lunes, 25 de julio de 2011

La Santa Cena: Segunda Parte




INSTITUCIÓN DE LA SANTA CENA


Hoy vamos hablar un poco más de la Santa Cena. La Santa Cena, se le denomina también en las iglesias de origen reformado, el segundo sacramento, o sacramento de la comunión = La Cena del Señor; siendo el primero el del bautismo, que son sacramentos de la reconciliación del pacto, como señal y sello del Pacto de gracia instituidos directamente por Dios. Tanto la Cena del Señor como el bautismo significan y sellan para nosotros los beneficios y bendiciones de ese pacto representando a Cristo y confirmar nuestra participación en él, y también para establecer una distinción visible entre aquellos que pertenecen a la Iglesia de Dios y el resto del Mundo. Siendo por tanto, la Santa Cena o la Cena del Señor como la señal y el sello de la Comunión en el comer y beber con el Señor crucificado y resucitado. En su ministério terrestre, Jesucristo participó de las comidas con sus seguidores como señal de su comunidad y aceptación entre ellos. Él también participó de las conmemoraciones en relación con la alianza hecha con el pueblo de Israel. Jesús en Jerusalén dio la revelación del Pan y Vino que son los símbolos de la Santa Cena.  A través de este estudio, vamos a profundizar en Las Escrituras para saber por qué y para qué hay que celebrar  la Santa Cena.
·        Juan 6:53-55

“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.”

·        Mateo 26.26-29

“Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. 29Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.”

Yendo al Antiguo Testamento en el libro de Génesis relata la historia que Abram tuvo que ir a liberar a su sobrino Lot que fue apresado cuando hubo la batalla de los 5 reyes contra 4 (Génesis capítulo 14). Y fue a luchar contra los reyes que vencieron y tomaron el botín, y entre ellos a su sobrino y sus pertenencias. Abram los atacó y recuperó todos los bienes,  a su pariente y a las mujeres y demás gente.
·        Génesis 14:17-20

“Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”.

Aquí vemos, que Melquisedec, que significa rey de Justicia y rey de paz y también sacerdote de Dios bendijo a Abraham cuando salió victorioso de la batalla de los reyes e invocó el nombre de Dios sobre él, y le dio a beber pan y vino, que son los símbolos que usó Jesús.
v ¿Qué significa el pan?

Es alimento para saciar el hambre del cuerpo, y a la vez el pan también simboliza la Palabra de Dios que necesitamos a diario para alimentar nuestro espíritu y alma cuerpo.
·        Deuteronomio 8:3

“Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.”
Nosotros como seres tripartitos, (espíritu, alma y cuerpo) necesitamos un pan integral que nos nutra las 3 partes de nuestro ser y en Cristo encontramos esta plenitud integral.
Vamos a buscar la revelación en las mismas Escrituras y en las palabras de Jesús, quien tiene el poder para explicarnos y darnos a entender el pleno conocimiento de Dios:
·        Juan 6:25-58
Jesús, el pan de vida

“25Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. 27Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. 28Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. 30Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? 31Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. 32Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

35Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. 36Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. 37Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

 40Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.41Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. 42Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido? 43Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros. 44Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. 46No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. 47De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 48Yo soy el pan de vida. 49Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.52Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.

58Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.

Vamos a hacer énfasis en las palabras de Jesús de San Juan 6:32-35

”Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
 Vs.35:Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”

Aquí es claro, Jesucristo, en este vs. 35 da la revelación que Él es el verdadero pan de vida, y que el que coma de Él, nunca tendrá hambre y tendrá vida eterna.”

·        Esto significa “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna” que Cristo es el verdadero pan de vida, y su sangre es verdadera vida.

En el sacerdocio levítico se prohibía que  la gente del pueblo comiera de los panes del altar del lugar santo o de los 12 panes de la proposición (Lev.24.5-9)  colocados en el altar, porque de ese pan solo podían comer los sacerdotes.

El pan de la proposición

·        Levítico 24.5-9

Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa. 6Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. 7Pondrás también sobre cada hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová. 8Cada día de reposo* lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo. 9Y será de Aarón y de sus hijos, los cuales lo comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas encendidas a Jehová, por derecho perpetuo.

Lucas 6:3-4

“Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban; 4cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él?”
·        Según el sacerdocio levítico, los sacerdotes eran los únicos que podían comer el pan de la proposición que estaba puesto en el lugar santo.  Pero ahora, ya en la victoria del pueblo de Dios lograda a través de la cruz del Calvario y Jesucristo manifestado como sacerdote según el orden de Melquisedec, y juramento de Dios; porque los otros sacerdotes no tenían juramento.


·        Salmos 110:4:    “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.”
·        Por eso, Jesucristo nos da a comer el Pan y el Vino que tipifica su cuerpo y su sangre; y por eso, tenemos redención y la victoria de entrar al cielo.

·        Isaías  61 ,10: Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes.

El símbolo del Vino
El Señor Jesucristo dijo en San Juan 1.15ª: “Yo soy la vid verdadera,”
El fin de todo hijo de Dios es el cielo, que en cierta manera es la tierra prometida.  Jesucristo es revelado en el Antiguo Testamento, como el fruto de la vid, por eso nosotros somos llamado su viña

·        Números 13:23-24

“Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos. Y se llamó aquel lugar el Valle de Escol, por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel.”

Ese fruto “uva” traído de la tierra prometida es Jesucristo y tiene muchos atributos y virtudes que son, el Fruto del Espíritu Santo:
·        Gálatas 5.22-23

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
·        Esto significa que el vino que tipifica la sangre de Cristo, y el pueblo de Dios al poder participar de la Cena del Señor, este sacramento permite que el Espíritu Santo que mora en nuestras vidas logra producir en nosotros el fruto  de Dios. 
·        Mateo 26:27-28


“Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”.


El vino es extraído de la planta de la vid, que su fruto es la uva y para poder sacar el vino se necesita procesar la uva machacándola y sacando de su jugo para la elaboración del vino.

v Jesucristo fue machacado en la cruz del Calvario, y molido por nuestros pecados y Su sangre preciosa fue derramada para la redención de nuestras vidas.

·        Isaías 53:4-12

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

7Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

10Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la Muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”


v La Sangre derramada significa que El Señor Jesucristo nos compró a precio de sangre y por eso, nosotros hemos vencido:

·        Apocalipsis 12:11

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”.

La sangre de Cristo es la victoria y la entrada a la vida eterna y es representada en el vino, que produce el gozo de nuestras vidas.  También produce la reconciliación con Dios y presentarnos santos y sin mancha e irreprensibles delante de Él.

Colosenses 1:20-22
“y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;”

Por esa causa, cuando se celebra la Santa Cena en la iglesia hay que tener la revelación de parte de Dios como anfitrión y que nos da el mejor alimento y bebida que es nuestro Señor Jesucristo; por eso hay que anunciar la victoria y el gozo de nuestra salvación. 
De parte de Dios, te invito con lo que está escrito en
·        Apocalipsis 3.20

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”

v Amado lector,  si has oído la revelación de la Santa Cena, DIOS te invita hoy a comer y deleitarte de Cristo, nuestro alimento, nuestra verdadera comida de vida eterna.  Por eso te invito que aceptes este ofrecimiento de la mesa de Dios, que es abrir tu corazón y entregarle tu vida a Cristo, para que cenes con Él.
·        Salmos 23:5-6

“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.”

ü El Señor Jesucristo es sacerdote según el orden de Melquisedec y éste le dio a Abram pan y vino y Abram le dio los diezmos de todo

·        Génesis 14.17


Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.


v Porque Abraham recibió por revelación, que Dios es quien da la victoria y la cena y es digno de recibir los diezmos y las ofrendas y el escritor de Hebreos en cap.7, revela la grandeza de Melquisedec :

“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín. 5Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. 6Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. 8Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 9Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; 10porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.11Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? 12Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; 13y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. 14Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.15Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, 16no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. 17Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 18Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia 19(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.20Y esto no fue hecho sin juramento; 21porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.

 22Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.

23Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 25por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.26Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.”

Resumiendo,  entonces:
 
 
I. Nuestro Señor Jesús, la noche que fue entregado, instituyó el sacramento de su cuerpo y de su sangre, llamado la Cena del Señor, para que se observará en su Iglesia hasta el fin del mundo, para un recuerdo perpetuo del sacrificio de sí mismo en su muerte, para sellar en los verdaderos creyentes los beneficios de ella, para su alimentación espiritual y crecimiento en ÉL, para un mayor compromiso en y hacia todas las obligaciones que le deben a Cristo; y para ser un lazo y una prenda de su comunión con ÉL y de su mutua comunión, como miembros de su cuerpo místico. (1)
1. I Corintios 11:23-26; 10:16,17, 21 y 12:13.
 
 
II. En este sacramento Cristo no es ofrecido a su Padre, ni se hace ningún verdadero sacrificio por la remisión de los pecados de los vivos ni de los muertos; (1) sino que solamente es una conmemoración del único ofrecimiento de sí mismo y por sí mismo en la cruz, una sola vez para siempre y una ofrenda espiritual de la mayor alabanza posible a Dios a causa de esto.

1. Hebreos 9:22,25,26,28.



III. El Señor Jesús, en este sacramento, ha designado a sus ministros que declaren al pueblo su palabra de institución, que oren y bendigan los elementos del pan y del vino, y que los aparten así del uso común para el servicio sagrado; que tomen y partan el pan, y beban de la copa y (participando ellos mismos), den de los dos elementos a los comulgantes; (1) pero no a ninguno que no esté presente entonces en la congregación. (2)

1. Mateo 26:26-28; y Marcos 14:22-24; y Lucas 22:19,20; 1 Corintios 11:23-26.
2. Hechos 20:7; 1 Corintios 11:20.

IV. Las misas privadas o la recepción de este sacramento de un sacerdote o por cualquier otro privadamente; (1) como también el negar la copa al pueblo; (2) el adorar los elementos, el elevarlos o llevarlos de un lugar a otro para adorarlos y el guardarlos para pretendidos usos religiosos; todo esto es contrario a la naturaleza de este sacramento y a la institución de Cristo. (2)

1. 1 Corintios 10:16.
2. Marcos 14:23; 1 Corintios 11:25-29.
3. Mateo 15:9.
 
 
 
V. Los elementos exteriores de este sacramento, debidamente apartados para los usos ordenados por Cristo, tienen tal relación con El crucificado, que verdadera aunque sólo sacramentalmente, se llaman algunas veces por el nombre de las cosas que representan, a saber: el cuerpo y la sangre de Cristo; (1) no obstante, en sustancia y en naturaleza ellos todavía son verdadera y solamente pan y vino, como eran antes. (2)
1. Mateo 26:26-28.
2. 1 Corintios 11:26-28; Mateo 26:29.
 


VI. Esa doctrina que sostiene un cambio de sustancia del pan y del vino a la sustancia del cuerpo y de la sangre de Cristo, (llamada comúnmente transubstanciación), por la consagración del sacerdote, o de algún otro modo, es repugnante no sólo a la Escritura sino también a la razón y al sentido común; echa abajo la naturaleza del sacramento; y ha sido y es la causa de muchísimas supersticiones, y además una crasa idolatría. (1)

1. Hechos 3:21; 1 Corintios 11:24-26; Lucas 24:6,39.
 
 
 
VII. Los que reciben dignamente este sacramento, participando exteriormente de los elementos visibles, (1) también participan interiormente, por la fe, de una manera real y verdadera aunque no carnal ni corporal, sino alimentándose espiritualmente de Cristo crucificado y recibiendo todos los beneficios de su muerte. El cuerpo y la sangre de Cristo no están entonces ni carnal ni corporalmente dentro, con o bajo el pan y el vino; sin embargo, están real pero espiritualmente presentes en aquella ordenanza para la fe de los creyentes, tanto como los elementos mismos lo están para sus sentidos corporales. (2)
1. 1 Corintios 11:28.
2. 1 Corintios 10:16.

Finalizando, la Santa Cena debe celebrarse con frecuencia hasta la fecha del Rapto de la Iglesia.  

Frecuencia:

"Todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que él venga." 1 Cor. 11:26

Muchas iglesias celebran la Santa Cena en cada servicio, otras una vez a la semana, pero la mayoría lo hace una vez al mes. La frecuencia no importa, siempre que se haga en intervalos frecuentes.

Significado:

La Santa Cena tiene significados conmemorativos, instructivos e inspiracionales. Además promueve la acción de gracias y la comunión, y finalmente conlleva una responsabilidad para el creyente.

A. Conmemora porque el Señor dijo: "Haced esto en memoria de mí" Lucas 22: 19

B. Es instructiva porque simboliza, a través del uso de objetos sagrados, la lección de la encarnación de Cristo (los elementos físicos: vino y pan)

C. Es inspiracional porque celebrarla nos recuerda que por fe recibimos los beneficios de Su muerte y Resurrección. Con hacerlo, nos identificamos con su muerte y resurrección. ¡Y nos inspiramos al recordar que logró la victoria sobre la muerte!

D. Nos motiva a la acción de gracias ("euscharistia"). Es este término griego el que inspira que algunas iglesias usen la palabra eucaristía.

E. La celebración de la Santa Cena os brinda la oportunidad de estar en comunión ("koinonia") con el Padre, con el Hijo y con nuestros hermanos. La Santa Cena reconoce y proclama el Nuevo Pacto ("he kaine diatheke").

"Lo que hemos visto y oído lo anunciamos también a vosotros, para que vosotros también tengáis comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo." 1 Juan 1:3.

F. Y finalmente conlleva un alto grado de responsabilidad. Pablo nos recuerda en 1 Corintios 11:27-34 que uno debe cuidarse de participar en la Santa Cena "de manera indigna". Por supuesto que esto no significa que para participar en ella uno debe ser una persona digna o estar libre de pecado. Si así fuera, ¡ningún ser humano pudiera hacerlo comenzando por mi!

Lo que esto "de manera indigna" significa es que, durante el acto de participar en la Santa Cena, uno debe tener una actitud de discernimiento de su verdadero significado sobre el comer el pan y el beber el vino, además un comportamiento de respeto y reverencia. Si usted participa de ella, mientras en su mente está pensando "esto no es sangre… esto no es carne… ¿Qué efectividad puede tener esto?", entonces usted está participando "de manera indigna".

Además, todos somos pecadores, pero los creyentes somos pecadores arrepentidos; ¡Lavados por la sangre! Debido a todas las funciones que la Santa Cena tiene, uno debe siempre tratar de participar en ella lo más libre posible de ataduras, pecados, prejuicios, etc. que nos impidan disfrutar totalmente de los beneficios que pudiéramos obtener de tal institución.
 
A nosotros los creyentes, los "miembros del cuerpo", se nos insta a "despojarnos del viejo hombre y a renovar nuestra mente" en Efesios 4:23. Así debemos ir a tomar la Santa Cena. Con nuestro viejo hombre siendo sacrificado con todo y su carne pecaminosa.

Es por esta razón que es importante examinarnos a nosotros mismo con motivo de la Santa Cena. Ella es una excelente forma de mantener el cuerpo de Cristo lo más consciente posible de los peligros de dar cabida al pecado.

La Santa Cena es una de las celebraciones más significativas de la Iglesia. Fue instituida por el mismo Señor Jesucristo. Si nos purificamos y participamos intentando aprovechar todo lo que el Señor nos brinda a través de ella, podemos ser cristianos más y más efectivos.

El hecho de que usted no dé el Diezmo no debe tener qué ver nada con usted tomar la Santa Cena. Dar el diezmo es un principio bíblico y una ley natural, tal como lo es la Ley de la gravedad. Si usted da, usted recibirá. Si usted honra al Señor con las primicias de lo que usted gana, Él bendecirá todo lo que usted haga. Muchos no comparten la noción de que el diezmo sea para el Nuevo Testamento, y debo confesarle que resulta difícil justificar el diezmo basándose en el texto neotestamentario. Sin embargo yo diezmo. Esto lo hago basándome principalmente en que si Dios lo honró en los tiempos del Antiguo Testamento, Él no cambia, Él lo honrará también en los tiempos del Nuevo Testamento. Pero que usted no diezme no significa que usted sea indigno para participar en la Santa Cena. Si alguien mantiene lo contrario debe proporcionar buena exégesis bíblica para apoyarse.

SOLI DEO GLORIA

REV. RUBEN DARIO DAZA

1 comentario:

  1. Muy buenas reflexiones, queda fuera de toda duda, el catolicismo romano es un sucedaneo del verdadero cristianismo. Los ingenuos fieles creen recibir a Cristo por la boca cada domingo. Les estan dando "gato por liebre" esto demuestra que tendran a un hombre por papa pero carecen del paracletos, el Espiritu de verdad el cual no guia a toda verdad.

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