martes, 23 de octubre de 2012

LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS




Capítulo XXIV

 

LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE
Y LA VIDA ETERNA

 

El cristiano mira hacia adelante y recibe, a pesar de su muerte, el testimonio del Espíritu Santo y de la Santa Cena, testimonio que se refiere a la resurrección de Jesucristo y así también a la propia perfección de la vida del hombre. Su fe en ésta se funda en que por haberse podido poner el hombre, en Jesucristo, en lugar de Dios, le ha sido concedida la participación incondicional en la gloria de Dios.

 

En la introducción al capítulo anterior dijimos que el cristiano mira hacia atrás. Ahora decimos: El cristiano mira hacia Adelante. Este mirar ante sí y aquel mirar retrospectivo constituyen la vida de un cristiano, la vida humana cristiana, la vida de un hombre, que ha recibido el Espíritu Santo, que puede vivir en la congregación y que está llamado a ser en ella una luz del mundo.

El hombre mira hacia adelante. Hacemos, por así decirlo, un viraje de 180 grados. Detrás de nosotros queda nuestro pecado y ante nosotros están la muerte, el morir, el ataúd, el sepulcro, el fin. Quien no toma en serio esto, hacia lo cual vamos; quien no comprenda lo qué significa morir; quien no se espante; quien, acaso, no se alegre tanto de vivir como para conocer la angustia en vista del fin; quien no haya comprendido aún que esta vida es un don de Dios; quien nada sospeche de la envidia que se siente de la longevidad de los patriarcas, los cuales no sólo vivieron cien, sino trescientos y cuatrocientos y todavía más años; quien, por decirlo de otro modo, no se ha dado cuenta de la belleza de esta vida, tampoco podrá  darse cuenta de lo que significa "la resurrección". Porque ésta es la palabra que responde al espanto de la muerte, al espanto de que esta vida se ha de acabar alguna vez y que ese final es el horizonte de nuestra existencia. En medio de la vida, la muerte nos rodea….”  La existencia humana está bajo esta amenaza y caracterizada por el fin, o sea, por esta contradicción que sin cesar se alza contra nuestra existencia. ¡No puedes vivir! ¡Crees en Jesucristo y sin embargo, sólo puedes creer, pero no mirar! ¡Estás ante Dios y quisieras gozarte y puedes gozarte, incluso, y. no obstante, diariamente has de sentir cómo tu pecado se renueva cada mañana!

La paz está ahí, pero sólo una paz que se mantiene únicamente en la contienda. Lo comprendemos, sí, pero, a la vez, comprendemos tan aterradoramente poco. . . Ahí está la vida, pero sólo una vida oscurecida por las sombras de la muerte. Vivimos juntos, unidos y, sin embargo, una vez sobrevendrá la separación. La muerte graba su sello en todo; es la paga del pecado. Se cierra la cuenta, y la última palabra es el ataúd y la corrupción. La contienda se decide, pero en contra nuestra. Es la muerte.

El cristiano también mira hacia adelante. ¿Qué significa la esperanza cristiana en esta vida? ¿Una vida después de la muerte o un suceso al lado de la muerte o un alma pequeña que semejante a una mariposa se aleja volando del sepulcro y es conservada todavía en algún lugar, para que pueda proseguir viviendo inmortalmente? Así se figuraban los paganos la vida después de la muerte. Pero esta no es la esperanza cristiana. "Creo en la resurrección de la carne". La Biblia entiende por "carne", simplemente, el hombre, el hombre bajo el signo del pecado, el hombre vencido. A este hombre se le dice ahora: ¡Tú resucitarás! La resurrección no es una continuación de la vida, sino la perfección y cumplimiento de la vida. El hombre vencido ha sido, reconocido y aceptado de una manera tal que frente n ello resulta imponente la sombra de la muerte. En la resurrección se trata de nuestra vida, de nosotros tal como somos y en la situación en que nos encontramos. Nosotros, nosotros resucitaremos, y nadie se pondrá en nuestro lugar. "Seremos transformados" (1 Cor. 15:51), no significa que comience una vida completamente distinta, sino "lo corruptible se revestirá de lo incorruptible y lo mortal de lo inmortal". Entonces se pondrá de manifiesto que "la muerte es sorbida en la victoria".

La esperanza cristiana, pues, atañe a nuestra vida entera; esta será perfecta y cumplida. Lo que fue sembrado en vergüenza y debilidad resucitará en gloria y potencia. La esperanza cristiana no nos aparta de esta vida, antes bien pone al descubierto la verdad en que Dios ve nuestra vida. La esperanza cristiana es la victoria sobre la muerte, pero no una huida hacia el Más Allá. Se trata de la realidad de esta vida. Bien entendida, la escatología es lo más práctico que puede imaginarse. En el final de los tiempos penetra en nuestra vida la luz que viene de arriba. Y nosotros estamos a la espera de esa luz. Goethe ha dicho en una poesía: ''Os ordenamos que tengáis esperanza". Quizás haya sabido él también de esa luz. De todos modos, el mensaje cristiano anuncia confiada y consoladoramente la esperanza en esa luz.

No podemos nosotros, naturalmente, imbuirnos ni hacernos plausible la esperanza de que nuestra vida alcanzará su perfección y cumplimiento. Hay que creer en la esperanza, pese a la muerte. Quien ignore lo que es la muerte, tampoco sabrá lo que es la resurrección. Es de menester el testimonio del Espíritu Santo, el testimonio de la palabra de Dios anunciado en las Escrituras y oído por nosotros, el testimonio de Jesucristo resucitado, para poder creer que se hará la luz y que ella perfeccionará nuestra vida completándola. El Espíritu Santo que nos habla en la Sagrada Escritura nos dice que podemos vivir en esa gran esperanza.

La Santa Cena debería ser mucho más comprendida desde la Resurrección de Cristo, cosa que, en general, no suele suceder; porque no se trata, ante todo, de una cena fúnebre, sino del anticipo del banquete de las Bodas del Cordero. La Santa Cena es cena de gozo: Es comer su carne, la carne de Jesucristo, y beber su sangre; y este alimento y esta bebida son en medio de nuestra vida alimento y bebida para vida eterna. Siendo, cual somos, invitados a su mesa, ya no estamos separados de él. Así es cómo en ese símbolo se une el testimonio de su cena con el Espíritu Santo. De un modo real nos dice: ¡No morirás, sino que vivirás y anunciarás las obras del Señor! ¡Eso lo harás tú! Somos los invitados a la mesa del Señor, lo cuál no es únicamente una imagen, sino un suceso. "El que cree en mí, tiene vida eterna". Tu muerte está muerta. Tú ya has muerto, y el espanto al que te vas acercando está ya completamente a tus espaldas. Puedes vivir ahora como invitado a la mesa del Señor; puedes peregrinar fortalecido por esa vianda cuarenta días y cuarenta noches. Con esa fortaleza eso será posible. Deja que prevalezca el hecho de que hayas bebido y comido; considera vencido todo lo mortífero que te rodea: ¡No guardes mimos con tus penas; no siembres con ellas un jardín con su sauce llorón! "Con nuestra tristeza sólo hacemos mayores la cruz y pena nuestras". Nosotros somos llamados a ocupar una situación completamente distinta. "Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él" (Rom. 6:8.). Quien esto crea, empezará ya aquí y ahora a vivir la vida perfecta y cumplida.

La esperanza cristiana es ya la semilla de la vida eterna. En Jesucristo ya no estoy donde pueda morir, pues en él nuestra carne está ya en el cielo, no aquella carne corruptible sino la incorruptible. En tanto podemos recibir el testimonio de la Santa Cena, ya vivimos aquí y ahora en el anticipo del éscaton, cuando Dios sea todo en todas las cosas.
 
SOLI DEO GLORIA
REV. RUBEN DARIO DAZA B.
 
Para leer el cap. I, ¿Que es la Teologia Dogmática? Clique en este link: http://teologiaycienciarubedaza.blogspot.com/2011/10/que-es-la-teologia-dogmatica-capitulo-1.html
Para leer el cap II. Creer es confiar. Clique en este link: http://teologiaycienciarubedaza.blogspot.com/2011/10/credo-apostolico-creer-es-confiar.html
Para leer el cap III. Creer es conocer. Clique en este link:
Para leer el cap. IV. Creer es confesar. Clique en este link: http://teologiaycienciarubedaza.blogspot.com/2011/10/teologia-dogmatica-creer-es-confesar.html
Para leer el cap. V. Dios en las Alturas. Clique en este link: http://teologiaycienciarubedaza.blogspot.com/2011/10/dogmatica-dios-en-las-alturas-capitulo.html
Para leer el Cap. VII. Dios Omnipotente. Clique en este link: http://teologiaycienciarubedaza.blogspot.com/2011/11/dogmatica-dios-omnipotente-cap-vii.html
Para leer el Cap. IX. Creador de los cielos y la Tierra. Clique en este link: http://teologiaycienciarubedaza.blogspot.com/2011/11/capitulo-ix-cielos-y-tierra-el-ciclo-es.html
Para leer el Cap. XI. El Salvador y Siervo de Dios. Clique en este Link: http://teologiaycienciarubedaza.blogspot.com/2011/11/dogmatica-el-salvador-y-siervo-de-dios.html
 
 
 
 

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