Jesucristo
es el precio por nuestros pecados
Dios es amor y la más grande
manifestación de Su naturaleza de amor fue entregar [1] a Su propio hijo para
pagar el precio por nuestros pecados para que nosotros podamos acceder a un
tipo de vida que de no ser que nos la regaló [2] jamás hubiésemos tenido.
1 Juan
4:8-10:
8 El que no ama, no ha conocido a Dios
[¿por qué será esto así?];
porque Dios es amor. 9 En esto se
mostró el amor de Dios para con
nosotros [a ver en qué…], en que Dios
envió a su Hijo unigénito al
mundo [¿para qué?], para que vivamos
por él. 10 En esto consiste
el amor [veamos en qué consiste este
tipo sublime de amor]: no en
que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a
nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación [hilasmos]
por nuestros pecados.
La
palabra propiciación en griego es la palabra “hilasmos” y según Thayer significa
una satisfacción o el medio de satisfacción. Es como cuando dos personas se
pelean porque una ofende a la otra. La parte ofendida demanda de la otra una
satisfacción o desagravio o reparación por la ofensa cometida. En nuestro caso
la ofensa la cometió Adán contra Dios y fue el “mismo ofendido” Creador de los
cielos y de la Tierra que proveyó un medio de satisfacción para que el hombre
se reconcilie con Él. Ese medio o pago o reparación es nuestro maravilloso
Señor redentor. Él mismo es la propiciación.
1 Juan
2:2:
Y él es la
propiciación [hilasmos] por nuestros pecados; y no
solamente por
los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
La
palabra “hilasmos” (del gr. Misericordioso, propicio), significa una
expiación, un medio por el cual el pecado es cubierto y remitido. Se utiliza en
el Nuevo Testamento del mismo Cristo como “[la] propiciación” significando que
Él mismo, por medio del sacrificio expiatorio de Su Muerte, es el medio
Personal por el cual Dios muestra misericordia al pecador que cree en Cristo
como Aquel que ha sido dado como tal provisión. Nuestro hermoso Señor es el
medio personal por el cual Dios muestra sin lugar a duda alguna Su misericordia
a quien cree en el nombre de Jesús como pago satisfactorio y completo. Jesús
fue una provisión amorosa de Dios para todo el mundo.
Juan 3:16-18:
v.16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
v.17
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que
el mundo sea salvo por él. v.18 El que en él cree, no es condenado; pero el que
no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito
Hijo de Dios.
La
muerte sustitutiva de Jesús fue un pago expiatorio, propiciatorio, satisfactorio
y completo de la deuda en nuestra contra.
La
palabra hebrea que es equivalente a la palabra hilasmos es
pariente de la palabra KIPPUR y es traducida
expiación o propiciación. De esta palabra Mickelson dice que tiene una raíz que
significa: satisfacción, apaciguar, condonar, perdonar, ser misericordioso,
pacificar, purgar, reconciliar.
Había
un día al año para que el Sumo Sacerdote hiciera la expiación de los pecados
propios y del pueblo. Esto era tan importante para Dios que da sumo detalle de
cómo había que hacerlo, cuándo, quiénes y qué ropa debía vestir el Sacerdote.
No todas las veces que aparecen las palabras “expiación” y “propiciación” son
la traducción de KIPPUR pero en todos los casos las palabras o conceptos
están relacionados con reconciliación o satisfacción.
Levítico 16:2, 3, 6, 9, 10, 11, 13-25, 27-34:
v.2
Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo
tiempo
entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio
que
está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en
la
nube sobre el propiciatorio. 3 Con esto entrará Aarón en el
santuario:
con un becerro para expiación, y un carnero para
holocausto.
v. 6
Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará
la
reconciliación por sí y por su casa.
Aunque
temporal, este carnero era el pago satisfactorio.
v.9 Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre
el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en
expiación. v.10 Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por
Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación
sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. v.11
Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación por sí y por su
casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.
Cuando uno lee estos registros del Antiguo
Testamento tiene que recordar que estos actos son la sombra, son sacrificios
temporarios de lo que iba a venir que fue un solo sacrificio definitivo que
satisfizo la justicia de Dios dentro de los confines de Su amor.
v.13
Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube
del
perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio,
para
que no muera. v.14 Tomará luego de la sangre del becerro, y la
rociará
con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el
propiciatorio
esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre.
v.15
Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado
del
pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la
sangre
como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el
propiciatorio
y delante del propiciatorio. v.16 Así purificará el
santuario,
a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus
rebeliones
y de todos sus pecados; de la misma manera hará
también
al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en
medio
de sus impurezas.
Antes
de continuar nuestra lectura de este registro de Escritura; observe la cantidad
de detalles que Jehová nos provee de esta ofrenda. Además observe que para hacer
expiación tiene que haber, necesariamente, sangre.
v.17 Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando élentre a hacer la expiación en el santuario, hasta que él salga, y hayahecho la expiación por sí, por su casa y por toda la congregación deIsrael. v.18 Y saldrá al altar que está delante de Jehová, y lo expiará,y tomará de la sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío,y la pondrá sobre los cuernos del altar alrededor. v.19 Y esparcirásobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y losantificará de las inmundicias de los hijos de Israel. v.20 Cuandohubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión yel altar, hará traer el macho cabrío vivo; v.21 y pondrá Aarón sus dosmanos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre éltodas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones ytodos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del machocabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinadopara esto. v.22 Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas lasiniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabríopor el desierto. v.23 Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión,y se quitará las vestiduras de lino que había vestido para entrar enel santuario, y las pondrá allí. v.24 Lavará luego su cuerpo con aguaen el lugar del santuario, y después de ponerse sus vestidos saldrá,y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la expiaciónJesucristo es el precio por nuestros pecados por sí y por el pueblo.v.25 Y quemará en el altar la grosura del sacrificio por el pecado.
Los
animales ofrecidos “desaparecían” totalmente, sus cuerpos físicos quedaban
consumidos sobre el altar. Cuando terminaba la ceremonia no quedaba nada de
ellos. Igual que ocurrió con Cristo, nuestra Pascua que ya fue sacrificada por
nosotros.
v. 27 Y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabríoinmolados por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario parahacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y suestiércol. 28 El que los quemare lavará sus vestidos, lavará tambiénsu cuerpo con agua, y después podrá entrar en el campamento. 29Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diezdías del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni elnatural ni el extranjero que mora entre vosotros. 30 Porque en estedía se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todosvuestros pecados delante de Jehová. 31 Día de reposo es paravosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo.v.32 Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagradopara ser sacerdote en lugar de su padre; y se vestirá las vestiduras de lino,las vestiduras sagradas. v.33 Y hará la expiación por el santuariosanto, y el tabernáculo de reunión; también hará expiación por elaltar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación.v.34 Y esto tendréis como estatuto perpetuo, para hacer expiación unavez al año por todos los pecados de Israel. Y Moisés lo hizo comoJehová le mandó.
¡Cuánto
detalle! Emociona tener un Padre celestial como el nuestro que pensó cada cosa
para que confrontados con el sacrificio sustitutivo y final de Cristo
entendamos completamente Su corazón reconciliador para todos nosotros. Cuando
sea que usted vea lo que hizo el Señor Jesucristo entenderá que aquí hay un
simbolismo de lo que repetían anualmente que Jesucristo hizo una vez y para
siempre. Sin embargo esa perpetuidad (Y esto tendréis como estatuto perpetuo…)
tuvo un final: Cristo quien fue el fin de la Ley. [3]
El
Antiguo Testamento es el Nuevo Testamento escondido y el Nuevo Testamento es
el Antiguo Testamento revelado.
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Levítico 23:27 y 28:
v.27 A los diez días de este mes séptimo
será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras
almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. 28 Ningún trabajo haréis en
este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro
Dios.
En
ese día el Sumo Sacerdote sacrificaba un becerro y un carnero y llevaba la
sangre dentro del lugar Santísimo para hacer el ajuste o expiación por los
pecados de Israel. Los animales eran ofrecidos en sustitución de las personas y
entregados a la muerte para reconciliación temporal [4] de los hombres con
Dios. Eran como “para salir del paso” mientras llegara el Mesías.
Hebreos
9:11 y 12:
11 Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho
de manos, es decir, no de esta
creación, 12 y no por sangre de
machos cabríos ni de becerros, sino
por su propia sangre, entró una
vez para siempre en el Lugar
Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención.
Los
sacrificios de Israel eran un paliativo hasta que llegara aquel sacrificio que
aquellos antiguos tipificaban. Esto hacían hasta que llegara Mesías. El sacrificio
sustitutivo de Jesucristo fue una vez y para siempre. Él es llamado el cordero
de Dios pero no era un cordero literal. Nuestro “reemplazo” o sustituto era un
hombre en todo igual al hombre que había pecado y a nosotros sus hermanos.
Hebreos 2:17:
Por lo cual debía ser en todo
semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo
sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del
pueblo.
¡Qué
hermoso! Jesús era Sumo Sacerdote y a la vez ofrenda sustitutiva por nosotros
por eso pudo expiar completamente de una vez y para siempre los pecados del
pueblo. Los sacerdotes del Antiguo Testamento entraban una y otra vez por ellos
mismos y por su pueblo. Ellos hacían la sustitución y Dios lo aceptaba como que
fuera la misma gente que lo hiciera delante de Él. Eso hacían una y otra y otra
vez. No fue ese el caso con Jesucristo.
Hebreos
9:24-26:
24 Porque no entró Cristo en el
santuario hecho de mano, figura del
verdadero, sino en el cielo mismo para
presentarse ahora por
nosotros ante Dios; 25 y no para
ofrecerse muchas veces, como
entra el sumo sacerdote en el Lugar
Santísimo cada año con sangre
ajena. 26 De otra manera le hubiera
sido necesario padecer muchas
veces desde el principio del mundo;
pero ahora, en la consumación
de los siglos, se presentó una vez
para siempre por el sacrificio
de sí mismo para quitar de en medio el
pecado.
Entre
otras enormes diferencias la ofrenda de sí de nuestro Sumo Sacerdote no cubría
tan solo por los pecados sino que los quitó del medio. Por eso no hay más
enemistad entre Dios y los hombres.
Hebreos
10:8-14:
8 Diciendo primero: Sacrificio y
ofrenda y holocaustos y expiaciones
por el pecado no quisiste, ni te
agradaron (las cuales cosas se
ofrecen según la ley), 9 y diciendo
luego: He aquí que vengo, oh
Dios, para hacer tu voluntad; quita lo
primero, para establecer esto
último. 10 En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda
del cuerpo de Jesucristo hecha una vez
para siempre.
11 Y ciertamente todo sacerdote está
día tras día ministrando y
ofreciendo muchas veces los mismos
sacrificios, que nunca pueden
quitar los pecados; 12 pero Cristo,
habiendo ofrecido una vez para
siempre un solo sacrificio por los
pecados, se ha sentado a la
diestra de Dios, 13 de ahí en adelante
esperando hasta que sus
enemigos sean puestos por estrado de
sus pies; 14 porque con una
sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados.
Esto
es algo que ningún animal hubiese podido lograr sin importar quien pudiera ser
el sacerdote que lo ofreciera. Jesucristo acabó totalmente con el efecto del
pecado en la humanidad. Todo hecho en términos de justicia y amor de Dios. No
quedó nada sin hacerse, no es necesario hacer nada más. No hay ninguna deuda
pendiente.
Romanos 3:24-26:
24 siendo justificados gratuitamente
por su gracia, mediante la
redención que es en Cristo Jesús, 25 a
quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en su
sangre, para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por
alto, en su paciencia, los
pecados pasados, 26 con la mira de
manifestar en este tiempo su
justicia, a fin de que él sea el
justo, y el que justifica al que es de la
fe de Jesús.
Dios
tuvo paciencia y pasó por alto los pecados pasados. Lo hizo pues tenía en la
mira el manifestar Su justicia de manera completa y permanente. Por eso puso a
Cristo Jesús como propiciación. Esta palabra se usa también en Hebreos.
Recordemos que Jesucristo era la ofrenda y a la vez el Sumo Sacerdote, fue
además el trono de misericordia o propiciatorio. Él cumplió la Ley
acabadamente, hizo el pago con su vida y así logró reconciliación por siempre.
Jesucristo vino a ser nuestro trono de misericordia y nuestro lugar de
expiación y propiciación. Jesucristo es el precio por nuestros pecados
Éxodo
25:21 y 22:
21 Y pondrás el propiciatorio encima
del arca, y en el arca pondrás
el testimonio que yo te daré. 22 Y de
allí me declararé a ti, y hablaré
contigo de sobre el propiciatorio, de
entre los dos querubines que
están sobre el arca del testimonio,
todo lo que yo te mandare para
los hijos de Israel.
En
el Antiguo Testamento el trono de Dios era representado como estando por encima
del propiciatorio. Desde aquí es donde Dios se declara y manifiesta al hombre.
Solamente el Sumo Sacerdote tenía acceso a este sitio y podía acceder solamente
una vez al año. Cuando ocurría esto era necesario que llevara consigo la sangre
de los animales sacrificados. El único acceso a Su Presencia era a través de un
sacrificio con sangre. Este ritual se realizaba el día de la Expiación y anticipaba
la venida de aquel único que cumpliría el necesario sacrificio tras el cual no iba
a haber más necesidad de seguir ofreciendo. Jesucristo cumplió aquella Ley y ha
venido a ser el trono de misericordia. Él ha hecho disponible la perfecta
comunión con Dios por eso podemos entrar con confianza a la presencia misma de
Dios porque él hizo un trabajo perfecto de redención.
Hebreos 4:16:
Acerquémonos, pues, confiadamente al
trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro.
Nuestro
acceso al trono de gracia es con confianza pues el “peaje” fue pagado con la
sangre del precioso cordero de Dios que ha quitado de una vez y para siempre el
pecado del mundo. Israel miraba hacia adelante, a la llegada del Mesías. Sus
pecados eran cubiertos hasta que se saldase el total de la deuda. Nosotros
miramos atrás al momento que la deuda nos fue saldada. El pecado ya fue quitado
de la ecuación. Ya no somos deudores. El pecado de Adán no fue cubierto para
nosotros sino limpiado, quitado. Esta verdad fundamental ya fue anunciada por Jehová
en el Antiguo Testamento.
Isaías 53:1-5:
v.1 ¿Quién ha creído a nuestro
anuncio? ¿y sobre quién se ha
manifestado el brazo de Jehová? 2
Subirá cual renuevo delante de
él, y como raíz de tierra seca; no hay
parecer en él, ni hermosura; le
veremos, mas sin atractivo para que le
deseemos. 3 Despreciado y
desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en
quebranto; y como que escondimos de él
el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos.
Es
monumental el amor de Dios y del Señor Jesucristo manifestado vívidamente en
los logros de su ofrecimiento por nosotros. No solamente Jesucristo es el
precio por nuestros pecados fue hecho pecado por nosotros sino que la Palabra
también declara que él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores.
v.4 Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y
abatido. 5 Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados.
Fue
su castigo lo que proporcionó nuestra paz y fue su llaga mediante la cual
fuimos (tiempo pasadísimo) curados.
Lucas
22:44:
Y estando en agonía, oraba más
intensamente; y era su sudor como
grandes gotas de sangre que caían
hasta la tierra.
Agonía
tiene que referirse a la intensa presión mental, pues al momento que ocurrió
esto aún no había sido tomado para ser torturado. Wierwille [5] dice acerca de
las gotas como de sangre que transpiraba Jesús al momento previo de ser
entregado en manos de los nefarios que lo llevaron al Gólgota: La palabra
“sangre” representa la vida que Jesús derramó en su oración. De aquí que esta
figura Símil enfatiza la intensidad con la que Jesús oraba. No había otra
manera de solucionar el problema gravísimo del hombre y su enemistad contra
Dios. Así que el redentor se negó a sí mismo y ejerció el acto humano de amor y
entrega más grande que persona alguna haya hecho jamás por otro.
Romanos
5:6-8:
6 Porque Cristo, cuando aún éramos
débiles, a su tiempo murió por
los impíos. 7 Ciertamente, apenas
morirá alguno por un justo; con
todo, pudiera ser que alguno osara
morir por el bueno. 8 Mas Dios
muestra su amor para con nosotros, en
que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros.
Fíjese
que junto a pecadores dice: nosotros. Cristo murió por los impíos.
Hebreos 5:7-9:
7 Y Cristo, en los días de su carne,
ofreciendo ruegos y súplicas con
gran clamor y lágrimas al que le podía
librar de la muerte, fue oído a
causa de su temor reverente. 8 Y
aunque era Hijo, por lo que
padeció aprendió la obediencia; 9 y
habiendo sido perfeccionado,
vino a ser autor de eterna salvación
para todos los que le obedecen.
Jesús
aprendió a disciplinar su mente para hacer la voluntad de Dios en todas las
situaciones y circunstancias aún frente a su propia horrible muerte. Tres veces
[6] le pidió a Dios que si hubiera una
manera diferente de solucionar el gravísimo problema que Adán había transmitido
en su progenie se la proveyera. Pero, muy evidentemente, no la había y él aceptó
ser el pago. El Señor Jesucristo no hizo el pago. El pago lo hizo Dios. El
Señor Jesucristo fue el pago. Dios estuvo con él en Getsemani y estuvo con él
cuando estuvo colgado al madero. Fueron uno en propósito para lograr nuestra
liberación.
Hebreos
12:1:
Por tanto, nosotros también, teniendo
en derredor nuestro tan
grande nube de testigos, despojémonos
de todo peso y del pecado
que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos
por delante.
El
pecado fue quitado legalmente de nuestro camino. Nosotros tenemos que
quitarlo de manera práctica haciendo la voluntad de Dios.
|
Recuerde
que los logros de Jesucristo superan en calidad y duración a los efectos del
pecado de Adán. Correr la carrera de la fe [7] es la parte práctica del andar. El pecado
original y sus consecuencias ya fueron aniquilados por el sacrificio de
Jesucristo. Ahora nos toca no dejarnos detener por él. Por eso nos despojamos
de todo el peso y del pecado que nos asedia.
En
virtud de la entrega [8] que hizo Adán de sus derechos dados por Dios, ahora es
el Diablo quien tiene poder y autoridad. Este ente de suma maldad es quien
tiene el dominio sobre las cosas del mundo que se oponen a los deseos de
nuestro querido Dios. Todas las cosas en el mundo están básicamente organizadas
de tal manera que nos sea fácil inclinarnos a desobedecer a Dios. Por eso en
ocasiones se hace muy cuesta arriba hacer la voluntad de Dios, ¿Cómo hacemos
para no permitirle al pecado que nos gane la partida?
Hebreos 12:2 y 3:
v.2 Puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe, el cual
por el gozo puesto delante de él
sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del
trono de Dios.
Esto
es lo que hacemos para correr y ganar la carrera de la fe que está puesta
delante de nosotros. Ponemos y dejamos los ojos puestos en Jesús imitándolo en
su andar. Él quitó la vista de la circunstancia y la clavó en el objetivo.
¡Usted y yo fuimos su objetivo! El oprobio existió pero él decidió
desmerecerlo, menospreciarlo. Eso hacemos nosotros para obtener nuestros
triunfos sin desmayar.
Cristo nos consideró a nosotros,
ahora nosotros lo consideramos a él
|
v.3 Considerad a aquel que sufrió tal
contradicción de pecadores
contra sí mismo, para que vuestro
ánimo no se canse hasta
desmayar.
La
única posibilidad por la que podamos considerarlo a Jesús es que él era como
somos nosotros. Si él hubiese sido una deidad, ni usted ni yo podríamos
considerar sus acciones creyentes para lograr el objetivo común de obedecerlo a
Dios. Así como él fijó su vista en Dios y la promesa de vida por siempre en la
resurrección, nosotros ponemos nuestra vista en él, el autor y consumador de la
fe.
Es
para nuestro mayor bien desenfocarnos, menospreciar lo que nos obstruye y
justipreciar el efecto benéfico de la acción creyente de Cristo en nosotros.
Cuando comparamos cualesquiera sean nuestras circunstancias con las suyas,
entonces las nuestras se vuelven leves tomando la correcta proporción que
verdaderamente tienen a la luz de sus logros.
Efesios
2:14-16:
14 Porque él es nuestra paz, que de ambos
pueblos hizo uno,
derribando la pared intermedia de
separación, 15 aboliendo en su
carne las enemistades, la ley de los
mandamientos expresados en
ordenanzas, para crear en sí mismo de
los dos un solo y nuevo
hombre, haciendo la paz.
Tanto
Israel como los gentiles ahora son un nuevo hombre y tienen paz entre ellos. En
su ofrecerse Jesucristo hizo que ambos pueblos, devenidos en sólo uno también
tengan paz con Dios.
v.16 y mediante la cruz reconciliar
con Dios a ambos en un solo
cuerpo, matando en ella las
enemistades.
Romanos 5:1:
Justificados, pues, por la fe, tenemos
paz para con Dios por medio
de nuestro Señor Jesucristo.
¡Mire que salvador que
tenemos! Mediante su ofrecimiento sobre el madero logró paz entre Israel y los
gentiles haciéndolos un nuevo hombre y permitió que ese nuevo hombre, a su vez,
tenga paz con Dios. ¡Qué completo salvador!
Él cargó con la causa
que obstruyó por miles de años la íntima y amorosa relación que Dios diseñó
para tener con Su creación. Cargó con nuestros miedos, preocupaciones,
presiones y ansiedades y ahora podemos disfrutar paz.
Efesios 4:8:
Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio
dones a los hombres.
Ya no hay cautividades
que podamos llevar. Si usted ve una cautividad usted tiene que estar equivocado
pues ha sido llevada por Jesús en lugar suyo. No está más sobre la superficie
terrestre, está solamente en su mente.
1 Pedro 2:24:
Quien llevó él mismo nuestros pecados
en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros, estando
muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados.
Observe que él llevó.
No dice lleva ni dice llevará. Llevó, tiempo pasado, nuestros pecados. Cuando
usted carga con sus pecados (en lugar de despojarse de ellos confesándoselos a
Dios) es como que estuviera diciéndole: “gracias, no hace falta, yo me
encargo…” ¿Lo ve? Usted estaría despreciando la acción amorosa y obediente de
Jesús a favor suyo. Esta acción fue hecha hace unos dos mil años atrás. Deje
sus pecados ahí. No los traiga al presente, no repudie la gracia de Dios.
Gálatas 3:13:
Cristo nos redimió de la maldición de
la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito:
Maldito todo el que es colgado en un
madero)
De entre todos los
seres humanos que ha habido en la humanidad, si hubiera que señalar a uno
bendito sobre todos, ese sería sin lugar a dudas nuestro amado Señor. Sin
embargo aquí dice que fue hecho en lugar nuestro, sustitutivamente hablando,
maldición. La maldición de la Ley es la enfermedad y la “enfermedad terminal”
que es la muerte.
Deuteronomio 28: 15 y 61:
v.15 Pero acontecerá, si no oyeres la
voz de Jehová tu Dios, para
procurar cumplir todos sus
mandamientos y sus estatutos que yo te
intimo hoy, que vendrán sobre ti todas
estas maldiciones, y te
alcanzarán. Jesucristo es el precio
por nuestros pecados
v.61 Asimismo toda enfermedad y toda
plaga que no está escrita en
el libro de esta ley, Jehová la
enviará sobre ti, hasta que seas
destruido.
La primera GRAN
aclaración que es debida aquí es que la forma de expresarse en este registro es
la forma que tenían los orientales de hablar atribuyéndole a Jehová estos males
que son lejanísimos a Su naturaleza. Todos los males provienen del archi-enemigo
de Dios, el Diablo. Nada malo proviene de Dios nuestro querido Padre celestial
[9]. En cualquier caso no obedecer la voz de Jehová los ponía “fuera del paraguas
de protección” de Dios. Por eso, de alejarse ellos, el amoroso Creador les dice
lo que les podía pasar. Pues bien: Jesucristo nos redimió de esta maldición
cargándola en su cruz [10]. Esa cruz era TODO lo que nos era contrario sin
excepción. Pecados, enfermedad, culpa, miedo, debilidad, inquietud… Si usted
tuviera que cargar con parte de aquella cruz que él cargó, entonces para usted
Jesucristo no es un completo salvador. Es decir su ofrecimiento sustitutivo por
usted es menospreciado a su miope parecer y el efecto del pecado de Adán,
también en su miope parecer, es magnificado. Usted decide.
Isaías 53:6-8:
v.6 Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se
apartó por su camino; mas Jehová cargó
en él el pecado de todos
nosotros.
¡Mucha atención a este
detalle! No fueron los soldados romanos, ni los malvados líderes religiosos
enfureciendo a la turba enardecida, sino Dios quien cargó sobre él nuestros
pecados logrando nuestra redención y sanidad para nuestras vidas.
v.7 Angustiado él, y afligido, no
abrió su boca; como cordero fue
llevado al matadero; y como oveja
delante de sus trasquiladores,
enmudeció, y no abrió su boca. 8 Por
cárcel y por juicio fue quitado;
y su generación, ¿quién la contará?
Porque fue cortado de la tierra
de los vivientes, y por la rebelión de
mi pueblo fue herido.
Hay más en Isaías.
Isaías 53:10 y 11:
v.10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo,
sujetándole a
padecimiento. Cuando haya puesto su
vida en expiación por el
pecado, verá linaje, vivirá por largos
días, y la voluntad de Jehová
será en su mano prosperada. 11 Verá el
fruto de la aflicción de su
alma, y quedará satisfecho; por su
conocimiento justificará mi siervo
justo a muchos, y llevará las
iniquidades de ellos.
Estos versículos
expresan en tiempo futuro lo que para nosotros es tiempo pasado. Esto, que al
momento de serle revelado a Isaías iba a ocurrir, ocurrió. Fue quebrantado y
sujetado a padecimiento, puso su vida en expiación por el pecado, está viendo
linaje, está viviendo por largos días y la voluntad de Jehová está siendo
prosperada en su mano. Hoy
disfruta del fruto de
la aflicción de su alma pues llevó las iniquidades de todos nosotros.
¡Qué redentor nos ha
sido provisto de la amorosa mano de nuestro misericordioso Dios y Padre
celestial!
Autor: Eduardo Di Noto -
Ediciones de la Palabra de Dios sobre el mundo©
Editor del Texto: Rev.
Ruben Dario Daza
------------------------------------
[1] Juan 3:16
[2] Efesios 2:5 y 8
[3] Romanos 10:4
[4] Temporal pues no
ofrecían un sacrificio que valiera de una vez y para siempre como fue en el
caso con Jesús.
[5] Wierwille, Victor Paul, Jesus Christ Our Passover American Christian
Press. New Knoxville, Oh.
EEUUA Pág. 1981.
141 - Esto dice en una
explicación de Lucas 22:44
[6] Mateo 26:44
[7] Todo el capítulo
Once habla de los grandes ejemplos de fe de la Biblia. Esos grandes creyentes
son la nube de testigos.
[8] La entrega fue legal aunque de dudosa
moralidad.
[9] Puede descargar las
Enseñanzas de la Clase Dios es Bueno.
[10] Fue Simón de
Cirene quien cargó el injusto madero y fue Jesús quien cargó nuestros pecados
no la “cruz física”.
[11] La Santa Biblia
Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569)
Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas
Unidas, 1993.
SOLI DEO GLORIA!!!
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