en su deseo de gobernar su propia vida.

Un buen padre sabe que esta veta de obstinación y orgullo debe quebrarse si se espera que el niño sea obediente, no solo a sus padres, sino a toda autoridad, incluyendo la autoridad de Dios. El quebrantamiento de la obstinación del niño no se lleva a cabo con el propósito de quebrar su espíritu, sino más bien para ayudarle a crecer hasta llegar a ser un esposo, amigo, padre, ciudadano y miembro del cuerpo de Cristo que sepa acatar las leyes, que sea útil, productivo, generoso y amoroso.

Un niño a quien se le permite ser obstinado y orgulloso se convertirá en un adulto despreciable al que nadie desea tener cerca. Tiene mal caracter; algunas veces es un criminal patológico y posee muy poca capacidad de recibir o dar amor. Un niño al que se le permite ser obstinado y orgulloso se convierte en un adulto que posee muy poca capacidad para sentir alegría, esperanza o satisfacción.

En la misma forma en que un padre quebranta el orgullo obstinado y la desobediencia de un niño, Dios procura quebrantar el orgullo y la desobediencia que nos impiden ser la clase de personas amorosas, generosas, parecidas a Cristo que Él cree que podemos llegar a ser.


DIOS NO SE DELEITA EN PROVOCARNOS DOLOR


Así como el deseo de Dios no es quebrantar nuestro espíritu, tampoco su propósito es provocarnos dolor. ¿ El dolor y el sufrimiento son el resultado final de lo que Dios desea para nosotros?  ¡No! Absolutamente No! Dios puede permitir en su Soberanía Gloriosa permitir u ordenar circunstancias y situaciones que nos parecen dolorosas, pero estas circunstancias  y situaciones son herramientas que Dios usa para llevarnos a una posición en la cual estemos dispuestos a rendir nuestra vida completamente a Él.
Por lo tanto, nuestra próxima pregunta deberia ser: ¿El cristiano es alguna vez una víctima? Sí, algunas veces. Sin embargo debemos considerar otro aspecto: Hay cosas y situaciones que nos suceden por culpa de las personas, por nuestra negligencia o la de los otros, por nuestras desiciones equivocadas o de los otros. Son en esos casos en que no tenemos el derecho de preguntar "por qué Dios permite"? Como cristianos, somos víctimas sólo cuando otras personas nos han lastimado físicamente o nos han herido emocionalmente. Pero debemos reconocer que Dios permite estas experiencias dolorosas en nuestra vida por alguna razón.

Cuando nos vemos como víctimas, solemos recordar nuestro pasado y revolcarnos en nuestro dolor. Si nos vemos como seres a quienes Dios ama y a quienes está preparando para un futuro y un servicio especial que sólo Él conozca, entonces encontramos la fuerza para soportar el dolor del pasado y para seguir adelante.

Dios es soberano. Él puede detener cualquier cosa que desee. Sin embargo, no anula la voluntad humana. Si las personas que se encuentran cercanas a nosotros se abren al mal, es probable que suframos como consecuencia de su maldad. Por ejemplo, si un hombre se vuelve alcohólico, probablemente su esposa y sus hijos sufran su ira o su descuido. Dios lo sabe. Sin embargo, Él nos ama y posee la habilidad de redimir estas situaciones para nuestro bien.




Pues algo parecido sucedió hace unos 2500 años con el antiguo Pueblo de Israel. Vinieron los Babilonios. Invadieron el país. Destruyeron todo, incluso el Templo, la saquearon y se llevaron una parte del pueblo de Israel para vivir como esclavos en la cautividad de Babilonia. Esta cautividad, exiliados, fué la cruz pesada de cuyos sufrimientos padeció el pueblo desterrado por los babilonios. Lejos de su patria y de sus seres queridos, el pueblo de Israel se entregó al desespero, a la frustración y al quebrantamiento. Y desde allá levantaron voces en contra del Dios Altísimo; lea bién los dichos de los esclavos israelitas:"Dios se olvidó de nosotros y no ve nuestro sufrimiento. Teníamos el derecho de estar en nuestra tierra. Pero no, Dios ni siquiera se recuerda de nuestros derechos"... 

Fué allí que surgió, en la cautividad, un profeta. Y él le dijo ciertas cosas para aquella gente desesperada. Y es interesante notar que ese profeta no los reprendió, no se enojó en contra de ellos. Sin embargo buscó la forma de darles fuerzas, esperanza para que ese pueblo pudiera ganar ánimos y superar su quebrantamiento. Fué así que les respondió el profeta... Isaías 40: 27-31


v.27 Oh Jacob, ¿cómo puedes decir que el Señor no ve tus dificultades?
OH Israel, ¿cómo puedes decir que Dios no toma en cuenta tus derechos?
v.28 ¿Acaso nunca han oído? ¿ Nunca han entendido?
El Señor es el Dios Eterno, el Creador de toda la tierra. Él nunca se debilita
ni se cansa; nadie puede entender la profundidad de sus pensamientos.
v.29 Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles.
v.30 Hasta los muchachos se debilitan y se cansan,
y los jóvenes flaquean y caen.
v.31 En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas;
volarán alto, como con alas de águila.
Correrán y no se cansarán; caminarán y no se desmayarán.
(Tomado de la Bíblia Nueva traducción Viviente- NTV).

La pregunta que surge es: ¿Que fué lo que el Profeta les dijo al pueblo en cautividad? Él dijo lo siguiente: Pueblo de Israel, entonces ustedes ya se olvidaron y no recuerdan más, quien es ese Dios de ustedes? Pues yo si quiero recordarle a ustedes: Dios es un Dios eterno, Él existe antes de todo y después de todo; es el Dios Creador, que hizo todo lo que existe, desde el menor insecto hasta la mayor ballena, desde la menor partícula de átomo a la mayor galaxia; nadie consigue entender sus pensamientos.
Me parece que el Profeta Isaías está queriendo decir: !Piensen muy bien quien es Dios! Él tiene en las manos toda la história y toda la creación del universo. Dentro de esa inmensidad están ustedes con sus respectivos problemas. ¿Dios tendría condiciones de desviar por caminos diferentes su suerte y sus dificultades? Claro que sí! Él tiene ese poder! ¿Y por qué entonces Él no lo hace? Miren, responde el Profeta, nosotros no podemos penetrar en los pensamientos de Dios.
Ahora, y si usted mi amado lector está pasando por serias dificultades, sea por salud, por falta de dinero para honrar sus compromisos, por un hijo drogadicto o una hija que se prostituyó, y si preguntas ¿por qué Dios lo permite? !"No podemos conseguir descubrirlo"¡...
Nuestra mente es demasiado corta para penetrar en la mente de Dios y arrancar esta respuesta.
Pero miren cuan grande es el amor de Dios. Esta cautividad termina cuando Ciro ascendió al trono y con sus series de conquistas formó el imperio Persa. A la caída de Babilonia, Ciro autorizó bajo el liderazgo de Sesbasar, reemplazado por Zorobabel, el retorno del pueblo judío a Jerusalén (Esdras 2), y así pudieron reconstruir el templo. El final de estos quebrantamientos causado por el império babilónico termina en una gran victoria.
Dios tiene un propósito al permitir que nos sucedan cosas malas, y su propósito se extiende no sólo a mi vida, sino a la vida de otros a quienes pueda ayudar o animar.

Si creemos que Romanos 8:28 es verdad, debemos creer que es verdad en todas las circunstancias de la vida:

Y sabemos que a los que amam a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Dios es el dueño de la historia, transforma el desespero en baile, el llanto en risa, la tristeza en alegria. Alabado sea nuestro Dios.

Nunca debemos limitar la habilidad de Dios para transformar aun la peor experiencia de nuestra vida tornándola en algo productivo, beneficioso y positivo. Si Dios pudo sacar adelante con éxito al pueblo Judío y a muchas otras personas de la Bíblia, entonces Él puede hacer lo mismo con ellos.

Sea cual sea la fuente de nuestro dolor, debemos reconocer que Dios sabe, nos ama y está actuando. Puede ser que nosotros no seamos responsables de lo que nos sucede, pero sí somos responsables de lo que nos sucede, pero sí somos responsables de nuestra respuesta a ello. Debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿De qué manera puedo caminar a través de este dolor? ¿Cómo puedo beneficiarme o sacar provecho espiritual de esta situación?

Si cualquier experiencia en el pasado suyo está definiendo su presente- otra experiencia que no sea su salvación- entonces tienes que trabajar seriamente en ello. Es muy posible que todavía siga víendose como una víctima, en lugar de verse como una persona redimida y sanada por el amor de Dios. En tanto nos veamos como víctimas, no podremos abrazar la plenitud que Dios tiene para nosotros.

¿USTED REALMENTE SABE LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO?

Tal vez, en lugar de preguntarnos: ¿Sabe Dios lo que me sucede? o ¿Se preocupa por el dolor que siento?, sería mucho más productivo y revelador preguntarnos:
.- ¿Entiendo yo lo que me sucede?
.- ¿Me interesa saber lo que Dios desea hacer en mi vida?

Dios sabe lo que está por hacer en su vida, pero ¿sabe usted lo que Él está por hacer? ¿Es consciente de lo que Dios está haciendo?

Algunas veces, esa consciencia llega más tarde, cuando tenemos una perspectiva un poco más clara acerca del pasado. Cuando miro hacia atrás, puedo ver con claridad de qué manera Dios me ha transformado. He sido quebrantado, destrozado, engañado, criticado sin justa causa, perseguido con violencia, me han golpeado, molido, podado y cincelado, y no me gustó la sensación del quebrantamiento más que a cualquier otra persona. Pero puedo afirmar lo siguiente: Doy gracias a Dios por lo que Él ha hecho. Cada golpe del cincel, cada golpe del martillo, cada corte del cuchillo, cada incisión en lo más profundo de mi ser, cada lágrima, cada dolor, cada sufrimiento, cada desilución, cada desengaño, cada momento de desesperación ha valido la pena simplemente por el hecho de saber en mi corazón  que Dios tenía en sus manos todo mi ser.

Pídale a Dios que le revele lo que Él está haciendo en su vida, y lo que desea hacer por usted, en usted y a través de usted como resultado de su quebrantamiento.

Sitúe su quebrantamiento dentro de la perspectiva de la obra mayor de Dios en su vida.

Si yo le preguntara: "¿Qué es aquello a lo que se está aferrando que no estaría dispuesto a soltar aun cuando esto significaría perder lo mejor que Dios tiene preparado para usted para toda la eternidad. ¡No hay nada que tenga el valor del gran diseño de Dios para su vida!
pueblo judíofue forzado aPalestinahasta la capital del imperio deNabucodonosor IISOLI DEO GLORIA

REV. RUBEN DARIO DAZA B.

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