viernes, 25 de marzo de 2011

! En las Aflicciones tengan buen Ánimo !



“Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo tendrán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”.

 ( Santo Evangelio Según San Juan cap.16.33 - NVI)


Desde muy tierna edad aprendemos que las aflicciones son inherentes a la existencia humana. La forma o manera de sufrir cambian con el transcurrir de los años, pero la realidad es esta: que en  algún momento  de todas las fases de nuestra  vida  somos afligidos y desconsolados…  Las aflicciones nos roban la paz y nos hacen creer que no tenemos el control sobre  las circunstancias externas que nos golpean. Somos afligidos porque las personas nos frustran, porque las cosas se pierden o son robadas y la ruina nos sacude, porque algunas cosas críticas suceden sin desearlas, tales como las enfermedades o dolencias que nos sorprenden… Somos entonces, de este modo, literalmente alcanzados por las aflicciones de la vida y es por eso, que algunas personas acaban  por aceptarlas transformándose en ellos verdaderos tormentos, diciendo: “¡Vivir es igual a sufrir”! Otros dicen: “Después de la tempestad, viene otra peor”… Son estas algunas frases que oímos y acaban por ser cotidianas en nuestro lenguaje como verdaderas víctimas fruto  de las aflicciones.    


Observe lo siguiente, Jesús no nos dijo que no iríamos a tener en el mundo aflicciones, luchas y desgracias… La enseñanza de Jesús no es alienante de las vicisitudes inherentes a la existencia.  La enseñanza de Jesús no nos saca de la realidad, no espiritualiza el sufrimiento, ni tampoco hace de sus seguidores superhombres y súper mujeres, que se la pasan por la vida como que viviendo en un “cuento de hadas”… ¡Muy por el contrario!, el ataca de frente el sufrimiento y nos libera de las aflicciones, consuela a los entristecidos, a los muertos resucita, a los cojos hace andar y al ciego ver, al mudo hace hablar, y al que sufre de hambre y sed los sacia con su gracia y misericordia.    


La gran diferencia de la enseñanza de Jesús tiene por principio en el hecho de que Dios, en su Santa Soberanía, se hizo carne, camina por las calles polvorientas de la Palestina, y culmina en la muerte sangrienta en la cruz del Gólgota. Dios se hizo carne, pero no niega la humanidad! ¿Y todo esto por qué? Porque Dios no quiere que nuestra vida sea puramente espiritual; Él quiere que nuestra espiritualidad sea verdaderamente humana”.


Pero en el capítulo que trata de las aflicciones no termina cuando descubrimos que ellas existen, y que por ellas pasamos y por ella iremos a pasar… Para aprender sobre esta realidad no es necesario entrar por la escuela del sufrimiento, ella nos llega de la propia existencia, viviendo la vida.  Y sin embargo, todos conocen la casa del sufrimiento, y sin querer, una que otra vez todos los seres humanos la visitan...


Déjame decirle algo, en Cristo Jesús una nueva perspectiva se descubre cuando pasamos por el capítulo de las aflicciones, no cuando estamos conscientes de ella, sino cuando conocemos Aquel que venció al Mundo. Y la Palabra de Dios enfatiza que el Señor Jesucristo venció al mundo, en vez de ponernos desesperados, somos llamados a renovar el ánimo, a renovar las esperanzas, los sueños y la alegría…! No es que algo esté sucediendo desde el lado de afuera… No es porque las aflicciones hayan dejado de existir, sino que algo, no obstante, sucede dentro del sufridor que cree en Jesús, puede vencer al mundo. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo (1 Juan 5:4). Ahora pues, una nueva disposición mental, una nueva fuerza espiritual y una nueva orden de concebir y entender las circunstancias están disponibles para reaccionar contra las aflicciones… Esta realidad no se explica como fruto o resultado de un cierto “sentimiento religioso” capaz de aliviar el dolor. Es por causa de una convicción alimentada por la certeza, y sostenida por el propio poder de Dios. Es una disposición coherente y consciente de evaluar la vida desde el punto de vista de la fe, sin ignorar las circunstancias. Es en esa esperanza fundamentada que trae orden a la anarquía del caos. Y la esperanza sólo es real en Cristo, pues en Cristo, la esperanza encuentra no apenas el consuelo para el sufrimiento, sino también la disponibilidad de la divina promesa contra el sufrimiento.


Rev.Ruben Dario Daza Berdugo
               Pastor Ordenado Pela Igreja Presbiteriana Independente do Brasil


4 comentarios:

  1. Hola Rev. Ruben Daza,me gustó su mensaje, muy rico en contenido, profundo en la reflexión, y lleno de espiritualidad... Muy bueno, lo felicito, necesitamos este tipo de mensajes en los dias actuales.. Dios te bendiga.
    Fernando

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  2. Hola Rev. Ruben, me encantó su enseñanza, me parece muy espiritual y oportuna. Este tipo de escritos debemos leerlos continuamente. Esa música es espectacular, bien seleccionada y bonita.

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  3. Esta bueno su blog tio, lo mejor para que lo visite mas gente es mantenerlo actualizado constatemente. Bueno le mando saludos, que se encuentre bien. Dios le bendiga! ;)

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  4. ¡Que buena noticia! Dios trae esperanza para nuestro sufrimiento, el nos puede entender y nos puede ayudar, no solo por que El lo dice; si no por que también lo experimentó en su propia vida al morir por nuestros pecados.

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