martes, 29 de abril de 2014

CAMINO DE EMÁUS



Comentario Pastoral

RECONOCER A CRISTO EN LA ALEGRÍA DE LA FE


Introducción:

El evangelista San Lucas habla de dos discípulos de Emaús, comentarista solitario de los hechos acaecidos en Jerusalén. Pero cuántos discípulos de Emaús han existido a lo largo de la historia: los caminantes en soledad por las múltiples calzadas de la vida, los pensadores aislados que rumían ilusiones perdidas. Los pesimistas miopes ante los acontecimientos que configuran el misterio de la existencia. Los discípulos de Emaús, de quienes habla el evangelio de este tercer domingo de Pascua, están tristes porque creían muerto a Cristo; muchos cristianos de hoy están tristes a pesar de creerlo vivo y haber proclamado su resurrección en la Noche Santa.

Es un misterio que Dios camine al lado del hombre, sin darse a conocer de entrada. No deja de ser sorprendente que Cristo esté cerca de cada uno en el mismo momento en que se deplora su ausencia. Jesús va de camino con todos.

La tristeza y el pesimismo se esgrime como razón evidente y natural ante las dificultades de la vida y ante los forasteros que se acercan para plantear cuestiones como si viviesen en la utopía o en la luna. Y se manifiestan argumentos que no convencen: “algunas mujeres vinieron diciendo… algunos de los nuestros fueron también al sepulcro… pero a él no le vieron”.

Es verdad que el creyente necesita la explicación de las Escrituras para poder creer lo anunciado, es decir, ver la historia del pasado cumplida en el presente. Cuando se recibe limpiamente la iluminación de la Palabra de Dios se supera la radical necedad y torpeza humana.

La conversación del camino a Emaús se concluye con una invitación a compartir la mesa del atardecer. El compañero todavía desconocido, que había impresionado a los dos discípulos por la autoridad y conocimiento con que hablaba de las Escrituras, bendijo, partió y dio el pan. La Palabra se hizo comida, sacramento, y el amigo hasta entonces visible se hace invisible desde este momento. Los que habían visto sin conocer, ahora conocen sin ver. No son los ojos de la cara, sino los de la fe los que permiten ver resucitado a Cristo.

Se levantaron y desandaron el camino para ir al encuentro de los demás y comunicarles que habían reconocido a Jesús en el gozo de la fracción del pan. Solamente desde la experiencia pascual se puede entender la Palabra que se cumple en la Eucaristía.
      A. Hoy concluimos la jornada de Jesús hacia Jerusalén.
      B. Hoy se cumplen todas las Promesas que habían sido dadas por los profetas.
      C. Hoy comprendemos que en realidad tenemos una Esperanza viva.
      D. Porque hoy vamos a tener un Encuentro con el Salvador Resucitado y nuestros ojos van a ser abiertos y vamos a poder ver claramente.



I. El Contexto: La Cruz
1. Todos sabemos lo que sucedió el viernes.

2. Jesús fue Arrestado, Enjuiciado por Poncio Pilato y sentenciado a Morir en la cruz.

3. Sabemos acerca de su Pasión en el camino hacia el Lugar de la Calavera, Gólgota donde fue crucificado.

4. Jesús tomó el Castigo absoluto de la humanidad. Lo hizo por ti y por mí.

5. El pagó el precio por nuestro pecado. Él tomó nuestro Lugar. El murió para que entonces nosotros podamos tener vida.

6. Sabemos que las mujeres se levantaron el domingo muy temprano en la mañana para terminar con el ritual de la Sepultura del Señor y cuando llegaron a la Tumba algo sucedió.

7. La piedra había sido removida y cuando miraron adentro, El Señor ya no estaba allí, estaba Vacía.

Mientras las mujeres trataban de entender lo que estaba pasando, Jesús se les apareció diciendo: “¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán” (Mateo 28:9-10).



Y eso exactamente lo que ellas hicieron. Fueron donde los discípulos a compartir las “Buenas Nuevas.”

Algunos no lo Creyeron.

Pero Pedro y el discípulo amado (Juan) salieron Corriendo hacia la Tumba para verlo por sí mismos.

Sabemos que se les presentaron Ángeles con vestiduras “resplandecientes. Asustadas, se postraron sobre su rostro, pero ellos les dijeron: ¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive? No está aquí; ¡ha resucitado!” (Lucas 24:4—6).




II. El Paseo: En Realidad, Huyamos de Aquí


Estoy seguro de que estos eran tiempos Difíciles para los discípulos.

Algunos de ellos estaban Escondidos, mientras otros decidieron que era el momento para largarse de aquel lugar.

Lucas nos dice que dos de los discípulos salieron del pueblo y se fueron a Emaús (como a 7 millas al noreste de Jerusalén).

No sabemos sus Motivos, pero si sabemos que se fueron de Jerusalén.

Después de enterarse de la Tumba Vacía, entonces se fueron.

Mientras iban de camino a Emaús Hablaban de las cosas que habían acontecido durante los pasados días, inclusive de lo que había sucedido el domingo en la mañana.

Mientras caminaban y hablaban, Lucas nos dice que una Persona misteriosa se les apareció y comenzó a caminar junto a ellos en el camino a Emaús. El acompañante misterioso comienza a preguntarles acerca de su discusión.

Parece que a Lucas le gustó la Reacción de Cleopas: “¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no se ha enterado de todo lo que ha pasado recientemente?” (24:18).

Pero el acompañante misterioso los insta a que contesten. El necesita algunas respuestas. Les Pregunta “¿Qué es lo que ha pasado?”

Entonces ellos le dijeron: “Lo de Jesús de Nazaret. Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron; pero nosotros abrigábamos la esperanza de que era él quien redimiría a Israel. Es más, ya hace tres días que sucedió todo esto. También algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron asombrados. 

Esta mañana, muy temprano, fueron al sepulcro pero no hallaron su cuerpo. Cuando volvieron, nos contaron que se les habían aparecido unos ángeles quienes les dijeron que él está vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron” (Lucas 24:19—24).

Yo me imagino que Jesús no pudo Contenerse. Casi puedo ver la expresión de Su rostro: “—¡Qué torpes son ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria?” (vv. 25—26, NVI).

· ¿En realidad no Entienden?

· ¿No se dan cuenta de que era Necesario de que todas estas cosas acontecieran?

· Jesús les dice que era necesario:
     a) que el Mesías Sufriera para traer redención, salvación al mundo. 

     b) Que el fue Herido por nuestras rebeliones/transgresiones.

     c) Molido por nuestras iniquidades/pecados.

     d. Y por su Llaga fuimos nosotros curados.



III. La Revelación: Jesús Vive


Yo puedo ver la Sorpresa en el rostro de los dos discípulos.

Estoy seguro que se preguntaban: ¿Quién es este tipo? ¿Cómo sabe todo eso? ¿De donde sacó la información? Estoy seguro que estaban confundidos.

De hecho, les gustó tanto lo que estaba hablando su acompañante que, sin darse cuenta, Llegaron a Emaús.

Mientras entraban en la ciudad, el acompañante misterioso siguió su jornada. Pero ellos le detuvieron y le pidieron que se quedara con ellos esa noche.

El Acompañante misterioso accede a quedarse con ellos y entra a la casa junto a ellos. Y aquí es que comienza lo interesante.

En algún momento durante la cena, Jesús toma el control.

Yo estoy seguro de que los pobres discípulos estaban Preguntándose ¿Qué está pasando aquí…? Y todas sus preguntas habrían de ser contestadas en unos momento.

Lucas nos dice que Jesús Tomó el pan y dio gracias, lo Partió y le dio a cada uno de ellos.

Inmediatamente, sus ojos fueron Abiertos y ellos pudieron reconocer al Acompañante Misteriosos.


Era Jesús. El Señor Resucitado.


Y en ese mismo momento, Jesús se Desvaneció ante sus ojos.

En las últimas semanas hemos estado hablando de cómo, a veces, estamos ciegos y necesitamos un toque de Jesús para que nuestros ojos sean abiertos. Para poder ver a Jesús y podamos apreciar Su Grandeza, Su Majestad, Su Gloria.

Lucas va más allá. Lucas toma este concepto y nos dice que cuando nuestros ojos son abiertos, entonces nosotros tenemos que Reaccionar.

Como los discípulos: Sus ojos fueron Abiertos, Reconocieron a Jesús, e inmediatamente fueron movidos a la Acción como resultado directo de su encuentro con el Salvador.

Lucas nos dice que en aquel mismo instante, se levantaron y lo dejaron todo atrás y regresaron a Jerusalén para compartir las buenas noticias.

Conclusión:


Esa es la única forma en que nosotros debemos responder a las noticias de la Resurrección.

Debemos responder como respondieron los discípulos.

Sus ojos fueron abiertos. Sus corazones fueron abiertos. Sus vidas estaban abiertas al Señorío y la Majestad del Salvador Resucitado, de Jesús.

Y respondieron de la única forma posible: Fueron Movidos a la Acción y compartieron las buenas nuevas: Él ha Resucitado. Gloria Aleluya. Él Ha Resucitado.

SOLI DEO GLORIA
REV. RUBEN DARIO DAZA

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